Hoy ratifico que educar es una tarea
ardua, llena de interrogantes y de dificultades; una labor profundamente
esperanzada, que no cesa jamás de reinventarse y transformarse, sostener
cotidianamente la pregunta sobre el sentido y el efecto de esta noble tarea.
Educar, es un trabajo apasionante que se sostiene desde la construcción
colectiva entre maestros(as). Convivir con maestros que me permitió más de una vez
revisar “¿Cómo desarrolle mi acción educativa?, los problemas que confronte en
mi quehacer diario y mi historización
desde una visión particular en un
contexto social, en el que promoví mi
crecimiento y desarrollo profesional”[1] y poder decir
¡Que suerte he tenido de ser docente!
Ahora que recuerdo me asaltaba una
duda ¿Podré narrar alguna historia vivida en mi vida profesional?, ahora que
decidí jubilarme, y perder la oportunidad de convivir con esos niños que me
llenaban de vida, no lo se requería de
la sensibilidad o crudeza necesaria,
para ir más allá de mis sueños, sueños de los
que no quería despertar jamás,
por eso intente, que cada
minuto vivido, prevaleciera en mi
memoria, en éste contexto histórico en el que me ha tocado vivir.
Muchos son los recuerdos y no pude evitar que me abrumara la tristeza y dejar caer algunas
lágrimas que se acumularon para salir presurosas. No sabía qué hacer, si cerrar
los ojos y dejar de mirar los mensajes de algunos de los niños con quienes
compartí aprendizajes, mensajes que
guardo con celo en mi archivo de los recuerdos y aunque muchos de ellos con
algunos desaciertos de escritura, pero con sellos sinceros de amor, me hacen
vibrar y recordar la noble tarea de ser
maestra.
Sigo en la búsqueda de tener
elementos para hacer la redacción de alguna de mis memorias, y tomo el expediente de Toñita. Recordar no
cabe duda que recordar, me lleva a repensar lo que pretendía haber olvidado, sin duda la muerte es
un evento inherente a la vida, también lo es que sea lo único certero en ella.
Toñita alumna insertada en Grupo
Integrado actualmente (USAER) Unidad de Servicio de Apoyo a la Educación
Regular, en la Escuela Primaria “Miguel Hidalgo” El Rosario, ser maestra de
G.I. en 1989, me dio la oportunidad de vivir una nueva experiencia y descubrir
que los problemas de aprendizaje no había que buscarlos en los alumnos, si no
en el contexto en el que se desenvuelven y las condiciones en que se da el
aprendizaje escolar.
Toñita alumna repetidora de primer grado y
quien después de tres años de estar en G.I. empezaba apropiarse de la lengua
escrita, era delgada, morenita de ojos tristes y un lunar grande en la
frente, acostumbraba a esperarme todos
los días, al salir de clases, porque para regresar a casa, pasaba cerca de
donde ella vivía, durante el trayecto Toñita leía sorprendida los letreros que
encontrábamos en el paso, aunque su lectura más de una vez era en sentido
divergente, para ella era descubrir el mundo. Si.. lo recuerdo, el último día
que nos acompañábamos fue un viernes en
el mes de abril de 1992, me dijo que le dolía el estómago y le recomendé le
pidiera a su mamá que la llevará al médico, olvide que eran tan pobres que no
tendrían dinero para hacerlo.
Toñita tenía 9 años de edad, presentaba
evidentes síntomas de desnutrición, y después del dolor de estómago, le dio vómito,
como su mamá creía que le había dado “aire”, la “limpio”, por supuesto que no
mejoró y más tarde tuvo diarrea; por la noche la llevaron a la farmacia y le
dieron un polvo (no se supo que era). Así transcurrieron varias horas,
finalmente la tía comento que ella se quedó dormida y cree que murió a las 4 de
la mañana, sin que sus padres se dieran cuenta, pues hasta que amaneció y la
quisieron levantar se percataron de su muerte; como en muchos otros casos de
ignorancia, la pobreza y el descuido originaron que Toñita falleciera de cólera sin recibir
atención médica.
La
familia de Toñita vivía en pobreza extrema y en un ambiente de enorme descuido,
condiciones insalubres, pero hoy reconozco que ese era contexto en que vivían o tal vez viven un buen porcentaje de los alumnos. Y vienen a mi mente algunas
interrogantes: ¿Que tendría que hacer el educador, ante la pobreza, el
desamparo, la falta de atención de algunos padres de familia para con los niños
¿Qué debería hacer ante las grandes diferencias sociales? ¿qué tendría que hacer ante las dificultades
económicas y sociales que viven las familias? Sigo sin respuesta, pero en lo
que si tengo claridad es que el colectivo de maestros de la escuela de Rosario,
“con su intelecto, pero también con sus sensaciones, sensibilidad y emociones” [2], daban
su mejor esfuerzo, y vienen a mi recuerdo las palabra de la maestra Amelia, “solo amando a los niños tendrá sentido
nuestra labor en el magisterio y dejarla de sentir como una carga fastidiosa…
solo amando a los niños viviremos y moriremos con grandeza y dignidad” [3]
Si creo que nuestro trayectoria se
debe a la grandeza y dignidad, durante mis años de servicio labore en seis escuelas y es en Rosario, en donde
reconocí que los docentes no sólo daban su tiempo en actividades de
aprendizajes, sino al realizar visitas a los hogares de algunos niños, junto
con el Comité de la Asociación de Padres de Familia, se aseaban las casas, se
les llevaba ropa limpia recolectada, se les hacia una serie de recomendaciones
para mejorar sus condiciones de vida. Uno de los hogares fue el de Toñita, en
su casa que constaba sólo de dos cuartos, y uno de ellos cocina, vivían; el abuelo, los cuatro hermanos más
Toñita, su papá y mamá, su tía y su hija. Estas condiciones insalubres
provocaron que Toñita pereciera por cólera[4] Más
de una vez los docentes, sentimos frustración, por no lograr cumplir nuestros
sueños llenos de claridades y bonanzas, las mejoras en las
familias… se esfumaba como un espejismo.
Sin duda la experiencia vivida en mi trayecto
de ser maestra, me permitió ser más humana, más consciente y humilde al compartir
el dolor de otros, siempre aspire a
transformar mi práctica, “educar con un nuevo modo
de percibir, concebir y pensar de modo organizacional lo que nos rodea”[5], nunca me deje anestesiar por la indiferencia y la apatía,
sin que suene a presunción me esforcé porque la metodología utilizada fuera creativa
e innovadora, porque
siempre he pensado que la educación es el arte del proceso de transformar la
sociedad en la que vivimos .
[3] González
Ornelas Virginia, “El sentido de la autobiografía razonada en la Formación
Docente, Revista tecnológica educativa,
volumen Xlll. No. 2 pag: 20
[3]
Ducros “La enseñanza una dinámica de
sistemas” Abraham Ada (comp.) 1986 pág.
95
[3]
Santos Valdes José Amelia Maestra de primer año, narración de un experiencia”
Consejo Nacional Técnico de la Educación” 1994.
[4]
“El cólera es una enfermedad infecciosa aguda, provocada
por la bacteria 'Vibrio Cholerae'. Se caracteriza por desarrollar de forma muy
brusca una diarrea muy importante y vómitos ocasionales,
deshidratación extrema, lo que puede
provocar la muerte” Leonardo J. El cólera: historia,
prevención y control (1 edición). San José de Costa Rica: EUNED-EUCR 1992:8
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