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sábado, 31 de agosto de 2013

Los maestros y la rebeldía del espíritu Luis Hernández Montalvo


Los maestros y la rebeldía del espíritu

Luis Hernández Montalvo

“Ya los hemos visto como actuaron en el pasado salinista; ya los vimos durante el Zedillato; ahora sólo nos toca ver cómo actúan los llamados intelectuales bajo el mandato de un hombre al que se ve y siente es totalmente desilustrado” Felipe Moreno.

Maestro Othón Salazar R.
Las primeras palabras del señor Presidente de la República del primero de diciembre y los discursos posteriores del Secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet Chemor; han estado cargados de amenazas a los maestros con el pretexto de establecer un enorme mecanismo burocrático de evaluación de los desempeños de los maestros en las aulas.

Desde que el señor Enrique Peña Nieto se colocó la banda presidencial; se inició una aparatosa campaña contra los maestros de Educación Básica. Los resultados de las evaluaciones en los aprendizajes de los estudiantes; principalmente en las pruebas PISA y Enlace, fueron apenas un pretexto para justificar sus despropósitos en contra del magisterio.

¿Por qué los maestros? Porque los maestros se convirtieron en un símbolo en la reconstrucción de la nación cuando se encontraba con aproximadamente el noventa por ciento de analfabetas. Porque los maestros fueron los primeros en promover los hábitos de higiene y salud entre la población analfabeta y porque ellos también cambiaron las estructuras de habitación de miles de hombres y mujeres que vivían en las haciendas hacinados en galerones insalubres.

Porque los maestros fueron antes que las instituciones de salud. Porque los maestros fueron los constructores literales de la Escuela Pública y porque sus manos construyeron las primeras aulas, antes que el Estado elaborara sus programas de construcción de escuelas.

¿Por qué contra los maestros? Porque en la segunda década del siglo pasado pagaron las consecuencias del conflicto de la Iglesia con el Estado de manera por demás heroica, junto a la defensa de la Escuela Pública y que Monsiváis resume así:

“Alabemos ahora a las maestras rurales, que en sus palabras, válidas todavía por la inmensa vida que las sustentaba, sembraron la luz del alfabeto, se propusieron disipar las doblegueces del oscurantismo y le impusieron al fanatismo su reciedumbre. Se las vejó, se las violó delante de sus alumnos, se las desorejó en nombre de la fe, pero ellas, en los medios más hostiles, adelantaron la secularización”. CARLOS MONSIVÁIS, Misógino Feminista, México, Debate Feminista, Oceano, 2013, 274p.

Los maestros son un referente en el imaginario de la sociedad o cuando menos en una parte importante de la sociedad que les brinda un respeto reverencial porque no olvidan, porque los nombres de cientos de ellos, dan nombre a sus escuelas y a sus calles, porque en estados como el de Veracruz, se han levantado monumentos a sus benefactores culturales los maestros de escuela.

Porque antes que surgiera la campaña misionera de José Vasconcelos en la construcción de la Escuela Rural Mexicana; sí, mucho antes, en estas tierras habían recorrido las inquietudes de educadores como Carlos A. Carrillo; Educador entre los educadores y apóstol entre los constructores de la nueva República laica. Aquí también están los espíritus inquietos y constructores de la nueva nación: Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo Prieto el educador de América.

Aquí están los símbolos de la resistencia de todas las resistencias, los que resistieron en la defensa de la República durante la intervención francesa, los que escribieron los primeros renglones de nuestras leyes para tener una educación pública, obligatoria, laica y gratuita, los que se levantaron en armas en la Revolución Mexicana como sus intelectuales, los que redactaron El Plan de Ayala en la mesa con Emiliano Zapata.

También los maestros fueron los organizadores de las primeras centrales sindicales de obreros y campesinos, los que desde los distintos ámbitos del país, escrituraron para México el petróleo en manos extranjeras; porque los maestros fueron los primeros en saber lo que pasaba con la explotación del petróleo y la corrupción del gobierno y los hombres de poder absoluto.

Aquí están los maestros de la resistencia contra los líderes postizos de un sindicalismo desnaturalizado, que surgió bajo los auspicios de los gobiernos posrevolucionarios. Othón Salazar Ramírez es uno de los espíritus  que alienta a los maestros de México en la construcción de un sindicalismo democrático al servicio del Pueblo y de los trabajadores. La educación es un espacio de lucha y de resistencia, por ahora solo de los intereses gremiales, del derecho de los maestros a tener estabilidad laboral, pero ya, los maestros inauguran la resistencia contra el poder político que se extravió en las fronteras de lo que es legal y de lo que no lo es, una clase política que ya no se rige, ni por principios ni por la ética de la Constitución de la República.

Los enemigos de los maestros aparecen en la pantalla de las televisoras para condenar a los maestros, para hacer escarnio de su pobreza y su condición económica; para reclamarles porque el Estado ha fracasado en su intento por formarlos como profesionistas del primer nivel para competir con los socios comerciales.

Aquí los enemigos de esta República que claman por aplastar la resistencia de los que no se ajustan a sus gustos europeizantes; aquí los intelectuales transexenales, los modernos pensadores que no militan en los partidos políticos pero que les sirven y se benefician de sus servicios.

Aquí veo al señor Héctor Aguilar Camín condenando a los primitivos y rupestres maestros de escuela, haciendo su causa la causa contra los maestros. ¿Su referente ético? Los escándalos en la edición de los Libros de Texto Gratuito durante el gobierno de Ernesto Zedillo y su trayectoria junto a los gobiernos en turno ¿Los maestros y la sociedad no tienen memoria? En la mesa redonda el ya no tan joven Jesús Reyes Heroles, junto al otrora miembro de las juventudes comunistas Jorge Castañeda, y la señora María Amparo Casar con sus rostros descompuestos por el odio están demandando al gobierno de la ciudad de México que cumpla con su derecho al ejercicio de la represión ante los “vándalos y delincuentes de la República”. En su nerviosismo, se escuchan y se ven grotescos. –Qué los encierren en el Zócalo con vallas metálicas y policiacas; -Que el Estado ejerza su derecho a la fuerza. Estos son los intelectuales del poder y de los poderosos.

En una espiral de voces de la represión el Instituto Federal Electoral organizó una mesa de diálogo con investigadores de la UNAM para demandar “la rendición de cuentas” del gobierno de la ciudad de México que aún no ejerce su legítimo derecho a la represión.

La resistencia apenas se inicia. Si las leyes secundarias en educación se aprueban, pronto se harán extensivas las reformas al resto de la Constitución de la República para afectar los derechos al trabajo del resto del sindicalismo al servicio del Estado.

Los enemigos del maestro de escuela tienen a las principales cadenas de comunicación masiva: las televisoras y sus extensiones en la prensa escrita y radiofónica. Los maestros y los trabajadores podemos romper el cerco de comunicación creando una campaña del tamaño de las circunstancias para crear y recrear la lucha en las redes sociales, tarea que debemos construir en un tiempo record para que todos los trabajadores se incorporen y participen de las sociales que también convocan a la resistencia en este siglo de cercos comunicativos, aún más peligrosos que las cárceles y las censuras. Aún  más eficaces que todo el aparato del poder, la fuerza del espíritu en resistencia. (31-08-2013)

lunes, 26 de agosto de 2013

Diálogo con los maestros, no a la violencia Luis Hernández Montalvo


Diálogo con los maestros, no a la violencia

Luis Hernández Montalvo

El gobierno de la República debe adoptar una política de diálogo abierto y respetuoso con los maestros de México. Mientras no se llegue a acuerdos con los maestros sobre las reformas, los tribunales de México deben observar el cumplimiento de los ordenamientos constitucionales y laborales que garantizan la estabilidad laboral; pero sobre todo, el derecho que tenemos los mexicanos a un empleo y a un salario dignos.

El primer año de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto; se ha significado por intentar una reforma educativa que busca en lo esencial, modificar las relaciones laborales del gobierno con los maestros de Educación Básica y Media Superior;  contraviniendo los postulados básicos de la Constitución de la República.

El gobierno no solo se niega a escuchar a los maestros; para imponer sus políticas públicas, ha intentado violentar los acuerdos con las fracciones parlamentarias de los Diputados y Senadores del Congreso de la Unión. El viejo espíritu autoritario del 68 ronda los espacios del cabildeo entre las oficinas de funcionarios, legisladores y grupos empresariales, que buscan imponer una legislación punitiva, que intenta construir un sistema profesional docente bajo contratos de prueba que no garantizan, en la incertidumbre, la calidad educativa que dicen estar construyendo.

Mientras grupos de maestros se han movilizado convocados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –CNTE-, existen otros miles que se conforman con las promesas de los líderes formales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación –SNTE- que les aseguran defender sus derechos laborales. La realidad es otra muy diferente. En un texto publicado por la Vice Coordinación del Partido de la Revolución Democrática, se puede leer lo siguiente:

“Pero además, se pretende con esta ley suplantar o establecer condiciones de excepción a las disposiciones en materia de derechos de los trabajadores en el artículo 123 constitucional, sus leyes reglamentarias e incluso pretende aplicarse retroactivamente sobre derechos adquiridos”. ¿A qué se refieren los Diputados del PRD? De aprobarse la Ley General del Servicio Profesional Docente, este sería el panorama para los jóvenes que quieren ingresar al servicio docente y el futuro inmediato para los maestros en servicio, directores y supervisores de educación básica y media superior:

•”Se establecen nombramientos sujetos a períodos de inducción al servicio con duración de dos años con el acompañamiento de un tutor designado por la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado (artículo 22 de la iniciativa del Ejecutivo), lo que se opone a la Ley Federal del Trabajo (LFT, artículos 39-A y 39-B) y a la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado (LFTSE, artículo 6)”.

Si las nuevas generaciones de jóvenes que quieran abrazar la carrera docente, deben estar sujetos a evaluaciones y a la opinión de un experto que realizará el trabajo de “tutoría”, significa que habrá una contratación paralela, de maestros o tutores trabajadores de confianza, no sujetos a evaluación y que realizarán una tarea de vigilancia “panóptica” en las aulas, de control hasta del mínimo movimiento, de lo que diga y haga con sus alumnos.

“•En el período de “inducción”, la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado “evaluará al docente”; en caso de incumplir (en) el período de inducción con la obligación de evaluarse o “se identifique su insuficiencia… se darán por terminados los efectos del Nombramiento… sin responsabilidad para la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado” (artículo 22)”;

“•Pero aun obteniendo el nombramiento definitivo, luego del período de inducción, la permanencia en el servicio está condicionada a un proceso de evaluación del desempeño cada cuatro años (artículo 52). En caso de insuficiencia, el personal se incorporará a programas de regularización para sujetarse a una “segunda oportunidad” en 12 meses; de ser insuficientes los resultados se sujetará a una “tercera evaluación” en otros 12 meses. Quien no se incorpore a las evaluaciones, quien no se sujete a regularización en caso de desempeño insuficiente en la primera y segunda evaluación o no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación será dado de baja “sin responsabilidad para la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado” (artículo 53);

•”El personal en activo con nombramiento definitivo o nombramiento provisional deberá someterse a las evaluaciones mencionadas. Si no se alcanza un desempeño suficiente en la tercera evaluación será re adscrito en otras tareas o se incorporará a programas de retiro. La negativa a incorporarse a los procesos de evaluación o a los procesos de regularización en caso de desempeño insuficiente en la primera y segunda evaluaciones será separado del servicio público sin responsabilidad para la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado (Octavo y Noveno Transitorio);”

•”Se establece la nulidad de pleno derecho, “sin necesidad de declaración judicial” toda forma de ingreso al servicio (artículo 25), las promociones a cargos con funciones de dirección y de supervisión (artículo 32), así como otras promociones (artículos 40 y 44) distintas a la establecida en la ley. Estas disposiciones son violatorias de derechos constitucionales, al debido proceso y al acceso a la justicia: la autoridad administrativa no puede establecer estados de excepción a la vigencia de derechos consagrados constitucionalmente, ni atentar contra el principio de certeza jurídica o sobreponerse a resoluciones de la autoridad judicial;”

“•La LFTSE prevé la falta al trabajo no justificada como causal de rescisión por más de tres días consecutivos; la LFT, tres faltas de asistencia en 30 días. El proyecto combina ambos (artículo 76), esto crea una contradicción de leyes pues cada hipótesis es aplicable según el régimen al que el trabajador esté adscrito;”

•”Se establece que los trabajadores que acepten el desempeño de una comisión no educativa se separen “definitivamente” del Servicio Profesional Docente y de querer regresar, tengan que participar en concursos de ingreso conservando sólo el cómputo de su antigüedad (artículo 78). Esto conculca derechos constitucionales y laborales como la libertad de trabajo (artículo 5º constitucional), el desempeño de cargos de representación popular (artículo 35 constitucional), o las licencias sin goce de sueldo (artículo 43, fracción VIII, de la LFTSE);”

•”Además, se faculta al INEE para la aplicación operativa del servicio profesional docente, lo cual no está previsto en la reforma constitucional del 26 de febrero de 2013, asunto que como se mencionó, debe revisarse a fondo”.

Estas son las leyes que buscan hacer de México, un país competitivo. Si ahora no lo somos, es por culpa de los maestros. Dice un locutor de noticias en la ciudad de Puebla que los avances comerciales y de crecimiento en China y la India, es un espacio que perdemos porque los maestros no quieren ser evaluados. Desde hace varios días, las voces oficiosas del poder político en nuestro país, se suman llamado  a reprimir a los maestros, espero que no se olviden de las lecciones del Movimiento Estudiantil del 68, por el bien de la Escuela Pública y por  la República democrática que no será posible sin la real dignificación del trabajo de los profesores de escuela. (26-08-2013).



 

 

 

  

Pinches maestros Ojo por ojo Álvaro Cueva (Milenio)


 (Milenio)
2013-08-25 • ...

"...¿qué le parece si enfriamos la cabeza y vemos más allá de nuestra rabia y de las cosas que se han estado diciendo en la mayoría de los medios tradicionales?
(...)Lo que están peleando los maestros de diferentes estados en la Ciudad de México no es una reforma educativa, es una reforma laboral, su reforma laboral.
Que me perdonen mis amigos diputados y senadores, pero lo que ellos están modificando no tiene nada que ver con lo que están diciendo.
Una reforma educativa sería unir a las secundarias con las primarias en la creación de un nuevo esquema escolar básico de nueve años u obligar a los niños a pasar todo el día estudiando en sus planteles.
Lo que se ha estado cambiando va por otro lado; tiene que ver con los maestros, pero no con ayudarlos, sino con juzgarlos, con culparlos, con castigarlos, con cambiarles sus prestaciones, sus derechos, sus obligaciones.
Por supuesto que están furiosos. ¿Usted estaría muy contento si hoy le dijeran, por ejemplo, que le van a quitar su aguinaldo, que le van a condicionar su sueldo a una evaluación y que todo el tiempo que tiene laborando en una empresa no le va a servir de nada a la hora de jubilarse?
¿Usted estaría de acuerdo si, cuando comenzó a trabajar, le juraron que siempre le iban a dar aguinaldo, que siempre iba a cobrar un sueldo interesante y que, al final de equis número de años, lo iban a jubilar con una jugosa pensión?
Esos miles de maestros que usted ve bloqueando las calles del Distrito Federal tienen el coraje que millones de trabajadores de otras industrias no hemos tenido en los últimos años.
Ellos están peleando lo que les prometieron cuando firmaron, cuando comenzaron a trabajar, cuando compraron o cuando heredaron su plaza. Punto.
Sí, suena horrible que se compren, se vendan o se hereden plazas de maestro, como se compran, venden y heredan plazas en muchos otros ámbitos de nuestra vida nacional.
Pero la culpa no es de los maestros, es de la gente que está arriba de ellos.
¿Por qué, en lugar de atacar, culpar y castigar a los maestros, no atacamos, culpamos y castigamos a los responsables de esta situación?"

domingo, 25 de agosto de 2013

El Traje Nuevo del Emperador Renahud Hernández Morales


El Traje Nuevo del Emperador

En los últimos veinte o treinta años, pero especialmente a partir de la era de la “globalización” y de los “globalifílicos” como Salinas y Zedillo, arreciaron los esfuerzos, auspiciados por las empresas trasnacionales, las organizaciones empresariales, los países hegemónicos, la OCDE, el Banco Mundial, el FMI, etcétera, por implantar, en todos los procesos de todas las empresas e instituciones –gubernamentales y no gubernamentales- del tercer mundo, “instrumentos” de evaluación (que son más bien de control) de todas las actividades de producción de bienes y servicios. Así, los países del tercer mundo, y México no es la excepción, se encuentran sometidos a una parafernalia de “certificaciones” (“isos-nuevemiles,” “isos-catorcemiles,” “cenevales,” “conevales” “ineevales,” “cacaevales,” “Enlaces,” “PISAs,”  etcétera) impuestos por esos organismos y empresas internacionales para ser aplicadas, con el beneplácito de las élites gobernantes nativas, no solamente en los procesos de producción de bienes tangibles de producción “cuantificables” (los sistemas “duros” decimos en Sistémica) donde se cumple el principio reduccionista de “si no lo puedes medir, no lo puedes mejorar” (Lord Kelvin dixit) sino, incluso, en procesos de generación de bienes y servicios intangibles donde los seres humanos son un componente principal (los sistemas “blandos” dicen los sitémicos), que no se pueden cuantificar ni medir como el bienestar, la seguridad, el confort, la felicidad, la educación, el aprendizaje, la justicia, la democracia, la vida digna, etcétera, que  si bien no se pueden medir, es inadmisible que no se puedan mejorar. Lo que algún día se inició con lo que algunos ilusos creíamos era un sano movimiento mundial para el mejoramiento de la calidad, se ha convertido en una especie de simulación colectiva como la ejemplificada en el famoso cuento, “El Traje Nuevo del Emperador.” Estamos ahora invadidos de “sastres” que simulan hacer, para quién pueda pagarlos, “trajes de calidad”  tan finos y sutiles que solo pueden ver las personas “inteligentes,” pero que resultan invisibles, por inexistentes, para los demás “tontos” de la comarca. Ya se “certifican” o “evalúan” ahora no solo las empresas e industrias, sino que se certifican las carreras profesionales, las escuelas, los profesionistas, los funcionarios gubernamentales, y hasta a los países (todos los tratados internacionales, incluido el TLC –México, EEUU, Canadá, tienen indefectiblemente incluido estos mecanismos de control y sometimiento). Es ahora común ver o enterarnos de los festejos (con mariachis y todo) que se realizan en diferentes lugares –empresas, escuelas, universidades, etcéteras- por haber obtenido las dichosas “certificaciones.” Hasta en  instituciones educativas de gran prestigio como nuestro querido Instituto Politécnico Nacional, sus funcionarios ostentan con orgullo las “certificaciones” de sus carreras profesionales otorgadas por empresas o “profesionistas” particulares (ahora los pájaros les tiran a las escopetas). Para todos es sabido que las mentadas “certificaciones de calidad” no son procesos de aplicación de técnicas –que las hay y muy buenas- para el mejoramiento de la calidad de los productos y servicios que se están generando, sino solo “fotografías” o “documentaciones” del estado actual –no siempre muy reluciente- de la calidad de los productos o servicios generados, tal y como se encuentra en el momento de la certificación (como dice un amigo, “son algo así como el juego del ¡¡engarróteseme ahí!!”) Sin embargo, como hemos podido ver en las mismas industrias y empresas privadas, el hecho de que un proceso esté “certificado” no es garantía de que los productos o servicios que se están generando, lleven incorporada la calidad que se presume. Pero, aún así, algunos vivales y “sastres de la calidad” nos quieren hacer comulgar con tamañas ruedas de molino. Para colmar las cosas, en los últimos días se está hablando ya de programas “certificables” de formación de policías y, cualquier rato, a alguien se le va a ocurrir formar un organismo público o privado para “certificar” a los jueces, a los candidatos a una representación popular o hasta a las organizaciones y mafias criminales. Estas últimas podrán operar, sin ningún recato ni complicación, siempre y cuando presenten su “certificado de calidad” debidamente avalado por la OCDE o alguna otra organización criminal que se respete.

 

Acerca de la reforma educativa Javier Saldaña Martínez

Acerca de la reforma educativa
La mal llamada reforma educativa tiene destinatarios: los profesores indómitos, comprometidos y democráticos. También tiene propósito: privatizar la educación pública, lo cual no implica ponerle signos de pesos al sistema educativo, sino sujetarlo al orden del mercado capitalista como se viene haciendo al menos desde 1992 con la modernización educativa de Salinas, previa destitución de Carlos Jonguitud, para imponer a Elba Esther Gordillo. Luego Zedillo profundiza la reforma en los contenidos programáticos, no para aprender a pensar, sino para enseñar a obedecer. Fox presenta la Enciclomedia y el embate contra el laicismo como revolución educativa. Calderón corrompe más la educación con su ultraconservadurismo ignorante, y ahora Peña Nieto y sus aliados/jefes de la Coparmex agravian más a los profesores en sus condiciones de trabajo esenciales, les endilgan a los padres de familia las obligaciones del gobierno y del Estado, y fomentan más mediocridad en el sistema educativo. En tanto, en su derecho a disentir y proponer, a los maestros los humillan con programas televisivos insultantes, los reprimen, no los consultan y los tratan como delincuentes. ¿Y al gobierno quién lo evalúa?
Javier Saldaña Martínez

Leyes reglamentarias, leyes punitivas Pedro Ramírez Vázquez*



 
En los casos de quien no se incorpore a los programas de regularización o no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación que se le practique, se darán por terminados los efectos del nombramiento correspondiente sin responsabilidad para la autoridad educativa. Así reza el último párrafo del artículo 53, capítulo VIII De la permanencia en el servicio, título segundo de la iniciativa de Ley General del Servicio Profesional Docente.
¿Será esto lo que para el gobierno federal significa que las leyes reglamentarias de la mal llamada reforma educativa no son punitivas?
A pesar de que en la exposición de motivos de la citada ley se anota que es injusto atribuir los bajos resultados en materia educativa a un solo factor, a los docentes, lo cierto es que la SEP sigue pensando que somos los maestros los responsables del deterioro educativo que padece nuestro país. No son responsables los 30 años de política neoliberal que ha empobrecido a la población y abandonado a su suerte al sistema educativo. No son responsables las precarias condiciones en que se encuentran la gran mayoría de los centros escolares. No son responsables los bajos salarios que percibimos los trabajadores de la educación. No son responsables la corrupción, el chantaje y la represión que ejercen los charros sindicales para controlar el gremio. Y, desgraciadamente, pudiéramos seguir con un largo etcétera. No, los responsables son los maestros y, por tanto, es a ellos a los que hay que castigar.
¿Será que lo planteado en el artículo 53 es lo que en la propia iniciativa se plantea como el reclamo de una evaluación justa que asegure la dignificación de la profesión docente? El que se amenace con correr a los docentes después de una supuesta tercera evaluación, ¿es lo que va a dignificar la profesión docente?
A lo largo del articulado de la ley se demuestra que sólo es demagogia cuando se dice en la exposición de motivos que la iniciativa está construida sobre la base de la confianza en los maestros y apuesta a su vocación y potencial. ¿Amenazándonos es como se nos tiene confianza? ¿Hay confianza cuando a los docentes de nuevo ingreso se les extenderá un nombramiento que estará sujeto a un periodo de inducción al servicio con duración de dos años... (con) el acompañamiento de un tutor... (y en caso de que) se identifique insuficiencia en el nivel de desempeño de la función docente, se darán por terminados los efectos del nombramiento sin responsabilidad para la autoridad educativa (artículo 22)? Se acabó la plaza base, se acabó la antigüedad, y por tanto la adquisición de derechos laborales, la autoridad educativa podrá terminar la relación laboral a los dos años de iniciada.
Por cierto, para acabar de demostrar que nos tienen confianza, a lo largo de la iniciativa de ley se repite una y otra vez aquello de que si nos despiden es por culpa de los docentes y por tanto la autoridad educativa no tiene responsabilidad. Si no cumplimos con el periodo de inducción y si no nos sujetamos a la evaluación, es culpa nuestra. Si no nos abstenemos de solicitar cambio de adscripción, es culpa nuestra. Si prestamos el servicio docente sin haber cumplido los requisitos y procesos a que se refiere la ley, es culpa nuestra. Si no atendemos los programas de regularización, formación, capacitación y actualización (artículo 69), es culpa nuestra y la autoridad educativa dará por terminado los efectos del nombramiento correspondiente” (artículo 74).
Hay más, artículo 76: El personal docente y el personal con funciones de dirección o de supervisión... que no asista a sus labores por más de tres días consecutivos, o discontinuos en un periodo de treinta días naturales, sin causa justificada será separado del servicio público (que creen) sin responsabilidad para la autoridad educativa. ¿Una licencia médica será causa justificada? ¿La muerte de un familiar será causa justificada? ¿Se acabaron los llamados días económicos?
En el transitorio octavo se hace alusión al personal que a la entrada en vigor de la presente ley se encuentre en servicio y cuente con nombramiento definitivo, con funciones de docencia, de dirección o de supervisión... que no se sujete a los procesos de evaluación o no se incorpore a los programas de regularización del artículo 53... será separado del servicio público (por si no han entendido) sin responsabilidad para la autoridad educativa. ¡Vaya que nos tienen confianza!
¿Servirá mi papel que acredita la propiedad de la plaza? ¿La llamada basificación de la clave será sólo un objeto de recuerdo o de anécdota?
El transitorio noveno continúa con las amenazas y en general la ley citada es un ejemplo de cómo pasarse por el arco del triunfo las distintas leyes y reglamentos que regulan la vida laboral de los maestros.
¿Es así como esta ley, y las otras dos que ya aprobó el Congreso de la Unión, buscan mejorar la calidad educativa y lograr la equidad en la educación básica y media superior?
Que nadie se engañe, al gobierno federal, a los partidos integrantes del pacto, a las cámaras de Diputados y Senadores, no les interesa la educación de los niños y jóvenes de nuestro país, mucho menos mejorar el servicio educativo. Desde diciembre de 2012, con la aprobación de la mal llamada reforma educativa, han engañado, tergiversado y mentido –lo siguen haciendo– a la opinión pública y a los padres de familia. No es colocando en la picota a los trabajadores de la educación como se resolverá el deterioro educativo.
A pesar de todo, el maestro de base, los maestros de banquillo, no vamos a cejar en nuestro empeño por defender la educación pública y nuestros derechos laborales. No nos sentimos desanimados, por el contrario, estamos con más coraje ante la insidia y traición del gobierno federal, de los partidos políticos y de diputados y senadores vendidos, y estamos resueltos a seguir luchando.
*Profesor de Telesecundaria y licenciado en pedagogía
 

Maestros disidentes: privilegiar el diálogo


 
La inercia y la insensibilidad oficiales llevaron a una escalada de la inconformidad que un importante sector del magisterio ha venido expresando desde hace años por el abandono gubernamental y que ha tenido como catalizador, en meses recientes, el conjunto de reformas legales emprendidas a iniciativa del gobierno federal en materia educativa.
Ante la persistencia de las bancadas oficialistas en el Legislativo por gestionar en forma rutinaria tales reformas, a espaldas de un clamor que habría debido ser incluido y atendido desde hace mucho, los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) optaron por acudir a la capital de la República, acampar en el Zócalo, rodear el Palacio Legislativo de San Lázaro y la sede del Senado de la República y, en horas recientes, hacerse presentes en las inmediaciones del aeropuerto capitalino.
Las presiones sobre el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, no se hicieron esperar. Desde el Legislativo mismo, el priísta Emilio Gamboa Patrón y el panista Jorge Luis Preciado exigieron al gobernante del Distrito Federal que recurriera al desalojo de los mentores inconformes. Tales actitudes se han manifestado, también, en las cúpulas empresariales. El telón de fondo de semejantes posturas se conforma, desde diversos medios informativos y desde la iniciativa privada, con la insistencia en presentar el conflicto en curso como resultado de una postura irreductible del profesorado inconforme que repercute, incluso, en problemas de vialidad. Se busca, así, esconder el hecho de que el descontento magisterial es una consecuencia social de las políticas económicas en curso y de la creciente fractura entre el país real y sus representaciones políticas formales; se pretende confundir, en suma, el síntoma con la enfermedad.
Por fortuna para todos, el Gobierno del Distrito Federal, lejos de ceder a presiones y provocaciones y de enfrentar el problema con el recurso de la fuerza policial, buscó encauzarlo por la vía del diálogo con integrantes de la Junta de Coordinación Política del Senado. A la postre, después de haber eludido el problema, el gobierno federal accedió también a entablar negociaciones –por medio de los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Educación Pública, Emilio Chuayfett– con representantes de la CNTE.
Es de lamentar, por último, que para hacerse escuchar por las autoridades los maestros inconformes hayan debido llegar a la intensidad y radicalidad de las movilizaciones de estos días y cabe hacer votos porque en los canales de diálogo recién abiertos pueda gestionarse y resolverse un conflicto que habría podido ser evitado si el Ejecutivo y el Legislativo hubieran escuchado las razones de los profesores de la CNTE y hubieran consensuado con ellos las reformas legales en cuestión.
 

Tiempos de discusión: leyes y política educativa Pedro Flores Crespo Campus Milenio

Dicen los teóricos que las leyes “estructuran” las políticas públicas (Sabatier). En México, la evidencia ha mostrado que la norma jurídica puede darle estabilidad a las acciones educativas a través del tiempo; pero no sirve para elevar su efectividad (Latapí). Si a esto le agregamos que en general los mexicanos somos reacios a cumplir la ley porque las creemos injustas, porque representan los intereses de la mafia o simplemente porque no están de nuestro lado, la noticia de que el titular del Poder Ejecutivo avaló tres iniciativas de ley sobre educación, va a generar reacciones, polémica y debate. Estos tres ordenamientos jurídicos son el del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); el del Servicio Profesional Docente (SPD) y el de reforma a la Ley General de Educación (LGE).Analizar el contenido de estas iniciativas es indispensable, sin embargo, también es pertinente preguntar: ¿qué otros instrumentos, aparte de la ley, ha imaginado la Secretaría de Educación Pública (SEP) para transformar la educación de México?

Utilizar el acuerdo corporativo ya no es útil —como tarde aprendieron los panistas—, dotar de más dinero al sector educativo es necesario pero no suficiente, darle un calentón al opositor puede dejar de ser un acto secreto gracias a las redes sociales, apelar al “alma nacionalista” del mexicano da sueño, y cooptar a los disidentes ya no es lo suficientemente rentable, entonces, ¿qué caminos tomará el gobierno priísta para realmente “mover” a México hacia mejores niveles de educación y de aprendizaje?

 En la discusión de las leyes secundarias existe una buena oportunidad para poder legitimar, por medio de la argumentación y la persuasión, una decisión política y avanzar no sólo en su aprobación, sino también hacia su cabal cumplimiento.

A pesar de que el tiempo está en contra, la forma en cómo discutamos las iniciativas propuestas por el Ejecutivo va a poner a prueba nuestra madurez política y democrática.Al firmar las iniciativas de ley, el presidente de la República, ya consignó su visión. Ahora le toca al Congreso de la Unión, específicamente, a los legisladores realizar un sesudo análisis de las propuestas legales para verificar cómo se interrelación entre sí, qué fallas o vicios pueden generar y a partir de ahí, proponer cambios para su eventual aprobación.

¿Estarán los representantes populares conscientes de la responsabilidad que tienen en su manos y de las repercusiones que puede haber si no abren la discusión y se sujetan a los chantajes de su “jefe político” o a las presiones de un determinado grupo, sea éste magisterial o empresarial?

 

Si en ocasiones el Ejecutivo ha hecho propuestas cuestionables, el legislativo tampoco se ha distinguido por ser un poder público con la suficiente imaginación para reemplazar el esquema de gobernabilidad vertical, clientelista y corporativo que nos heredaron los gobiernos revolucionarios (1920-1981) y que no quisieron cambiar los gobiernos modernizadores (1982-2000) ni tristemente los de la transición (2001-2012).

Aunque el actual gobierno priísta tenga un “ímpetu reformador” (Krauze) y quisiera cambiar el ineficiente esquema de gobernabilidad sobre el que opera el sistema educativo de México, no podrá hacerlo solo ni mucho menos con los recursos de antaño. Por eso, advierto una oportunidad de avanzar en términos de madurez política y democrática si los diversos participantes de política actuamos con la responsabilidad que a cada uno nos toca o que cada uno quiere y decide asumir. Esto equivaldría a hacer públicas las políticas.  Así como al priísmo actual ya no le funcionaría utilizar los recursos de antaño para empujar sus políticas, a los disidentes ya tampoco les resultan útiles sus formas tradicionales de presión.

Tengo la impresión de que los opositores magisteriales se están marginando cada vez más del espacio público y no es porque su lucha sea infundada, sino porque a medida que una sociedad cambia, también cambian las formas de mirar los problemas y de procesar los conflictos.

Pero habiendo criticado la posición de los maestros, ¿qué hay de los académicos? La voz de estos actores es también imprescindible en esta coyuntura política debido a que (idealmente), sabemos ser independientes pues nos pagan para pensar libremente.

Además, por nuestra labor profesional cotidiana, tendemos a buscar la objetividad y a pesar de que todos tenemos inclinaciones ideológicas y políticas, experimentamos ser “transposicionales” frente a los fenómenos, problemas y objetos de estudio. Bajo este escenario, ha sido alentador que distintos colegas soliciten a la SEP, por mail o tuiter, los documentos oficiales de tales iniciativas, que entre tuiteros intercambiemos opiniones y que hagamos preguntas sobre la reforma que la versión oficial no considera.

Incluso, con buenos reflejos políticos y comerciales, periódicos, gremios de investigadores, organizaciones civiles y portales educativos han subido a sus sitios los proyectos de ley presentados por el secretario de Educación Pública el pasado 13 de agosto.

¿Se darán también cuenta los altos funcionarios y planeadores de la SEP de que hay una sociedad crecientemente más informada y por lo tanto, mejor capacitada para discutir y argumentar? Mucho me hubiera gustado que al momento en que el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, anunciara que ya están listas las iniciativas de ley, también se diera a conocer una especie de blog interactivo en donde todos los interesados pudieramos opinar libremente.

Este recurso les podría servir a los servidores públicos para detectar errores, tener una mejor idea de por dónde va la discusión, qué contraargumentos preparar para defender su propuesta y sobre todo, qué recursos legítimos deberán utilizar para mejorar las propuestas de ley que ahora están en manos de los legisladores.

No sólo legislar es importante para el desarrollo de la educación en México, se requiere también promover la deliberación y el “razonamiento público” desde la SEP, que para algunos, podría constituirse como el “ministerio del pensamiento”.


* Pedro Flores Crespo es Doctor en Política por la Universidad de York, investigador y académico del  Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (UIA):
pedro.flores@uia.mx Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. . Síguelo en Twitter: @flores_crespo. Originalmente publicado en Campus Milenio.

Las escuelitas de abajo Raúl Zibechi

Habrá un antes y un después de la escuelita zapatista. De la reciente y de las que vendrán. Será un impacto lento, difuso, que se hará sentir en algunos años pero marcará la vida de los de abajo durante décadas. Lo que vivimos fue una educación no institucional, donde la comunidad es el sujeto educativo. Autoeducación cara a cara, aprendiendo con el alma y con el cuerpo, como diría el poeta.
Se trata de una no pedagogía inspirada en la cultura campesina: seleccionar las mejores semillas, esparcirlas en suelos fértiles y regar la tierra para que se produzca el milagro de la germinación, que nunca es segura ni se puede planificar.
La escuelita zapatista, por la que pasamos más de mil alumnos en comunidades autónomas, fue un modo diferente de aprendizaje y de enseñanza, sin aulas ni pizarras, sin maestros ni profesores, sin currícula ni calificaciones. La verdadera enseñanza comienza con la creación de un clima de hermanamiento entre una pluralidad de sujetos antes que con la división entre un educador, con poder y saber, y alumnos ignorantes a los que se deben inculcar conocimientos.
Entre los muchos aprendizajes, imposibles de resumir en pocas líneas, quiero destacar cinco aspectos, quizá influenciado por la coyuntura que atravesamos en el sur del continente.
La primera es que los zapatistas derrotaron las políticas sociales contrainsurgentes, que son el modo encontrado por los de arriba para dividir, cooptar y someter a los pueblos que se rebelan. Al lado de cada comunidad zapatista hay comunidades afines al mal gobierno con sus casitas de bloques, que reciben bonos y casi no trabajan la tierra. Miles de familias sucumbieron, algo común en todas partes, y aceptaron regalos de arriba. Pero lo notable, lo excepcional, es que otras miles siguen adelante sin aceptar nada.
No conozco otro proceso, en toda América Latina, que haya conseguido neutralizar las políticas sociales. Este es un mérito mayor del zapatismo, conseguido con firmeza militante, claridad política y una inagotable capacidad de sacrificio. Esta es la primera enseñanza: es posible derrotar las políticas sociales.
La autonomía es la segunda enseñanza. Hace años escuchamos discursos sobre la autonomía en los más diversos movimientos, algo valioso por cierto. En los municipios autónomos y en las comunidades que integran el caracol Morelia, puedo dar fe de que construyeron autonomía económica, de salud, de educación y de poder. O sea, una autonomía integral que abarca todos los aspectos de la vida. No tengo la menor duda de que lo mismo sucede en los otros cuatrocaracoles.
Un par de palabras sobre la economía, o la vida material. Las familias de las comunidades no tocanla economía capitalista. Apenas bordean el mercado. Producen todos sus alimentos, incluyendo una buena dosis de proteínas. Compran lo que no producen (sal, aceite, jabón, azúcar) en tiendas zapatistas. Los excedentes familiares y comunitarios los ahorran en ganado, con base en la venta de café. Cuando hay necesidad, por salud o para la lucha, venden alguna cabeza.
La autonomía en la educación y en la salud se asienta en el control comunitario. La comunidad elige quiénes enseñarán a sus hijos e hijas y quiénes cuidarán la salud. En cada comunidad hay una escuela, en el puesto de salud conviven parteras, hueseras y quienes se especializan en plantas medicinales. La comunidad los sostiene, como sostiene a sus autoridades.
La tercera enseñanza se relaciona con el trabajo colectivo. Como dijo unVotán: Los trabajos colectivos son el motor del proceso. Las comunidades tienen tierras propias gracias a la expropiación de los expropiadores, primer paso ineludible para crear un mundo nuevo. Varones y mujeres tienen sus propios trabajos y espacios colectivos.
Los trabajos colectivos son uno de los cimientos de la autonomía, cuyos frutos suelen volcar en hospitales, clínicas, educación primaria y secundaria, en fortalecer los municipios y las juntas de guen gobierno. Nada de lo mucho que se ha construido sería posible sin el trabajo colectivo, de hombres, mujeres, niños, niñas y ancianos.
La cuarta cuestión es la nueva cultura política, que se arraiga en las relaciones familiares y se difumina en toda la sociedad zapatista. Los varones colaboran en el trabajo doméstico que sigue recayendo en las mujeres, cuidan a sus hijos cuando ellas salen de la comunidad para sus trabajos de autoridades. Las relaciones entre padres e hijos son de cariño y respeto, en un clima general de armonía y buen humor. No observé un sólo gesto de violencia o agresividad en el hogar.
La inmensa mayoría de los zapatistas son jóvenes o muy jóvenes, y hay tantas mujeres como varones. La revolución no la pueden hacer sino los muy jóvenes, y eso no tiene discusión. Los que mandan, obedecen, y no es un discurso. Ponen el cuerpo, que es otra de las claves de la nueva cultura política.
El espejo es el quinto punto. Las comunidades son un doble espejo: en el que podemos mirarnos y donde podemos verlas. Pero no una o la otra, sino las dos en simultáneo. Nos vemos viéndolas. En ese ir y venir aprendemos trabajando juntos, durmiendo y comiendo bajo el mismo techo, en las mismas condiciones, usando las mismas letrinas, pisando el mismo lodo y mojándonos en la misma lluvia.
Es la primera vez que un movimiento revolucionario realiza una experiencia de este tipo. Hasta ahora la enseñanza entre los revolucionarios reproducía los moldes intelectuales de la academia, con un arriba y un abajo estratificados, y congelados. Esto es otra cosa. Aprendemos con la piel y los sentidos.
Por último, una cuestión de método o de forma de trabajo. El EZLN nació en el campo de concentración que representaban las relaciones verticales y violentas impuestas por los hacendados. Aprendieron a trabajar familia por familia y en secreto, innovando el modo de trabajo de los movimientos antisistémicos. Cuando el mundo se parece cada vez más a un campo de concentración, sus métodos pueden ser muy útiles para quienes seguimos empeñados en crear un mundo nuevo.

Educación: alumnos versus profesores Ricardo Rafael

Es una equivocación situar la reforma educativa como un arma que apunta en contra de los profesores, supuestamente para defender a los alumnos. Y sin embargo, en el debate público, más de una vez se han colocado las cosas como si esta reforma tuviera como propósito defender a los niños en contra de sus educadores.
Varios de los argumentos sobados por la opinión pública, los especialistas y también por las organizaciones sociales cometen este error. Frases como “profesores reprueban examen y logran plaza”, “solamente 30% de los aspirantes obtuvo resultados satisfactorios”, “los plantones de los maestros son inaceptables, son un mal ejemplo para niños y jóvenes”, suelen coincidir con las imágenes que los medios reproducen cotidianamente para mostrar al profesor como un sujeto detestable.
Una muestra de este desacierto, a la hora de abordar el problema, puede encontrarse en el documental ¡De Panzazo!, el cuál señaló con inteligencia algunas coordenadas importantes para el diagnóstico de la educación básica en México, pero, al mismo tiempo, injustamente menospreció a los docentes, presentando a la mayoría como sujetos negligentes y perezosos.
Si se atienden algunas de las discusiones entre especialistas, este síntoma discursivo también encuentra eco. Se habla del profesor con un cierto desprecio de clase; de manera similar a como en México suele hacerse con el policía, el soldado o el burócrata. El desdén se exhibe en los gestos y también en el tono utilizado que lleva a colocar a “los profesores de escuelas de gobierno” como sujetos inferiores, sólo porque no dan clases en escuelas privadas. Este menosprecio, por cierto, no es distinto del que algunos suelen expresar cuando se refieren a los estudiantes formados en escuelas públicas.
Me temo que este clasismo se ha colado en un debate que merecería mayor nobleza y reconocimiento hacia los docentes que son funcionarios públicos. No puede emprenderse una reforma educativa seria mientras no se parta de hacer un reconocimiento digno por la labor que los educadores mexicanos realizan todos los días. En contraste, lo que se observa es un debate sesgado donde, al parecer, para que los niños mexicanos obtengan el derecho a una educación de calidad, resulta indispensable reducir al máximo los derechos de sus educadores.
Bajo esta lógica, ha sido introducido ante la opinión pública el tema de la evaluación docente. Quienes piensan que este instrumento debe servir para correr automáticamente a los maestros que no aprueben los exámenes son, por lo general, los mismos que comparten el discurso del desprecio y también los argumentos clasistas en contra del magisterio mexicano. Coincide con esta visión mal calibrada la idea de que, para profesionalizar a los docentes, lo que se necesita es un estatuto laboral nuevo para los maestros; uno que permita contratarles o correrles con facilidad, igual a como lamentablemente se hace en México con las trabajadoras del hogar.
Contra esta iniciativa, que pareciera pragmática pero que en realidad tiene todo de ideológica, es que debe lucharse. Pensar en términos de profesionalización implica hacerlo a propósito de la carrera docente, y la carrera docente no se improvisa; es un trayecto formativo de largo plazo, similar al de los médicos. Los mejores maestros y los mejores médicos, como los buenos vinos, son los que más tiempo pasan en las barricas. ¿Quién se sometería a una operación de corazón abierto con un cirujano que acaba de obtener su título como galeno? Por esta sola razón es que resulta ridículo pensar en que lo mejor es poder contratar o correr con flexibilidad, y —tanto o más grave— creer que los exámenes de evaluación docente deben tener este solo propósito. Ya se dijo antes: evaluar no es profesionalizar.
Puestas así las cosas, no tiene sentido que se apruebe una Ley General (especial) del Servicio Profesional Docente. ¿Para qué crear un estatuto laboral particular sólo para el magisterio? Sería más adecuado que lo relativo a la profesionalización de los maestros formara parte de un capítulo dentro de la Ley General de Educación, en vez de ser una pieza legislativa aparte, como lo ha propuesto el Ejecutivo.
En esta discusión los derechos de los trabajadores y los derechos de los educandos son necesariamente armonizables. Por tanto, mejor sería incluirlos en un solo texto jurídico que oponerlos a partir de dos ordenamientos legales distintos

sábado, 24 de agosto de 2013

Evaluación y nueva racionalidad Renahud Hernández Morales *



Opinión

La Jornada

Domingo 14 de julio del año 2013

 

 

Desde el periodo presidencial de Vicente Fox, pasando por Calderón y Peña Nieto, hemos vivido intensamente una cultura de la evaluación. Se ha elevado a imperativo categórico el hacernos vivir la cultura de la evaluación.
Se han invertido grandes sumas en ello. Tan sólo el proyecto Enciclomedia foxista costó 24 mil millones de pesos y constituyó el intento de introducir las Tecnologías de la Información y Comunicación en los centros educativos para que los estudiantes mejoraran en sus resultados en las evaluaciones escolares. En 2012, la elaboración de la prueba Enlace y Evaluación Universal tuvieron un costo de 277 millones de pesos. Para 2014-2015 se entregarán 240 mil laptops a alumnos de quinto y sexto grado de primaria con un costo de 756.6 millones de pesos. Otras concesiones se otorgaron a empresas privadas como Mexicanos Primero, de Claudio X. González.

La evaluación, elevada a rango constitucional demuestra pretensión de la autoridad por lograr la imposición entre la población de esta nueva cultura. Una cultura que expresa el deseo del sector privado por controlar la educación. Con ello quieren establecer una nueva racionalidad técnico-instrumental, quieren construir una nueva civilización técnico-pragmática.

Como señala Michel Foucault: “en la técnica del examen se encuentran implicados todo un dominio de saber, todo un tipo de poder. El examen permite transmitir el saber y establecer sobre los estudiantes un amplio campo de conocimientos. El examen abre dos posibilidades correlativas: la construcción del individuo como objeto descriptible, analizable… y la constitución de un sistema comparativo que permite la medida de fenómenos globales, la descripción de grupos, la caracterización de hechos colectivos, la estimación de las desviaciones de los individuos unos respecto de otros y su distribución en una población”.

El registro de los resultados se conforma como un análisis al que se puede recurrir cuando así lo necesiten, sirve para conocer las costumbres de los niños y de los profesores, el examen así, es un código físico de señalización y exclusión, de control. A través del examen se establece la disciplina sobre las mentes y los cuerpos, el ritual que rodea el ejercicio del examen, su código de misterio, la idea de auscultación y sus resultados van estableciendo un estado de zozobra y nerviosismo en el examinado, cuya aceptación lo autorregula y se autocorrige como finalidad intrínseca del examen.

 Con la sola disposición a aceptar este ritual de la evaluación, el individuo autocorrige su conducta, sus modos de pensar. Con los resultados, la autoridad clasifica a los grupos en zonas y su distribución en la población. Conoce los grupos sociales más dóciles a sus pretensiones, determina la ubicación de los individuos más laboriosos, identifica a los más críticos a su proyecto y así, determina la aplicación de premios a sus incondicionales y castiga a sus opositores. Cada hombre se presenta clasificado y provisto de un rótulo, se circunscribe así, su destino en la sociedad.

Cuando el examen y el pensamiento del individuo se convierten en instrumento, se renuncia a pensar, se niega el intento de convertir al examen en un objeto de saber para el individuo, en un recurso de aprendizaje. Según Max Horkheimer, el examen como instrumento clasificatorio y de exclusión, “realiza complejas operaciones lógicas sin que realmente se efectúen todos los actos mentales en que se basan los símbolos matemáticos y lógicos… cuando la misma razón se instrumentaliza adopta una especie de ceguera, se torna fetiche… subsunción. Nociones como las de justicia, igualdad, felicidad, tolerancia que, en siglos anteriores eran considerados inherentes a la razón o dependientes de ella, han perdido sus raíces espirituales”. Son fines, pero ninguna instancia racional les otorga un valor y las vincula con la realidad objetiva
A través del examen se trata de establecer una sociedad disciplinaria, de imponer una nueva racionalidad a través de una formación en la técnica disciplinaria. La escuela examinadora ha marcado el comienzo de una nueva pedagogía que funciona como ciencia. Se pasa de una pedagogía de práctica cognitivista, evaluadora de aprendizajes, a una pedagogía examinadora, clasificadora y excluyente que sanciona competencias, habilidades y destrezas utilitarias y pragmáticas. La evaluación, como código imperativo constitucional, ha sido convertida en instrumento punitivo para decidir el ingreso, la promoción, la premiación y la permanencia en el trabajo.
Las grandes luchas históricas del magisterio nacional democrático en contra de este tipo de evaluación, de la educación basada en ella y de la nueva racionalidad a la que aspira, no son mera ocurrencia. Son expresión de la lucha por su sobrevivencia y dignidad, de la defensa de la educación pública, de su voluntad de considerar a la educación un derecho humano.

* Filósofo y profesor


 

 

viernes, 23 de agosto de 2013

¿Otro sindicato independiente del SETE y SNTE? Bardomiano González Pérez



Es lastimosa para mí la decisión que toman los compañeros setistas que perdieron las elecciones al actuar visceralmente para  crear otra organización gremial. Sabemos que de acuerdo a la libre sindicalización y los registros de sindicatos solamente se necesitan 24  miembros para formar un nuevo sindicato aunque tenga o no la membresía mayoritaria. El  SETE  sindicato formado por  el desacuerdo con las prácticas de Elba Esther Gordillo y  familia al no reconocer su derrota  en la que el profesor  Héctor Manuel Lara Moreno  les ganó la elección  bajo sus propia norma estatutaria y lo desconoció y encerró en la cárcel  con la valiosa ayuda del gobierno del estado de  origen panista por lo que indignados los  miembros actuales del SETE formamos  otro sindicato para  a futuro pelear las condiciones generales de trabajo y el contrato colectivo que aún  no se logra por la alianza SNTE  gobierno estatal así como se lograron por el SETE las condiciones generales de trabajo y  el contrato colectivo del sistema  educativo municipal de  Tijuana. Así se origina el sindicato de trabajadores  de la educación en el estado SETE . Lo curioso de la decisión de los compañeros que optan por  crear un nuevo sindicato desprendido del SETE es porque  “perdieron las elecciones”, esa es su único argumento válido  ya que  la leyenda urbana de que los robaron, de que hubo fraude  de que se robaron los votos, de  que no fue legal no es más que una serie de justificaciones para avalar ellos mismos  su decisión, a mi parecer si fueran honestos dirían que es porque  “quieren seguir comisionados” sin trabajar en  su plaza , ya que   los resultados de la elección universal en el SETE son muy claras  ganó la planilla  que tuvo más votos  y esa fue la planilla  roja  y el acuerdo aquel que tuvieron los contendientes de que se  iba a respetar   el resultado  fuera el que fuera  quedó en la práctica ; que  se respetaría el resultado siempre y cuando fuera la planilla ganadora  la de los perdedores, por ello en lugar de sumarse a los esfuerzos  del sindicato por lograr mejorar  las condiciones y destrabar  los asuntos pendientes como malos perdedores presuntamente   tratan de hacer un  nuevo sindicato que eso si  “es  su derecho” porque la libre sindicalización permite  vuelvo a repetir que llenando los  requisitos  administrativos un  grupo de trabajadores pueden formar su propio organismo sindical como existen en muchos sindicatos. Por ejemplo Elba Esther Gordillo formó un sindicato paralelo a la sección 22  de Oaxaca   buscando alianza con el gobierno del estado para  tratar de re-controlar la sección que es parte del SNTE pero del grupo disidente de la CNTE  pero ese sindicato no cuenta con  las condiciones generales de trabajo, en  la UABC  existe el STA pero no cuenta con las condiciones generales de trabajo.

Por otra parte  el SETE   forma parte del FENASITE  incluso el profesor Héctor Lara Moreno  era parte del comité  nacional de esta organización, por lo tanto  tiene un lugar en  esa organización, ahora    si al formar un nuevo sindicato ¿a quien le van a pelear las condiciones generales de trabajo? si la lucha  por ellas aún no se logra en el SETE  por la alianza SNTE y  gobierno estatal, tal vez sean las condiciones generales de trabajo del municipio de Tijuana que esas si las ostenta el SETE  oficialmente y en ese caso solamente con una promoción y un emplazamiento que llevaría a un recuento se las puede arrebatar un  sindicato al SETE  porque el SNTE no puede hacerlo ya que no cuenta con toma de nota ni padrón de afiliados ni registro como sindicato estatal  Hoy los compañeros de las planillas perdedoras  toman esa decisión que de alguna forma si perjudica al SETE por llevarse  a una parte de membresía pero es su decisión Y SU RESPONSABILIDAD; y será decisión de nuestros  afiliados si  sostienen el SETE o corren a reforzar  esa nueva opción esperando que en la otra elección mejor se repartan las secretarías por  grupos de interés como en el SNTE  para que se anquilosen los comisionados en diferentes  puestos porque si deciden  arriesgarse  a hacer una elección democrática  por voto universal  y secreto lo más seguro es que  tengan una división más de los que hayan perdido la elección de esa forma  pueden tener  un fiel de la balanza que sea el dueño del  negocio  y no se arriesgarían a  una elección que les pueda quitar  las prebendas como en esta ocasión. Por mi parte  les deseo suerte en esa aventura que sí es una aventura  que a los que  va a beneficiar son al SNTE  y al gobierno del estado. Aunque creo que la  gran mayoría de  los que estamos afiliados al SETE  nos vamos a quedar en  este sindicato que formamos con la intención de aplicar la democracia y la libertad que nunca  tuvimos  en el SNTE y  espero no estar equivocado.

Por otra parte  decir como argumento sin pruebas que  la planilla ganadora  es afín  al SNTE estatutariamente existe  la revocación de mandato, el plebiscito y el referéndum  para casos extremos como  ese simplemente es  cosa de echar a  andar los procedimientos por lo tanto no es más que otra leyenda urbana.