Mire usted, cómo no vamos a estar enojados –me decía en días pasados un maestro– los profesores de Oaxaca, de Guerrero, de Michoacán y de otros estados, muchos de los cuales se formaron en las normales rurales de sus estados, viviendo en condiciones de miseria, trabajando en los huertos del plantel para cultivar flores, vendiéndolas y boteando en los pueblos cercanos para llevar jabón y alimentos a la escuela, durante años, para regresar a enseñar en sus comunidades. El presupuesto que hoy tienen las escuelas para atender a cada estudiante es de 30 pesos diarios; en el Ejército, el presupuesto diario para alimentar a sus caballos es de 200 pesos. Pues cómo no va a haber enojo; qué bien por los caballos y el Ejército, pero nosotros parece que no contamos.
La visión de quienes gobiernan es totalmente distinta, de acuerdo con un documento enviado por un lector; es una tesis doctoral, elaborada con datos del presupuesto federal destinado a la educación durante varios años. Esta es su historia, resumida y un tanto simplificada: en 1991 se iniciaron los trabajos para descentralizar la educación, otorgando a los estados las funciones operativas y administrativas de los planteles de educación primaria, secundaria y prescolar; para ello se estableció en 1992 el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y se firmaron los convenios de transferencia de los bienes inmuebles de las escuelas, así como de los presupuestos educativos, incluyendo los gastos de operación, incluyendo los montos correspondientes a los pagos y prestaciones a los maestros, utilizando los criterios establecidos por la Unesco, para repartir cada año los presupuestos de educación correspondientes a 8 por ciento del producto interno bruto de la nación.
Aunque la cifra de 8 por ciento nunca se alcanzó, los criterios de la Unesco se utilizaron cuidadosamente hasta 2007, permitiendo tomar en cuenta los aumentos en el índice de precios, el crecimiento de la población en cada estado y los índices de marginación y empobrecimiento en las diferentes regiones del país. Todo eso se terminó en 2008, a partir de una modificación a las fórmulas de distribución de los recursos para la educación, utilizando otra que dejaba de considerar la marginación y el crecimiento, basada en cambio en las aportaciones que cada gobierno estatal hacía con sus propios recursos, es decir, una fórmula que quitaba recursos a los estados pobres para dárselos a los más ricos. La fórmula tenía especial dedicatoria para el estado de México y favorecía a otras seis entidades, las cuales ganaban los recursos que eran quitados a los 22 estados más pobres y con mayores índices de marginación. Las entidades que más perdieron con este cambio fueron Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Hidalgo y Veracruz, mientras el estado de México fue el más
beneficiado.
De acuerdo con los resultados del análisis, Oaxaca dejó de recibir un total de 3 mil 194 millones entre 2008 y 2012, seguido por Guerrero, con 2 mil 287; Michoacán, con 2 mil 405, y Veracruz, con 3 mil 877, mientras el estado de México acumulaba a su favor 9 mil 969 millones. Curiosamente, la nueva fórmula había sido propuesta al Congreso por el entonces presidente de la Comisión de Finanzas, el diputado Luis Videgaray, a partir de un estudio elaborado en la Secretaría de Finanzas del estado de México, coordinado por Juan Antonio González, familiar de Carlos Salinas y hoy director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con la asesoría del entonces subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), doctor Rodolfo Tuirán.
De esta manera, la mayoría de los diputados que conformaban el Congreso de la Unión votó por un cambio en la distribución de recursos, que era lesiva para sus propios estados. ¿Fue un caso más de ignorancia por parte de los representantes del pueblo o fue más bien uno de tantos procesos en que los diputados vendieron sus votos a cambio de beneficios personales, a costa de la educación en sus estados? Existe una duda más: ¿cómo usó el estado de México esos recursos para mejorar la calidad de los servicios educativos? Esto es un misterio que ni el mismo ex gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto sabe, pues de acuerdo con los resultados de las pruebas Enlace entre 2009 y 2012, el estado de México cayó del lugar 10 al 14 en comprensión de lenguaje y del sitio 24 al 22 en matemáticas, atendiendo a 60 por ciento de la demanda de educación media superior, uno de los niveles más bajos del país. ¿En qué se utilizó este dinero? ¿Fue parte de los recursos empleados en la compra de monederos electrónicos en la campaña presidencial de 2012?
Seguramente los pocos que lo saben no lo van a decir; los maestros de los estados agraviados tampoco lo saben, pero conocen los efectos devastadores que ha tenido en la educación en todos estos años, en tanto que la sustracción de esos recursos ha continuado entre 2012 y 2015, estimándose que los montos descontados a los tres estados más pobres (Oaxaca, Guerrero y Michoacán) sean incluso mayores a los sustraídos entre 2008 y 2012.
Llama la atención el ofrecimiento del gobierno de Peña Nieto de apoyar a la educación de Oaxaca con mil 500 millones de pesos adicionales, que no representan más allá de la cuarta parte de los recursos que han quitado al estado a partir de la reforma de 2008 y que hoy conforman las causas más importantes del enojo magisterial.
Si a esto agregamos que del presupuesto aprobado por el Congreso para los rubros de educación y salud sólo se han ejercido las partidas de gasto corriente para el pago de los trabajadores, mientras las demás partidas no han sido liberadas aún por el licenciado Videgaray, paralizando muchas de las actividades de ambos sectores, tenemos una explicación directa para varios de los problemas relacionados con el acontecer educativo, uno de los cuales se refleja en los recientes resultados publicados de la nueva prueba Planea, que sustituyó a Enlace, en los que se manifiesta el retroceso que ha tenido la educación durante el presente gobierno.
Me permito compartir a los lectores de este artículo la consulta sobre la evaluación de los maestros y la reforma educativa, invitando a otros docentes, así como a padres de familia y a sus amigos en general, a participar en este ejercicio ciudadano dentro del portal www.galileo2.com.mx/comunidad/. No puedo terminar este artículo sin externar mi indignación por el bárbaro crimen cometido contara el periodista Rubén Espinosa y las cuatro jóvenes asesinadas en la ciudad de México, cuyos responsables son los mismos que debieran estar velando por la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.
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