Contar nuestra historia es releer una
y otra vez nuestras experiencias vividas buenas o malas, En 1962 salí de la Escuela Normal Rural del
Mexe, Hidalgo y mis órdenes fueron
asignadas a Santa Catarina Guanajuato, llegamos a la supervisión de San José de
Iturbide, varios compañeros, nos fueron asignando diferentes lugares.
El supervisor Profesor Eliseo Flores Castillo, nos indicó el lugar a dónde nos iríamos y estaban
muy cerca que caminaríamos 4 kilómetros para llegar a Santa Catarina, recuerdo
a un compañero que preguntó al supervisor que documentos se necesitaban para
jubilarse y cuántos años debería de trabajar. Nos causó gracia que no iniciaba a trabajar y ya
deseaba jubilarse.
Recibí mis órdenes con cierto nerviosismo y al mismo tiempo
emoción.
Llegué a San José de Iturbide y al
preguntar que transporte había para Santa Catarina, me indicaron que no había
transporte, había que caminar 42 kilómetros, para llegar, ¡No puede ser!
El supervisor indicó que eran cuatro
kilómetros ¡No cuarenta y dos!
Pero tendría que llegar, camine
durante 12 horas, me sentía rendido, el cansancio me sorprendía, llegué a Santa
Catarina, me quede en la delegación de ese lugar al atraparme la noche, muy temprano subí el cerro dos kilómetros más,
para llegar al Chapin, el lugar que me asignaron para desarrollar mi trabajo como maestro.
La gente me recibió con gusto hacía
mucho tiempo que no tenían maestro, arreglaron un cucurucho cuyo techo era de corazón de órgano, (casa), era
un lugar muy árido y abundaban las serpientes, me prestaron una escopeta para que si me acercaba alguna la
matara, y no habían pasado muchos días, cuando escuché un ruido en el techo,
era una víbora de cascabel, ¡Qué susto me lleve!,
Pero aprendí a protegerme, inscribe a 75 niños de
1º a 4º, y mi horario era de 8 a 2 y de
4 a 6, el horario establecido por la SEP, en 1960.
Había llegado la hora de enfrentar esa
parte que la Normal no nos enseñó bien, enseñar a los niños a leer y a
escribir, inicie con un grupo de 75 alumnos, no sabían leer ni escribir de acuerdo a su edad los ubique de 1º a 4º. De
los que me responsabilice, comprendí que tenía que ser creativo para despertar
el interés de los niños, construir un
mundo un poco mejor o ayudar a esas nuevas generaciones a alcanzar mayores
cuotas de saber y de cultura, por ello afirmo que la profesión docente es una
profesión de valores, una profesión humilde, porque siempre consiste en estar
al servicio de los demás.
Recuerdo que el método del programa de
1960 era el onomatopéyico, concebido por Gregorio Torres Quintero,
empleado en el aprendizaje de la lectura y escritura, se orientaba al hacer uso
de los sonidos (de objetos o animales) se forman sílabas para después formar
palabras con las mismas, que
a mí me agradaba, era fonético, había que partir de sonidos, así que inicie a
dibujar la imagen de donde derivaba el fonema, (serpiente ssssss, borrego
bbbbbb…), elabore tiras de cuentos con cartoncillo, el papel que se utilizaba
en esa época y colocaba dos tubos de cada lado y al enredar y girar, parecía
una cámara de cine, así les agradaba leer, por cada lección elaboraba un cuento,
jugábamos al memorama de palabras y dibujos, jugábamos a las tarjetas de
palabras y los relacionaban con
dibujos en esa época era importante la caligrafía, así que primero
hacíamos trazos en el aire de grafías o letras y luego las escribían en su
cuaderno, los niños deseosos de aprender
lo lograron en tres meses, ya leían y escribían, o tal vez silabeaban y
descifraban, pero eso tenía arreglo con la lectura rápida lograban superar el
silabeado, y luego trabajaba la comprensión lectora, yo me sentía contento por
el avance de mis pequeños alumnos, sin
duda es importante esa entrega personal
de quien ha elegido ser maestro, requería de entusiasmo y dedicación que acompañarán mi vocación y después de dos años y medio en esa comunidad
en la que recibí aceptación y afecto, me aleje y compuse un pequeño verso.
“Esos cerros del Chapin de tu pueblo yo me
alejo, si vine fue por cumplir y con
gusto poder servir”
Solicité mi cambio, necesitaba estar
más cerca para trasladarme a mi lugar de origen al estado de Hidalgo, en donde
ya tenía conformada una familia, así que llegué a la comunidad de El Rancho a
dos kilómetros de Dr. Mora Guanajuato..
Iniciaba una nueva aventura, en una
escuelita rural, no fue difícil acordar con los padres la forma de
organizarnos, por los años 60 la figura
del maestro era de identidad social, mi compañero y yo nos sentíamos parte del pueblo, con quienes
compartíamos una historia común, sin duda la historia nos ofrece a cada individuo la posibilidad de
trascender de nuestra vida personal a
nuestra vida en colectivo.
El maestro tenía un papel relevante
entre la gente, era al que acudían si había algún problema en la comunidad, o
familiar, o si requerían un consejo.
¿Cómo olvidar el día del maestro si llegaban a la
casa y consigo llevaban una gallina,
huevos, flores, conejos, y marranos?
Más de una vez quise regresar sus
obsequios si yo sabía que en su casa había pobreza como quitarles algo que
podía servirles, pero para ellos era una ofensa así que debía aceptar todos su
regalos, recuerdo que una vez llevaron banda para cantar las mañanitas por el día del maestro, llevaban itacate para
compartir y convivir, como olvidar esas formas de reconocer al maestro en
servicio, sus actitudes me hacían comprometerme
a cada nuevo día,
al paso del tiempo, corrigiendo errores en mi práctica docente, me gané la
libertad de ser maestro, la autonomía de estar en clase con seguridad en mí
mismo, con un buen conocimiento de lo que deberían de aprender los pequeños
alumnos en una clase; la libertad de decir lo que pensaba sin ser censurado, de
ensayar nuevas formas para enseñar a leer y a escribir con la alegría de sentirme útil de no caer en la rutina, al hacer en cada clase una
nueva aventura y en ella un reto intelectual.
Después de dos años a su servidor y
a otros compañeros nos hizo un llamado
el supervisor, deseaba conformar la Escuela Primaria Federal en la cabecera
municipal de Dr. Mora Guanajuato, ya que la que prevalecía era estatal,
iniciamos la inauguración de una nueva institución de primero a sexto grado,
todos los docentes éramos jóvenes, con muchos deseos de salir adelante.
A los dos años de estar en Dr. Mora
consideramos los docentes de primaria la necesidad de crear una secundaria,
porque los alumnos que egresaban de la primaria no tenían en donde estudiar, iniciaron
los trámites compañeros maestros que laboraban en una escuela por cooperación, y
nos invitaron a colaborar, la Secretaria de Educación Pública autorizo una
secundaria oficial del estado se llamaba “Lázaro Cárdenas”, cada uno de los
maestros eligieron una asignatura, nos pagaban 100 pesos por quincena y sólo
quedaba inglés, yo no sabía nada pero acepte el reto y aprendí junto con mis
alumnos el inglés elemental que deberían de saber, conforme avanzaban los
grupos yo aprendía más, me compre libros y me volví autodidacta y ahora que soy
maestro jubilado sigo con mi gran entretenimiento leer libros de aventuras
informativos novelas, en inglés deseo seguir aprendiendo, no quiero
deteriorarme, la escritura y la lectura es mi sentido de vida.
Today, I want
to share that our teaching performance makes us reflect on the society we want.
Let us aim all our actions with a critical look because the knowledge and the
experience in the professional life is such a real thing, and it takes part of
the destiny of each one of the subjects who have chosen to become teachers.
Thank you very much.
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