Los maestros y la
rebeldía del espíritu
Luis Hernández Montalvo
“Ya los hemos visto como actuaron en el pasado salinista; ya
los vimos durante el Zedillato; ahora sólo nos toca ver cómo actúan los
llamados intelectuales bajo el mandato de un hombre al que se ve y siente es
totalmente desilustrado” Felipe Moreno.
Maestro Othón Salazar R.
Las primeras palabras del señor
Presidente de la República del primero de diciembre y los discursos posteriores
del Secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet Chemor; han estado
cargados de amenazas a los maestros con el pretexto de establecer un enorme
mecanismo burocrático de evaluación de los desempeños de los maestros en las
aulas.
Desde que el señor Enrique Peña
Nieto se colocó la banda presidencial; se inició una aparatosa campaña contra
los maestros de Educación Básica. Los resultados de las evaluaciones en los
aprendizajes de los estudiantes; principalmente en las pruebas PISA y Enlace,
fueron apenas un pretexto para justificar sus despropósitos en contra del
magisterio.
¿Por qué los maestros? Porque los
maestros se convirtieron en un símbolo en la reconstrucción de la nación cuando
se encontraba con aproximadamente el noventa por ciento de analfabetas. Porque los
maestros fueron los primeros en promover los hábitos de higiene y salud entre
la población analfabeta y porque ellos también cambiaron las estructuras de
habitación de miles de hombres y mujeres que vivían en las haciendas hacinados
en galerones insalubres.
Porque los maestros fueron antes
que las instituciones de salud. Porque los maestros fueron los constructores
literales de la Escuela Pública y porque sus manos construyeron las primeras
aulas, antes que el Estado elaborara sus programas de construcción de escuelas.
¿Por qué contra los maestros? Porque
en la segunda década del siglo pasado pagaron las consecuencias del conflicto
de la Iglesia con el Estado de manera por demás heroica, junto a la defensa de
la Escuela Pública y que Monsiváis resume así:
“Alabemos ahora a las maestras
rurales, que en sus palabras, válidas todavía por la inmensa vida que las
sustentaba, sembraron la luz del alfabeto, se propusieron disipar las
doblegueces del oscurantismo y le impusieron al fanatismo su reciedumbre. Se
las vejó, se las violó delante de sus alumnos, se las desorejó en nombre de la
fe, pero ellas, en los medios más hostiles, adelantaron la secularización”.
CARLOS MONSIVÁIS, Misógino Feminista, México, Debate Feminista, Oceano, 2013,
274p.
Los maestros son un referente en
el imaginario de la sociedad o cuando menos en una parte importante de la
sociedad que les brinda un respeto reverencial porque no olvidan, porque los
nombres de cientos de ellos, dan nombre a sus escuelas y a sus calles, porque
en estados como el de Veracruz, se han levantado monumentos a sus benefactores
culturales los maestros de escuela.
Porque antes que surgiera la
campaña misionera de José Vasconcelos en la construcción de la Escuela Rural
Mexicana; sí, mucho antes, en estas tierras habían recorrido las inquietudes de
educadores como Carlos A. Carrillo; Educador entre los educadores y apóstol entre
los constructores de la nueva República laica. Aquí también están los espíritus
inquietos y constructores de la nueva nación: Ignacio Manuel Altamirano y Guillermo
Prieto el educador de América.
Aquí están los símbolos de la
resistencia de todas las resistencias, los que resistieron en la defensa de la
República durante la intervención francesa, los que escribieron los primeros
renglones de nuestras leyes para tener una educación pública, obligatoria,
laica y gratuita, los que se levantaron en armas en la Revolución Mexicana como
sus intelectuales, los que redactaron El Plan de Ayala en la mesa con Emiliano
Zapata.
También los maestros fueron los
organizadores de las primeras centrales sindicales de obreros y campesinos, los
que desde los distintos ámbitos del país, escrituraron para México el petróleo en
manos extranjeras; porque los maestros fueron los primeros en saber lo que
pasaba con la explotación del petróleo y la corrupción del gobierno y los
hombres de poder absoluto.
Aquí están los maestros de la
resistencia contra los líderes postizos de un sindicalismo desnaturalizado, que
surgió bajo los auspicios de los gobiernos posrevolucionarios. Othón Salazar
Ramírez es uno de los espíritus que
alienta a los maestros de México en la construcción de un sindicalismo
democrático al servicio del Pueblo y de los trabajadores. La educación es un
espacio de lucha y de resistencia, por ahora solo de los intereses gremiales,
del derecho de los maestros a tener estabilidad laboral, pero ya, los maestros
inauguran la resistencia contra el poder político que se extravió en las
fronteras de lo que es legal y de lo que no lo es, una clase política que ya no
se rige, ni por principios ni por la ética de la Constitución de la República.
Los enemigos de los maestros
aparecen en la pantalla de las televisoras para condenar a los maestros, para
hacer escarnio de su pobreza y su condición económica; para reclamarles porque
el Estado ha fracasado en su intento por formarlos como profesionistas del
primer nivel para competir con los socios comerciales.
Aquí los enemigos de esta
República que claman por aplastar la resistencia de los que no se ajustan a sus
gustos europeizantes; aquí los intelectuales transexenales, los modernos
pensadores que no militan en los partidos políticos pero que les sirven y se
benefician de sus servicios.
Aquí veo al señor Héctor Aguilar
Camín condenando a los primitivos y rupestres maestros de escuela, haciendo su
causa la causa contra los maestros. ¿Su referente ético? Los escándalos en la
edición de los Libros de Texto Gratuito durante el gobierno de Ernesto Zedillo
y su trayectoria junto a los gobiernos en turno ¿Los maestros y la sociedad no
tienen memoria? En la mesa redonda el ya no tan joven Jesús Reyes Heroles,
junto al otrora miembro de las juventudes comunistas Jorge Castañeda, y la
señora María Amparo Casar con sus rostros descompuestos por el odio están demandando
al gobierno de la ciudad de México que cumpla con su derecho al ejercicio de la
represión ante los “vándalos y delincuentes de la República”. En su
nerviosismo, se escuchan y se ven grotescos. –Qué los encierren en el Zócalo con
vallas metálicas y policiacas; -Que el Estado ejerza su derecho a la fuerza. Estos
son los intelectuales del poder y de los poderosos.
En una espiral de voces de la
represión el Instituto Federal Electoral organizó una mesa de diálogo con
investigadores de la UNAM para demandar “la rendición de cuentas” del gobierno
de la ciudad de México que aún no ejerce su legítimo derecho a la represión.
La resistencia apenas se inicia. Si
las leyes secundarias en educación se aprueban, pronto se harán extensivas las
reformas al resto de la Constitución de la República para afectar los derechos
al trabajo del resto del sindicalismo al servicio del Estado.
Los enemigos del maestro de
escuela tienen a las principales cadenas de comunicación masiva: las
televisoras y sus extensiones en la prensa escrita y radiofónica. Los maestros
y los trabajadores podemos romper el cerco de comunicación creando una campaña
del tamaño de las circunstancias para crear y recrear la lucha en las redes
sociales, tarea que debemos construir en un tiempo record para que todos los
trabajadores se incorporen y participen de las sociales que también convocan a
la resistencia en este siglo de cercos comunicativos, aún más peligrosos que
las cárceles y las censuras. Aún más eficaces
que todo el aparato del poder, la fuerza del espíritu en resistencia.
(31-08-2013)