Nuevo Sindicalismo en
el SNTE ¿Para qué?
Luis Hernández Montalvo
A la distancia de 24 años;
profesores de diversos niveles educativos y de por lo menos 20 entidades
federativas, después de haber fundado el denominado Movimiento Democrático Nuevo Sindicalismo del SNTE,
el 9 de diciembre de 1989, han decidido reencontrarse para hacer un balance de
sus experiencias sindicales, de sus aciertos y de los aprendizajes de sus
errores.
Hay cierta similitud entre una
fecha y otra. Hace 24 años; había caído uno de los cacicazgos más estructurados
que surgió de un golpe del gobierno del entonces presidente de la República
Luis Echeverría Álvarez en contra del líder Jesús Robles Martínez.
Así llegó Carlos Jonguitud Barrios al poder
central del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; el 22 de
septiembre de 1972, el pistolerismo sindical inauguraba el liderazgo vitalicio
de un poder personal y faccioso a través de la creación del grupo Vanguardia
Revolucionaria del SNTE, alentado en un imaginario ideológico a través del
Movimiento 22 de septiembre. Durante los siguientes 17 años, el grupo “Vanguardia”
suplantó los órganos de representación sindical, creando una ideología y un
himno que marcaron la ruptura de la unidad interna y despojaron al Sindicato de
su carácter de organización plural, de frente amplio.
Será otro golpe político, quien lo destituya
para dar paso al cacicazgo –también- casi vitalicio de la señora Elba Esther
Gordillo Morales; quien asumió la Secretaria General del Comité Ejecutivo
Nacional en los últimos días de 1989; y
apenas unos meses después, en el marco del 2º. Congreso Nacional Extraordinario,
buscaba ya, su primer reelección al cargo con el apoyo de los delegados más
incondicionales y sus aliados asistentes;
cargo que dejó después de su encarcelamiento, en febrero del presente
año, mediante la intervención del Ejecutivo Federal, para instaurar una nueva
dirección sindical, sin el menor respeto por la legalidad interna y como en las
anteriores ocasiones, los grandes electores, lo han sido los operadores
políticos de Secretaría de Gobernación y no los trabajadores.
La destitución de la Presidente
del CEN del SNTE también tiene muchos puntos convergentes con la destitución de
Jonguitud Barrios en 1989. En aquellos días, el gobierno de Carlos Salinas se
preparaba para desencadenar una reforma educativa que no llegó a tener el
aliento suficiente para “modernizar la educación pública”. La descentralización
educativa mediante un discurso pretendidamente federalista, tampoco avanzó de
manera importante, las políticas siguieron centralizadas, los presupuestos
siguieron siendo federales y en más de dos décadas, se creó una enorme
burocracia en las entidades federativas, tan enorme como su ineficacia y tan
grande como sus mecanismos de corrupción en el desvío de los presupuestos que
siempre fueron insuficientes para justificar plantillas de comisionados en los
congresos locales, ayuntamientos y secretarias de estado; pasando por los
Institutos electorales locales.
En este periodo de ya una larga
duración de más de dos décadas, se han ensayado sin avances significativos los
intentos por mejorar nuestro sistema educativo, se ha tenido que buscar la
revisión a fondo de su estructura y de los métodos que lo sustentan y a
diferencia de 1972, ahora el discurso federalista apunta a una recuperación del
modelo centralista, fundamentalmente, en lo que se refiere al presupuesto para
el pago de los salarios del magisterio federal.
Ahora bien; el encarcelamiento de
la señora Elba Esther Gordillo ha provocado un marcado proceso de descomposición
sindical; al grado que, los nuevos líderes postizos del SNTE, vienen apoyando
acríticamente las reformas que seguramente afectarán sensiblemente las
relaciones laborales y la vigencia del sindicato como representante de los
intereses comunes de los trabajadores. La élite del SNTE, se disputa el control
del Partido Nueva Alianza; que se construyó con el poder acumulado por la presidente
del sindicato; que sin medir la violación a nuestras leyes electorales, logró
el registro de un partido-sindicato o de un sindicato que evolucionó a partido
político, abandonando la legalidad interna, la voluntad de los trabajadores y
la vida sindical en las delegaciones y secciones sindicales.
No ha transcurrido el año y la
hija y también senadora de la Repúblicas Mónica Arreola, ha sido destituida del
Partido Nueva Alianza, acusada de apoyar a la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación, la CNTE. Las ambiciones entre los miembros de la
cúpula sindical y partidaria hacen evidente la descomposición y la degradación
de los restos del sindicalismo corporativo y por otra parte, el movimiento sindical
liderado por la CNTE, está entrando en un callejón sin salida, en un movimiento
que en algunos momentos muestra rasgos de agotamiento ante la ausencia de un
proyecto sindical de largo aliento que convoque a los trabajadores a construir
un nuevo sindicalismo para la nueva realidad.
Es en este punto en que debemos
detenernos para construir la nuevas relaciones laborales y sindicales, es aquí
donde debemos revisar nuestra visión del sindicato y de las prácticas
sindicales nuevas, entender que el sindicato se localiza en cada uno de los
trabajadores en su complejidad y diversidad; en cada aula y en cada centro de
trabajo y por lo tanto, el salto conceptual es como entendemos al sindicato, y
no permanecer anclados en los viejos moldes del sindicalismo corporativos o en
los nuevos que intentan imponer los burócratas del Estado, en donde advierten
que el mejor modelo sindical es el sindicalismo automático, el sindicalismo que
transita del sindicalismo corporativo al sindicalismo blanco; es probable que
estemos ante la necesidad de darle el poder a los trabajadores que busquen las
respuestas a los problemas en cada escuela, en cada una de las instancias donde
deben actuar como los Consejos Técnicos Escolares y en la construcción de una
nueva cultura sindical, educativa y pedagógica de la nueva escuela y la nueva
educación pública.
El nuevo sindicalismo no debe ser
un modelo sino un movimiento que diseñe y rediseñe la vida social de los
trabajadores en cada uno de los espacios donde se desarrollan los trabajadores;
que revise tanto lo que se refiere a las vieja tradición sindical der finales
del siglo XIX y principios del siglo XX como lo que refiere a la construcción
de un nuevo sindicalismo para los trabajadores y no para las costras
burocráticas que frente al Estado, ya se vio, son muy frágiles cuando intentan
ser los únicos interlocutores con el gobierno en turno.
No podemos construir un nuevo
sindicalismo si no vamos a los orígenes, si no nos proponemos cambiar los
paradigmas del sindicalismo –caras de una misma moneda- del sindicalismo corporativo
paralizado, del sindicalismo sin capacidad de reacción y del sindicalismo que
se pierde en el inmediatismo, en el movimiento sin fin; ambos sindicalismos,
tratando de defender viejos privilegios burocráticos que se pierden en los
pliegues de la corrupción más descarnada y que finalmente, dejan a los
trabajadores abandonados a su suerte y a los caprichos de los gobiernos en turno.
Hay muchos cuestionamientos hacia
los maestros y trabajadores que se proclaman por un nuevo sindicalismo para el
SNTE, y por eso, estaremos pendientes del desarrollo de sus trabajos, de sus
reflexiones y sobre todo de su proyecto sindical para el nuevo siglo. (16- 11-
2013)
Facebook: