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viernes, 29 de enero de 2016

El Manglar Tajamar, el Santo Padre y la iglesia Luis Hernández Montalvo

El Manglar Tajamar, el Santo Padre y la iglesia Luis Hernández Montalvo


“…a partir de su capital religioso positivo, estas religiones pueden llegar a convergencias más allá de las diferencias y ayudar a enfrentarse a la nueva era del antropoceno (el ser humano como un meteoro rasante amenazador) y la sexta extinción masiva que ya está en curso desde hace mucho tiempo y se acelera cada vez más”. Leonardo Boff
Luis Hernández Montalvo

¿Solo rezar y pedir perdón? ¿No hace falta algo más para impedir que los intereses económicos globales continúen con su carrera de depredación de la naturaleza y de nuestros ya exiguos recursos naturales en tierras mexicanas?

El 25 de enero, mi vista ya cansada mira con asombro la respuesta de una parte inteligente del pueblo cancunense que se reúne para protestar por la destrucción del Manglar Tajamar ante la complicidad de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales –Semarnat- y la intervención directa de los recursos económicos del Fondo Nacional de Fomento al Turismo –Fonatur- proveniente del capital europeo para desarrollar treinta proyectos de construcción colocando en el centro de tanta destrucción y muerte, una gran basílica católica.

Por la tarde del 25 de enero en medio de sahumerios de copal e incienso los habitantes de Cancún, cantaron, rezaron y claman al cielo para defender el Manglar Tajamar devastado por las máquinas. La vegetación derribada es sepultada con sus habitantes, toda clase de aves silvestres, cocodrilos, peces   mamíferos y especies amenazadas por la codicia de los llamados desarrolladores. Después del sábado 16 de enero, solo quedan devastación y muerte, y las leyes y funcionarios omisos en su misión por resguardar las múltiples especies de flora y fauna catalogadas bajo protección de la Semarnat, hacen más que evidente su complicidad en lo que se refiere a la protección de la vida silvestre a los que se agregan el cangrejo azul e iguanas y toda clase de reptiles y roedores destruidos.

En las próximas horas el Papa de Roma seguramente sobrevolará estas tierras y un motivo concreto tendrá para dirigirse a su Iglesia que parece ser sorda ante su llamado en la encíclica dedicada al medio ambiente llamada "Laudato Si, Sobre el Cuidado de la Casa Común". El Santo Padre tiene que mover las viejas estructuras eclesiales –hacer lío en México- para que puedan avanzar en sus propósitos de salvar “la casa común”, abandonar el silencio e iniciar una nueva era de esperanza por la vida.

Los ruegos de los cancunenses y la indignación de miles de mexicanos debieran ser atendidos por todos aquellos que se interesan por el destino del planeta. A propósito, la Encíclica papal inicia sus primeras líneas con una referencia a Francisco de Asís:

1. Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba ». 1 2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura. 1 Cántico de las criaturas: Fonti Francescane (FF) 263. 1.  


Ahora que empezamos a conocer cómo piensa el Papa ¿No resulta una bofetada de las grandes corporaciones de desarrolladores el acto de ecocidio en Tajamar? ¿No es un acto de soberbia y una abierta provocación a la presencia del Vaticano en nuestro país? La del Papa, ¿Una voz que clama en el desierto?                                                                   ,             

La presencia del Papa en el vecino estado de Chiapas es una oportunidad para reflexionar profundamente sobre la destrucción de la naturaleza en México y junto a las voces de los ambientalistas sumemos nuestro reclamo y nuestra esperanza por un mundo mejor para todos los seres vivos que habitamos el planeta y a la vez, demandemos el castigo de empresas extranjeras como la italiana BI&DI responsable de este atentado a la vida.  

Los maestros y estudiantes no podemos seguir indiferentes desde nuestra cátedra, desde el confort de los pupitres que nos inmoviliza y hace inútil nuestro conocimiento y nuestro trabajo. Desde nuestro discurso de protección del medio ambiente, es necesario elevar nuestra protesta desde las aulas, en las academias y en la calle.

O tal vez como lo señala Leonardo Boff en su artículo de este fin de semana:
“…ayudar a enfrentarse a la nueva era del antropoceno (el ser humano como un meteoro rasante amenazador) y la sexta extinción masiva que ya está en curso desde hace mucho tiempo y se acelera cada vez más”. Leonardo Boff. (30 enero 2016).

hernandez_luis21@yahoo.com.mx

¿Pueden las religiones ayudar a superar la crisis ecológica Leonardo Boff

¿Pueden las religiones ayudar a superar la crisis ecológica Leonardo Boff

2016-01-29


Por primera vez después de años, los 192 países se pusieron de acuerdo en la COP 21 de París, a finales de 2015, en que el calentamiento global es un hecho y que todos, de forma diferenciada pero efectiva, deben aportar su colaboración. Cada saber, cada institución y especialmente aquellas organizaciones que más mueven a la humanidad, las religiones, deben ofrecer lo que está en su mano. De no ser así, corremos el peligro de llegar con retraso y de enfrentarnos a catástrofes como en los tiempos de Noé.
Obviando el hecho cada religión o iglesia tiene sus patologías, sus momentos de fundamentalismo y de radicalización hasta el punto de haber crueles guerras religiosas, como hubo tantas entre musulmanes y cristianos, lo que se pide ahora es ver de qué forma, a partir de su capital religioso positivo, estas religiones pueden llegar a convergencias más allá de las diferencias y ayudar a enfrentarse a la nueva era del antropoceno (el ser humano como un meteoro rasante amenazador) y la sexta extinción masiva que ya está en curso desde hace mucho tiempo y se acelera cada vez más.
Tomemos como referencia las tres religiones abrahámicas.
Primero, veamos la contribución del judaísmo. La Biblia hebrea es clara al entender la Tierra como un don de Dios y que nosotros hemos sido colocados aquí para cuidarla y guardarla. “La Tierra es mía y vosotros sois huéspedes y forasteros” (Lv 25,23). No podemos, como ningún huésped normal haría, ensuciarla, romper sus muebles, estropear su jardín o matar a sus animales domésticos. Pero nosotros lo hemos hecho. Por eso existe la tradición de Tikkum Olam, de la “regeneración de la Tierra”, como tarea humana por los daños que le hemos causado. Hay también sentido de responsabilidad frente a los no humanos. Así antes de comer, cada uno debe alimentar a sus animales. No se puede tirar el nido de un pájaro que está cuidando a sus pichones. “Dominar la Tierra” (Gn 1,28) debe ser entendido a la luz de “cuidar y guardar” (Gn 2,15), como quien administra una herencia recibida de Dios.
El cristianismo heredó los valores del judaísmo. Pero le añadió datos propios: el Espíritu Santo fijó su morada en María y el Hijo en Jesús. Con eso asumió de alguna forma todos los elementos de la Tierra y del universo. La Tierra es entregada a la responsabilidad de los seres humanos, pero éstos no tienen un derecho absoluto sobre ella. Son huéspedes y peregrinos y deben cuidar de ella. San Francisco de Asís introdujo una actitud de fraternidad universal y de respeto a cada uno de los seres, hasta a las hierbas silvestres. Por ser el Dios cristiano un ser relacional, pues es Trinidad de Personas siempre relacionadas entre sí, el propio universo y todo lo que existe es también relacional, como tan bien lo expresó el Papa Francisco en su encíclica.
El islam sigue las huellas del judaísmo y del cristianismo. También para él la Tierra y la naturaleza son creación de Dios, y han sido entregadas a la responsabilidad del ser humano. En el Corán se dice que tenemos nuestra morada aquí y por un corto tiempo podemos disfrutar de sus bienes (Sura 2,36). El Altísimo y Misericordioso nos da señales a través de la riqueza y la diversidad de la naturaleza que nos recuerdan constantemente su misericordia, con la cual dirige el mundo (Sura 45,3). La entrega confiada a Alá (islam) y la propia jihad (lucha por la santidad interior) implican cuidar de su creación. Hoy muchos musulmanes han despertado a lo ecológico y de Singapur a Manchester pintaron sus mezquitas todas de verde.
Hay unos puntos convergentes en estas tres religiones: entender la Tierra como don y herencia y no como objeto para ser usado simplemente a su voluntad, como lo entendió la modernidad. El ser humano es responsable de lo que recibió, debiendo cuidarla y guardarla (haciéndola fructificar y dándole sostenibilidad); él no es dueño sino cuidador. La Tierra con su riqueza remite continuamente a su Creador.
Estos valores son fundamentales hoy, pues la tradición científico-técnica trata a la Tierra como mero objeto de explotación, situándose fuera y por encima de ella. Somos Tierra (Gn 1,28). Por eso hay un parentesco con ella, nuestra sustentadora.
Además, todas las religiones desarrollan actitudes que actualmente son imprescindibles: el respeto por la Tierra y por todo lo que ella contiene, pues las cosas son muy anteriores a nosotros y tienen valor por sí mismas; la veneración ante el Misterio del universo. Respeto y veneración no solo al Corán o a la hostia consagrada, sino a todos los seres, pues son sacramentos de Dios. Esta actitud impone límites al poder dominador que está hoy poniendo en peligro el equilibrio de la Tierra y amenazando nuestra supervivencia. La irracionalidad científico-técnica debe conocer límites éticos, impuestos por la propia vida que quiere seguir viviendo y mantener su identidad. Si no, ¿a dónde iremos? Seguramente no a la montaña de las bienaventuranzas sino al valle de lágrimas.     

jueves, 28 de enero de 2016

Rincón Pedagógico Raúl Rosales Martínez

RINCÓN PEDAGÓGICO
EVALUACION DOCENTE. Parte 2
Profr. Raúl Rosales Martínez. Correo: rauleduc@yahoo.com.mx 28-I-2016.
            Esperando que el año que recién comienza, nos traiga mejores cosas que el pasado, sigámosle dando la BIENVENIDA!!!. Dentro de la 1ª. parte del examen que los compañeros docentes en servicio tuvieron a bien comentar, fue la conformación de la misma, la cual estuvo integrada por cuatro temas o ejes, a saber:  Integración de los alumnos al proceso educativo; educación relacionada con comunidades y alumnos indígenas;  atención a alumnos extranjeros y migrantes; y, relación con alumnos con base en los derechos humanos, erradicación del bullying y la violencia intrafamiliar.  Para ellos fue la temática que predominó en los cuestionamientos de esta primera parte del examen, con duración de 4 horas.
            En dicho examen, en jornada vespertina, también de 4 horas, se dedicó a la elaboración de una PLANEACION ARGUMENTADA, bajo temática proporcionada en el soft wear a cada uno, según el perfil en el que se estuvieran evaluando, situación que la consideran también estresante, entre otras cosas: por la jornada tan larga, estar tanto tiempo ante la pantalla, corte o caída de la conexión de la computadora para empezar de nuevo, borrándose lo ya elaborado; estar recibiendo advertencias de los aplicadores por causas diversas. Lo anterior, consideran, que puede llevarse a cabo de una forma ordenada, pero con un trato más acorde a lo que se pretende, en donde predomine, el respeto y una mejor distribución del tiempo.
             Esperan que el INEE y la SEP, no pasen por alto la revisión del proceso de evaluación, a la que se han comprometido para su mejora, y por ende, la superación de las debilidades que se han presentado.
            Identifican los compañeros, 4 etapas de este PROCESO DE EVALUACIÓN DOCENTE: La primera que le corresponde al director del plantel emitir sus juicios de los compañeros que fueron “seleccionados”, que a decir de ellos mismos, no les queda claro, en quien recayó la responsabilidad de esa selección, si a las autoridades en forma aleatoria o directa, o a los directivos a petición de las autoridades administrativas. La 2da.,  consistió en enviar evidencias de su práctica docente, por medio de la red, con casos vivenciados en el trayecto de la práctica de cada profesor seleccionado. La 3ª, es el examen compuesto de dos partes, una escrita y resuelta a través del soft wear, de 154 cuestionamientos de opción múltiple y otra parte la ya mencionada planeación argumentada, donde se fundamenta lo de los aprendizajes esperados, competencias y demás componentes de la planificación y del proceso que se lleva a cabo para el logro de los aprendizajes y sus finalidades. La 4ta. Etapa, según información, se aplica hasta el momento, a los docentes que laboran con la asignatura de inglés. 
            Independiente del proceso de evaluación y de los diferentes puntos de vista que se le  adjudican, calificándola o descalificándola, nos permitimos entrar en conversación sobre la modalidad llamada PLANEACION ARGUMENTADA, en donde, en lo particular considero que lleva al docente un tanto a la reflexión y análisis del, para qué abordo o “enseño“ tal o cual cosa, tema o contenido; situación que muchos de los profesores de mi generación no lo manejábamos a este nivel, si no, nada más, como un simple mandato institucional; bueno, salvo que el resto de mis contemporáneos, sí hayan tenido muy presente esa argumentación, que ya en los programas se empezaba a plantear; porque en lo particular, en honor a la verdad, “me pasaba de noche”, como luego se dice. En esto, hubo concordancia con los compañeros de la conversación. Esperando sean también la única excepción, junto conmigo.
            A lo que se sabe, este proceso debe mejorarse, pues, incluso el docente puede reflejar esta mejora en los procesos evaluatorios que le corresponde aplicar en su desempeño e influir con actitudes positivas, en el buen logro de los aprendizajes; sin pasar por alto el cambio de actitudes en la relación maestro-alumno.
El cambio debe darse ¡Ya!, pues, insisto, debe el SEN, formar mejores alumnos para una sociedad más comprometida consigo misma y con ello, una ciudadanía más íntegra y solidaria ante la problemática social.
 Una vez más, COMPROMETÁMONOS LOS DOCENTES, y con ello exijamos a los funcionarios que ellos lo hagan y sobretodo que se capaciten y dejen de ser simples transmisores de disposiciones.

Esperemos las novedades que traerá el NUEVO MODELO EDUCATIVO. ¡¡UN SALUDO FRATERNAL!! 

viernes, 22 de enero de 2016

¿Cómo tratas a Hestia: tu hogar y la Tierra como Casa Común? Leonardo Boff

¿Cómo tratas a Hestia: 

tu hogar y la Tierra como Casa Común? Leonardo Boff

2016-01-22



Existe actualmente toda una forma nueva de interpretar los antiguos mitos griegos y de otros pueblos. En vez de considerar a los dioses y diosas como entidades existentes, ahora crece la hermenéutica, especialmente tras los estudios del psicoanalista C.G. Jung y sus discípulos J. Hillman, E. Neumann, G. Paris y otros, de que se trata de arquetipos, es decir, de fuerzas psíquicas ancestrales que habitan en nosotros y mueven nuestras vidas. Irrumpen de forma tan vigorosa que los conceptos abstractos no consiguen expresarlas más que mediante relatos mitológicos. En este sentido el politeísmo no significa la pluralidad de divinidades, sino de energías que vibran en nuestra psique.

Uno de esos mitos que tienen un significado profundo y actual es el de la diosa Hestia. Según el mito, es hija de Cronos (el dios del tiempo y de la edad de oro) y de Rea, la gran madre, generadora de todos los seres. Hestia representa nuestro centro personal, el centro del hogar y el centro de la Tierra, nuestra Casa común. Es virgen, no por despreciar la compañía del hombre, sino para poder cuidar con más libertad a todos los que se encuentran en el hogar. Así y todo suele ir acompañada de Hermes, el dios de la comunicación (de donde viene hermenéutica) y de los viajes. No son marido y mujer; son autónomos, aunque vinculados siempre recíprocamente.

Ellos representan dos facetas de cada persona humana, que es portadora simultáneamente del ánimus (principio masculino, Hermes) y del ánima (principio femenino, Hestia).

Hestia significa en griego el hogar con el fuego encendido: el lugar alrededor del cual todos se agrupan para calentarse y convivir. Por lo tanto, es el corazón de la casa, el lugar de la intimidad familiar, lejos del barullo de la calle. Hestia protege, da seguridad y refugio. Además, a ella le corresponde también el orden de la casa y tiene la llave de la despensa para que esté siempre bien abastecida para familiares y huéspedes.

En las ciudades griegas y romanas había siempre un fuego encendido, para expresar la presencia protectora de Hestia (la Vesta de los romanos). Si se apagaba el fuego, era presagio de alguna desgracia. Tampoco se empezaba la comida sin hacer un brindis a Hestia: “para Hestia” o “para Vesta”.

Hestia concretamente significaba también ese rincón donde uno se recoge para estar solo, leer su periódico o un libro y hacer su meditación. Cada persona tiene su “rinconcito” o su butaca preferida. Para saber donde se encuentra nuestra Hestia debemos preguntarnos cuando estamos fuera de casa: ¿cuál es la imagen que nos recuerda mejor nuestro rincón, donde Hestia se oculta? Ahí está el centro existencial de la casa. Sin Hestia la casa se transforma en un dormitorio o en una especie de pensión gratuita, sin vida. Con Hestia hay afecto, bienestar y el sentimiento de estar “finalmente en casa”. Ella era considerada como una araña, por tejer telas que unen a todos, trasmitiendo las informaciones.

Hestia era venerada por todos y la primera en ser reverenciada en el Olimpo. Júpiter defendió siempre su virginidad contra el asedio sexual de algunos dioses más atrevidos.

Nuestra cultura patriarcal y la masculinización de las relaciones sociales debilitaron mucho a Hestia. Las mujeres han hecho bien saliendo de casa y desarrollando su dimensión de animus(capacidad de organizar y dirigir), pero han tenido que sacrificar, en parte, su dimensión de Hestia. En ellas se muestra la dimensión de Hermes, que se comunica y se articula. Han llevado al mundo del trabajo las principales virtudes de lo femenino: el espíritu de cooperación y el cuidado, que hacen las relaciones menos rígidas, pero llega el momento de volver a casa y recuperar a Hestia.

¡Ay de la casa descuidada y desordenada! Ahí surge el deseo de que Hestia se haga presente para garantizar una atmósfera buena, íntima y familiar. Esta no es solo tarea de la mujer sino también del hombre. Por eso en todo hombre y en toda mujer deben equilibrarse el momento de Hermes, estar fuera de casa para trabajar, con el momento de Hestia, de volver al centro donde tiene su refugio y su bienestar.}

Hoy, por más feministas que sean las mujeres, están recuperando cada vez más este fino entramado vital. Hestia no significaba solamente el hogar de la casa o de la ciudad. También designaba el centro de la Tierra donde está el fuego primordial. Hoy ya no es una creencia sino un dato científico. En el centro hay hierro incandescente. Lógicamente, cuando se estableció el heliocentrismo y se invalidó el geocentrismo, hubo un derrumbe emocional de la figura de Hestia, la Casa Común. Pero lentamente se ha ido reconquistando. Si bien la Tierra ya no es el centro físico del universo, sigue siendo el centro psicológico y emocional. Aquí vivimos, nos alegramos, sufrimos y morimos. Incluso viajando a los espacios exteriores, los astronautas siempre mostraban tener nostalgia de la Madre Tierra, donde está todo lo que es significativo y sagrado.

Hoy tenemos que rescatar a Hestia, protectora de la Casa Común, mantener su fuego vivo y darle sostenibilidad. No le estamos dando el trato de honor que merece, por eso ella nos envía quejas con el calentamiento global y las calamidades naturales. No debemos rebajar a Hestia a mero repositorio de recursos sino tratarla como la Casa Común que debe ser bien cuidada para que siga siendo nuestro hogar acogedor y bienhechor.
     
Página de Leonardo Boff

Pronunciamiento de la Escuela Normal Primaria “Lic. Manuel Larraínzar”


Al pueblo de México
A las Escuelas Normales del país
Al Magisterio Nacional
A la Secretaría de Educación Pública

Los profesores y estudiantes de esta casa de estudios, expresamos lo siguiente:
1. La educación pública es un derecho que el Estado mexicano debe garantizar a todo ciudadano, esta es la máxima del Artículo 3º de la Constitución de 1917, asegurar el derecho social a todos los niños y jóvenes del país. Sin embargo, las políticas educativas que el actual gobierno ha emprendido con las distintas reformas somete al Sistema Educativo Mexicano a una dinámica de competitividad, de flexibilidad y productividad a favor de la empresa y el libre mercado; violentando la gratuidad de la educación, un bien común producto de luchas históricas del pueblo mexicano.
2. La actual reforma educativa ha violentado los derechos individuales y colectivos de los profesores al imponer una evaluación punitiva estandarizada que busca responsabilizar a los profesores de la calidad de la educación. Estas acciones implementadas por el gobierno federal en conjunto con el INEE han militarizado la educación pública y con ello han asesinado, encarcelado y perseguido a profesores y lideres sindicales que defienden un derecho legitimo: la educación publica laica y gratuita.
3. La responsabilidad que se imputa a los profesores del país sobre la calidad de la educación es únicamente una estrategia más del gobierno que busca desatender la responsabilidad históricas que no ha asumido con respecto a recursos para mejorar la infraestructura de las escuelas, fortalecer con más y mejores incentivos la labor docente, resolver los problemas de miseria y pobreza que aún impera en todo el país. El problema de la educación no es asunto de exclusivo de los profesores, sino de un problema estructural que se debe atender de manera inmediata.
4. No conforme con los daños que se le han hecho en estos últimos años a la imagen de los profesores y al Sistema Educativo en general, ahora el gobierno responsabiliza a las Escuelas Normales en todo el país de la mala calidad con la que egresan los profesores, cuando desde la cúpula se han diseñado durante varias décadas los Planes y Programas de Estudios para la formación inicial de los profesores. Durante décadas las Escuelas Normales han sido desacreditadas y atacadas por el gobierno porque son estas instituciones las que han formado profesores con conciencia crítica sobre la problemática de nuestro país. El último embate más triste del gobierno ha sido la desaparición de 43 normalistas, el asesinato y la desaparición contundente de profesores y estudiantes que han levantado la voz en contra de un gobierno fascista y dictador.
5. Rechazamos que el gobierno de Enrique Peña Nieto continúe responsabilizando a las Escuelas Normales sobre la problemática de la educación, cuando la mayoría de estas instituciones sobreviven con recursos propios para el pago de luz, agua, mantenimiento, construcción, y otras tantas necesidades que se presentan. Rechazamos contundentemente la reducción constante de la matrícula para el nuevo ingreso, la cancelación de la plazas automáticas, el uso de la represión física y psicológica hacia los estudiantes y profesores normalistas en los distintos estados del país.
6. Rechazamos categóricamente que el gobierno federal en el marco de la llamada Reforma Educativa (2013), pretende implementar un nuevo golpe al normalismo a través del Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales (PIDIRFEN), diseñado desde las cúpulas de las burocracias instaladas en la Dirección General de Educación Superior y Profesionales de la Educación (DGESPE) y el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), sin tomar en cuenta la opinión de las comunidades normalistas.
7. Rechazamos categóricamente que intelectuales de cuello blanco sigan decidiendo la vida de las Escuelas Normales y de la Educación de nuestro país sin tomar en cuenta el punto de vista, la opinión y propuesta de quienes vivimos cotidianamente las problemáticas de la educación.
8. La crítica que hace el PIDIRFEN sobre las escuelas normales cuenta con información sesgada que demuestra su desconocimiento sobre la lógica con que operan estas instituciones. Por ejemplo, en su diagnóstico indica que “las evaluaciones del Exámenes Generales de Conocimiento (EGC) del CENEVAL que se aplicaron en 2013 a los estudiantes del último semestre de las licenciaturas en educación los resultados más desfavorables se presentaron en los estudiantes de la Licenciatura en Primaria Intercultural Bilingüe”. En lo que no profundizan con sus resultados es que se evaluó a nuestros estudiantes con una misma prueba general, cuando estos concluyen con un perfil intercultural bilingüe, lo que implicaba la necesidad de diseñar una prueba específica para cada perfil profesional.
9. Rechazamos categóricamente que en aras de desaparecer a las Escuelas Normales y privatizar la formación docente el gobierno desacredite la labor de docentes y estudiantes, estigmatice y demerite los procesos pedagógicos que en estas instituciones se realiza a favor de una educación pública para los niños y jóvenes de nuestro país.
10. Nos manifestamos por una educación pública incluyente que tome en cuenta a los actores centrales de las Escuelas Normales: profesores, alumnos, padres de familia y sociedad en general. Una educación que promueva el derecho, la laicidad, la gratuidad, la democracia, el diálogo, la justicia y demás valores humanos a favor de un bien común y social.
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas., 22 de enero de 2016

jueves, 21 de enero de 2016

Silverio y Jerónimo Adan Morgan

Dos pequeños gigantes con escasos 6 y 4 años, que caminan más de una hora para llegar a la escuela, dos pequeños gigantes a quienes no les importa atravesar las montañas, que el miedo les aguijonaba el corazón pero dispuestos a seguir de frente, dos pequeños gigantes que se abrazaban para no sentir la distancia, que tararean la única canción aprendida, dos pequeños gigantes con la habilidad del jaguar para atravesar las veredas, que superan las dificultades con una hermosa sonrisa en los labios.

Sí, a quienes me refiero son Silverio y Jerónimo o Xelito1 como lo llama su hermano. Silverio es el mayor, un gigante con el deber a cuestas, es responsable de cuidar a su hermanito, no sólo en la travesía que hacen rumbo a la escuela, sino en los deberes de la casa. Siempre preocupado por si a Xelito le pasa algo, si una espina atraviesa las botas es él quien se encarga de solucionar el problema, si hay que atravesar la laguna el carga a su hermano en la espalda, si hay que hacer la tarea él asume el papel de tutor. Siempre trae puesta la mirada sobre su hermano, siempre busca procurarlo, lo abraza si tiene miedo, y si algo le pasa en el camino, tal como el bejuco que lastimó el brazo de Xelito el siente toda la culpa, llora no sé si de culpa o de impotencia pero siempre en silencio para que su hermano no lo note.

Xelito confía ciegamente en su hermano, es un gigante que sonríe siempre, un pequeño gigante que llena el corazón de su hermano mayor con sonrisas y caricias, un pequeño gigante que abraza como si fuera la última vez, o como quien se aferra a su hermano al sentirse protegido, especialmente cuando siente miedo, cuando se cree las historias que los otros compañeros le cuentan, aunque Silverio le dice que no escuche, la curiosidad hace que siempre tenga las orejas paraditas como conejo.

–¡Tengo miedo Silverio! –No hay nada, ya mero llegamos.
Son perros los que escuchas, aquí no hay lobos, eso es mentira, no le hagas caso a Chanti, él solo te quiere espantar. Mira pasando esa última vereda ya llegamos a la escuela.

Silverio también sentía miedo, a sus escasos 6 años no quiere demostrar su temor con su hermano. Con la mano izquierda aprieta la mano sudada de su hermano y en la derecha se aferra con fuerza a una bolsa de plástico que contiene su más preciado tesoro: dos libretas de media carta de doble raya y dos pequeños lápices con el logotipo de la cruz roja, los útiles que la maestra Laura les había regalado al inicio del ciclo escolar.

–Si decimos que tenemos miedo mamá ya no va querer que venimos, mejor cantemos una canción pa que no sientas miedo. ¿Te acuerdas de la canción de la profe Laura? La que cantamos cuando estamos desgranando el maíz, tu la sabes, si te escucho cuando lo cantas, jajajaja…

Caracol. caracol, col, col sal de tu casita que es de mañanita y a salido el sol. Caracol, col, col vuelve a tu casita que es de nochecita y si ha puesto el sol.

Entre canto y tarareo Silverio acelera la caminata, Xelito sonríe mientras observa a su hermano, le inspira no sólo confianza, sino también valentía, coraje para avanzar. Los pequeños ojos de Silverio son candiles en la oscuridad, Xelito sabe que su hermano lo guiará hasta la escuela y que durante el camino lo cuidará con su propia vida, la compañía y las palabras de su hermano le bastan para avanzar. Mientras hacen la travesía el sol parece hacer honor a la canción pues sus rayos hacen que Silverio y Xelito comiencen a sudar y el hermano mayor de vez en vez se levanta la camisa para limpiar el rostro de su hermano, ese rostro de inocencia, de quien no sabe porque debe ir a la escuela, ese hermano menor que alegra la vida de Silverio porque ahora no tiene que caminar sólo como lo hacía un año atrás, ahora lleva con él a un compañero, alguien con quien soportar no sólo la travesía del camino, sino también el miedo que siente pero que no quiere, ni debe demostrar a su hermano, porque él es el hermano mayor, el cuidador, el que dirige la marcha triunfal, el que orquesta la utopía que algún día llegará.

–¿Ya viste Xelito? Ya se ve la escuela, yo creo que hoy si vamos a llegar temprano. No que ayer casi a medio día llegamos… jajajajaja… la maestra no se enojó pero Pedro y Rogelio se estaban riendo de nosotros, dicen que mejor ya fuéramos de vuelta para que no nos agarre la noche. Pero que bueno que la maestra si te curó tu brazo, no me di cuenta hermanito que te trabaste con el bejuco de la chaya que estaba colgado, por eso fue que llegamos tarde a clases, pero mira hoy llegamos casi a buena hora… canta pues…
Caracol. caracol, col, col sal de tu casita que es de mañanita y a salido el sol. Caracol, col, col vuelve a tu casita que es de nochecita y si ha puesto el sol.

La profesora Laura mientras inicia la clase de vez en vez se asoma a la puerta para ver si alcanza a divisar a los niños, su corazón se hace como una pasa, se arruga todito, la angustia y el sentimiento se revuelven en su estómago como si sus tripas se fueran a salir de su lugar. Por las noches se despierta con sobresaltos imaginando que algún día los dos pequeños no llegarían nunca más a la escuela, o peor aún, que un día se saldrán del camino y se perderán, que un animal los atacará, todo lo que ustedes puedan imaginar pasaba por la mente de la profesora. Por eso en cuanto veía que las dos pequeñas siluetas aparecían de entre los matorrales salía corriendo para ir por ellos, los tomaba de la mano, los abrazaba, los besaba. A ella no le importaba si los niños venían con lodo, si estaban sudando, si estaban escurriendo mocos, la alegría de ver a esos dos pequeños llenaban por completo su corazón, los cargaba hasta el salón mientras escondía tras el cuerpecito de los niños las lágrimas que caían por la alegría de ver que llegaban sanos y salvos.

–¿Verdad que vivimos lejos Xelito?

Xelito sólo levanta los hombros y sonríe ante la pregunta de Silverio quien se muestra valiente y lleno de orgullo ante sus compañeros. Las botas parecen barras de chocolate por tanto lodo, también las playeras que traen puestas están salpicadas con el lodo del camino, pero, parece no preocuparles, desde que llegan al salón sonríen, saludan a sus compañeros, acomodan su silla, también sacan sus pequeño cuadernos de la bolsa de plástico, eso sí, pueden ensuciar la playera, el pantalón, las botas, pero por nada del mundo permitirán que los útiles escolares se mojen, por eso los resguardan en la bolsa de plástico y en todo el camino se ocupan de que nada les suceda. Silverio quien asume el papel del hermano mayor, le indica a su Xelito el lugar que debe ocupar, acomoda su silla, le limpia los mocos, acomoda los cuadernos, saca dos lápices, uno más corto que el otro, pero elige el más grande para su hermano y él se queda con el más pequeño.

–¡Con este lápiz! Porque lo vas agarrar mejor, agárralo con todos los dedos paque no se te caiga. ¡Mira! Ya viste, así como lo tengo… ¿Ya entendiste?

Silverio es un hermano exigente, o quizá un hermano protector, un hermano que siente obligaciones que no le corresponden, pero que debe asumir, en la casa él también es el que ayuda con la tarea, es tutor de su hermano, porque su mamá y su papá no saben leer. Xelito sonríe sin poner tanta atención, agarra el cabello de su hermano y lo acaricia, y mueve la cabeza afirmando que ha entendido las indicaciones, voltea a ver a su maestra como quien busca una respuesta, y su maestra acercándose a él le dice:

–¡Muy bien! Ya veo que tienes un excelente maestro en casa, Silverio te ha dado bien las indicaciones, los felicito a los dos, son dos niños muy inteligentes, pero recuerden que tienen que asistir todos los días a clases, porque tu Silverio ya vas a entrar a primer año y necesitas estar preparado y tu Xelito tenemos tiempo para prepárate bien…
Por un momento parece que la tristeza les invade y Silverio le contesta a su maestra:

–No podemos venir todos los días maestra, caminamos mucho, casi como bastante, mi casa está pasando el puente, luego caminamos atrás del rio, luego tenemos que atravesar por la vereda si queremos cortar camino. Ahorita que no está lloviendo dice mi mamá que podemos venir a la escuela, pero cuando se rebalsa el río hay peligro dice mi mamá, mira mi bota tiene mucho lodo y eso que no ha comenzado a llover verda Xelito…

El último comentario de Silverio hace eco en el corazón de la profesora, ella aprieta fuerte sus manos junto al pecho, una extraña impotencia invade su cuerpo y por al algún momento quisiera salir corriendo de la comunidad para no sentir ese dolor, para no tener que soportar tanta injusticia, pero sabe que para esos dos pequeños gigantes ella es la única esperanza.

Avanza el día, el día que lo soporta todo, soporta los llantos, las sonrisas, el silencio, el agotamiento, el cansancio, las tristezas, la pobreza, la marginación, la miseria. Avanza el día, el día que lo soporta todo, el día que es un contenedor de emociones que se cierra al caer el sol y que vuelve a acumular los sentimientos al amanecer. Desde la ventana del salón la profesora

Laura observa los juegos de los niños, sonríe con las travesuras, sus ojos clavados, no sé si en los dos pequeños niños o sobre un punto fijo infinito mientras se pregunta: ¿Cuántos profesores confiamos en que Silverio y Xelito tendrán algún día mejores oportunidades?

¿Hasta cuándo la ceguera humana seguirá permitiendo tanta injusticia? ¿Cuántos profesores somos capaces de sembrar en el corazón de los niños una semilla que les permita germinar hacia un mejor futuro? ¿Cuántos profesores estamos dispuestos a dejar la vida por nuestros niños, a sembrar la conciencia, la justicia y la libertad con ellos y desde sus propias vivencias?

Avanza el día, las emociones se amontonan en el pecho, en el estómago, en el corazón, en los ojos de la profesora Laura, escurren sus lágrimas en silencio sobre su rostro, escurren como la misma mugre que escurre con el sudor de la frente de Silverio y Xelito.

1 Xelito, nombre tseltal para Jerónimo.

Narrativa Profesora Laura Chiapas/2015. Coord. Adan Morgan Colectivo 43 x 43 Serie 1. De las Condiciones de nuestras escuelas.


lunes, 18 de enero de 2016

La sociedad del cansancio y del abatimiento social Leonardo Boff

La sociedad del cansancio y del abatimiento social Leonardo Boff

2016-01-16


Hay una discusión en todo el mundo sobre la “sociedad del cansancio”. Ha sido formulada principalmente por un coreano que enseña filosofía en Berlín, Byung-Chul Han, cuyo libro con el mismo título acaba de ser publicado en Brasil (Vozes 2015). El pensamiento no siempre es claro y, algunas veces, discutible, como cuando afirma que el “cansancio fundamental” está dotado de una capacidad especial para “inspirar y hacer surgir el espíritu” (cf. Byung-Chul Han, p. 73). Independientemente de las teorizaciones, vivimos en una sociedad del cansancio. En Brasil además de cansancio sufrimos un desánimo y un abatimiento atroces.
Consideremos, en primer lugar, la sociedad del cansancio. Ciertamente, la aceleración del proceso histórico y la multiplicación de sonidos, de mensajes, la exageración de estímulos y comunicaciones, especialmente por el marketing comercial, por los teléfonos móviles con todas sus aplicaciones, la superinformación que nos llega a través de los medios sociales, nos producen, dicen estos autores, enfermedades neuronales: causan depresión, dificultad de atención y síndrome de hiperactividad.
Efectivamente, llegamos al final del día estresados y desvitalizados. No dormimos bien, estamos agotados.
A esto hay que añadir el ritmo del productivismo neoliberal que se está imponiendo a los trabajadores en todo el mundo, especialmente el estilo norteamericano exige de todos el mayor rendimiento posible. Esto es la regla general también entre nosotros. Tal exigencia desequilibra emocionalmente a las personas, generando irritabilidad y ansiedad permanente. El número de suicidios asusta. Se resucitó, como ya mencioné en esta columna, el dicho de la revolución del 68 del siglo pasado, ahora radicalizado. Entonces se decía: “metro, trabajo, cama”. Ahora se dice: “metro, trabajo, tumba”. Es decir: enfermedades letales, pérdida del sentido de la vida y verdaderos infartos psíquicos.
Detengámonos en Brasil. Entre nosotros, en los últimos meses, crece un desaliento generalizado. La campaña electoral realizada con gran virulencia verbal, acusaciones, deformación y el hecho de que la victoria del PT no haya sido aceptada, suscitó ánimos de venganza por parte de las oposiciones. Banderas sagradas del PT fuero traicionadas en altísimo grado por la corrupción, generando una decepción profunda. Tal hecho nos hizo las buenas costumbres. El lenguaje se canibalizó. Salió del armario el prejuicio contra el nordestino y la descalificación de la población negra. Somos cordiales también en el sentido negativo dado por Sergio Buarque de Holanda: podemos actuar a partir del corazón lleno de rabia, de odio y de prejuicios. Tal situación se agravó con la amenaza de impeachment a la Presidenta Dilma, por razones discutibles.
Descubrimos el hecho, no la teoría, de que entre nosotros existe una verdadera lucha de clases. Los intereses de las clases acomodadas son antagónicos a los de las clases empobrecidas. Aquellas, históricamente hegemónicas, temen la inclusión de los pobres y la ascensión de otros sectores de la sociedad que han venido a ocupar el lugar antes reservado solo para ellas. Hay que reconocer que somos uno de los países más desiguales del mundo, es decir, donde campean más las injusticias sociales, la violencia banalizada y asesinatos sin cuenta que equivalen en número a la guerra de Irak. Y todavía tenemos centenares de trabajadores viviendo en condiciones equivalentes a la esclavitud.
Gran parte de esos malhechores se profesan cristianos: cristianos martirizando a otros cristianos, lo que hace del cristianismo no una fe sino solo una creencia cultural, una irrisión y una verdadera blasfemia.
¿Cómo salir de este infierno humano? Nuestra democracia es solo de voto, no representa al pueblo sino los intereses de los que financian las campañas, por eso es de fachada o, a lo sumo, de bajísima intensidad. De arriba no hay nada que esperar pues entre nosotros se ha consolidado un capitalismo salvaje y globalmente articulado, lo que aborta cualquier correlación de fuerzas entre clases.
Veo una salida posible a partir de otro lugar social, de aquellos que vienen de abajo, de la sociedad organizada y de los movimientos sociales que poseen otro ethos y otro sueño de Brasil y del mundo. Pero necesitan estudiar, organizarse, presionar a las clases dominantes y al Estado patrimonialista, prepararse para eventualmente proponer una alternativa de sociedad aún no ensayada, pero que tiene sus raíces en aquellos que en el pasado lucharon por otro Brasil con proyecto propio. A partir de ahí formular otro pacto social vía una constitución ecológico-social, fruto de una constituyente inclusiva, una reforma política radical, una reforma agraria y urbana consistentes y la implantación de un nuevo modelo de educación y de servicios de salud. Un pueblo enfermo e ignorante nunca fundará una nueva y posible biocivilización en los trópicos.
Tal sueño puede sacarnos del cansancio y del desamparo social y devolvernos el ánimo necesario para enfrentarse a las trabas de los conservadores y suscitar la esperanza bien fundada de que nada está totalmente perdido, que tenemos una tarea histórica que cumplir para nosotros, para nuestros descendientes y para la misma humanidad. ¿Utopía? Sí. Como decía Oscar Wilde: «si en nuestro mapa no aparece la utopía, no lo mires porque nos esconde lo principal». Del caos presente deberá salir algo bueno y esperanzador, pues esta es la lección que el proceso cosmogénico nos dio en el pasado y nos está dando en el presente. En vez de la cultura del cansancio y del abatimiento tendremos una cultura de la esperanza y de la alegría.    

martes, 12 de enero de 2016

José Manuel Guillé, el maestro y el apóstol Carlos A. Carrillo

José Manuel Guillé, el maestro y el apóstol

Carlos A. Carrillo

Murió Guillé. Ha bajado al sepulcro el maestro y el apóstol á quien debe tanto la enseñanza elemental en México. El maestro, sí, ésta es la flor más bella que puede depositarse sobre su sepulcro: él estaba penetrado de la noble y altísima significación de esta palabra; su alma elevada y recta veía en el magisterio, no una mezquina profesión, sino un augusto ministerio, el más laborioso, el más arduo, el más difícil, es verdad, pero también el más bello, el más dulce, el más grato de los ministerios para quien sabe amar,  como ha dicho el eminente Dapanloup.

Y él sabía amar.

Sabía amar, y por eso su pluma ha trazado las frases que en estos momentos recojo de sus obras con piadosa veneración y honda amargura. Él sabe y siente que nadie necesita más amor por la vocación y una abstracción más completa del exclusivo yo (1) que el maestro; él sabe y siente que en ninguna parte produce tanto amor el cariño como en la clase elemental; él sabe que existe un lazo espiritual entre el maestro y los discípulos, sin el cual no puede éste obtener verdaderos resultados, él ve que en la escuela la apacibilidad es el cielo bajo el cual todo florece  libre de veneno; y por eso recomienda al maestro que no pierda de vista este precepto: Ser muy paciente y afable con los niños; por eso quiere que lleve un semblante afectuoso; por eso insiste en que al dejar el hogar para ir á clase, deje atrás cualquier cuidado o pena, fijándose en la palabra del Divino Maestro: “Dejad a los muertos la paz de los sepulcros”; y por eso, en fin, le hace esta exhortación, que arranca de mis ojos lágrimas de ternura: que cuando halla pisado el umbral de su clase se diga á sí mismo: “Esta es mi madre, y aquí están mis hermanos”.

¡Mi madre y mis hermanos! ¡Cuántas veces he saboreado estas palabras de adopción que dejaron caer en ocasión solemne los divinos labios para designar a sus discípulos! Palabras que son el símbolo del amor más alto y acendrado entre los que encierran en la tierra. Palabras que han pasado al través de las generaciones de dieciocho siglos, que las han escuchado en el santo silencio y en el mudo recogimiento de la adoración. Y estas palabras, desde entonces han encontrado un eco en millares de corazones generosos, hoy las repite el corazón de un maestro, y las aplica también á los discípulos.   Ah! Yo que he amado también a mis discípulos como a mis amigos predilecto, que les he prodigado raudales de cariño he sentido en estas palabras, desde la vez primera que las he leído como un estremecimiento de amor y de ternura, como la palpitación de una alma oculta debajo de ellas que las vivifica. Sí, yo lo he sentido como lo sentirán todos los maestros que aman; y que hoy la muerte ha impreso sobre ellas un augusto sello, las repito con tristeza amarga, y parece que son como el adiós postrero, como la última y solemne despedida de quien en vida las dictó, me parece que las he recogido aun calientes de sus yertos labios con el postrer aliento que de su pecho se exhaló.

Pero Guillé no era sólo un maestro, era un apóstol además; su celo no se limitaba al recinto de la escuela, se extendía más allá. Con incansable laboriosidad publicaba obras ricas de doctrina y modelos de claridad y sencillez, obras que se traduce su modestia suma, y que han servido y servirán eficazmente para propagar los nuevos métodos de que fue campeón constante y denodado. Sostuvo rudas luchas por la difusión de las sanas doctrinas pedagógicas, sin que le arredrara el temor de conciliarse enemistades y odios. Apóstol de una idea, el vigor de su espíritu y su celo se sobreponían en él á la flaqueza de sus fuerzas físicas, y venciendo obstáculos acudía al lugar en que era necesario ó útil su presencia: “Nuestro querido compañero, dice Cervantes Imaz hablando de él , salía á pesar de las enfermedades que minaban su existencia; y en las noches más negras y tempestuosas se le veía envuelto en su capa, en medio de los círculos más entusiastas, haciendo oír su voz en el núcleo de todas comisiones en las que se hacía notable por sus profundos conocimientos y el tino con que su experiencia le ha enseñado á tocar todas las cuestiones pedagógicas”.

Todos contemplarán con amor y respeto la noble figura de este adalid de la verdad. La muerte le encontró aun trabajando y alentando á los que trabajaban lejos de él. Ya su voz no volverá á sonar en defensa de la verdad y de la buena causa; su pluma ha enmudecido para siempre; sus alumnos, que eran para él su madre y sus hermanos, no volverán a escuchar su noble acento; no más latirá su corazón constantemente; deja con su partida hondo vacío en su hogar, donde abrigaba con su sombra y daba calor con su cariño á sus pequeños hijos, donde prestaba apoyo á su digna consorte que hoy le llora; deja hondo vacío en el corazón de sus amigos y de cuantos pudimos, aún lejos, conocerle por sus escritos y apreciar sus prendas, y que hoy nos agrupamos con el pensamiento junto al sepulcro que guarda sus despojos, ó en el hogar que su ausencia ha dejado solitario y frio, para mezclar nuestras lágrimas con las que allí por él derraman; y deja, en el profesorado y en la literatura pedagógica un hueco inmenso difícil de llenar..-(marzo 16 de 1886).

(1) Todas las frases escritas en cursiva pertenecen textualmente al Sr. Guillé, salva alguna ligera variación, como el cambio del tiempo de un verbo por otro, que ha exigido el contexto del periodo.   


Paz: un bien escaso y siempre deseado Leonardo Boff

Paz: un bien escaso y siempre deseado Leonardo Boff

2016-01-12


Lo que más se escucha al comienzo de cada nuevo año son los deseos de paz y felicidad. Si miramos de manera realista la situación actual del mundo, e incluso de los diferentes países, incluido el nuestro, lo que más falta es precisamente la paz. Pero es tan preciosa que siempre se desea. Y tenemos que empeñarnos un montón (casi iba a decir... hay que luchar, lo que sería contradictorio) para conseguir ese mínimo de paz que hace la vida más apetecible: la paz interior, la paz en la familia, la paz en las relaciones laborales, la paz en el juego político y la paz entre los pueblos. ¡Y cómo se necesita! Además de los ataques terroristas, hay en el mundo 40 focos de guerras o conflictos generalmente devastadores.
Son muchas y hasta misteriosas las causas que destruyen la paz e impiden su construcción. Me limito a la primera: la profunda desigualdad social mundial. Thomas Piketty ha escrito un libro entero sobre La economía de las desigualdades (Anagrama, 2015). El simple hecho de que alrededor del 1% de multibillonarios controlen gran parte de los ingresos de los pueblos, y en Brasil, según el experto en el campo Marcio Pochman, cinco mil familias detenten el 46% del PIB nacional muestra el nivel de desigualdad. Piketty reconoce que «la cuestión de la desigualdad de los ingresos del trabajo se ha convertido en el tema central de la desigualdad contemporánea, si no de todos los tiempos». Ingresos altísimos para unos pocos y pobreza infame para las grandes mayorías.
No olvidemos que la desigualdad es una categoría analítico-descriptiva. Es fría, ya que no deja escuchar el grito del sufrimiento que esconde. Ética y políticamente se traduce por injusticia social. Y teológicamente, en pecado social y estructural que afecta al plan del Creador que creó a todos los seres humanos a su imagen y semejanza, con la misma dignidad y los mismos derechos a los bienes de la vida. Esta justicia original (pacto social y creacional) se rompió a lo largo de la historia y nos legó la injusticia atroz que tenemos actualmente, pues afecta a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos.
Una de las partes más contundentes de la encíclica del Papa Francisco sobre el Cuidado de la Casa Común está dedicada a “la desigualdad planetaria” (nn.48-52) Vale la pena citar sus palabras:
«Los excluidos son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas. Hoy están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral. De hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar… deberían integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres» (n.49).
En esto radica la principal causa de la destrucción de las condiciones para la paz entre los seres humanos o con la Madre Tierra: tratamos injustamente a nuestros semejantes; no alimentamos ningún sentido de equidad o de solidaridad con los que menos tienen y pasan todo tipo de necesidades, condenados a morir prematuramente. La encíclica va al punto neurálgico al decir: «Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia» (n.52).
La indiferencia es la ausencia de amor, es expresión de cinismo y de falta de inteligencia cordial y sensible. Retomo siempre esta última en mis reflexiones, porque sin ella no nos animamos a tender la mano al otro para cuidar de la Tierra, que también está sujeta a una gravísima injusticia ecológica: le hacemos la guerra en todos los frentes hasta el punto de que ha entrado en un proceso de caos con el calentamiento global y los efectos extremos que provoca.
En resumen, o vamos a ser personal, social y ecológicamente justos o nunca gozaremos de paz serena.
A mi modo de ver, la mejor definición de paz la dio la Carta de la Tierra al afirmar: «la paz es la plenitud que resulta de las relaciones correctas con uno mismo, con otras personas, otras culturas, otras formas de vida, con la Tierra y con el Todo del cual formamos parte» (n.16, f). Aquí está claro que la paz no es algo que existe por sí mismo. Es el resultado de relaciones correctas con las diferentes realidades que nos rodean. Sin estas relaciones correctas (esto es la justicia) nunca disfrutaremos de la paz.
Para mí es evidente que en el marco actual de una sociedad productivista, consumista, competitiva y nada cooperativa, indiferente y egoísta, mundialmente globalizada, no puede haber paz. A lo sumo algo de pacificación. Tenemos que crear políticamente otro tipo de sociedad que se base en las relaciones justas entre todos, con la naturaleza, con la Madre Tierra y con el Todo (el misterio del mundo) al que pertenecemos. Entonces florecerá la paz que la tradición ética ha definido como «la obra de la justicia» (opus justiciae, pax).