Eran las horas de siempre, para llegar al lugar acordado,
reunido el presídium en lo que ya no parece un estrado.
Del otro lado, el gremio que nunca fue escuchado
y los líderes creyendo que ya está todo arreglado.
Los maestros que leen, que luchan y que su voz levantan
jamás serán sobornados, pues si de algo están hechos
es de fuerza, de coraje, de ideales, ya nada les espanta
por defender su dignidad, su trabajo y sus derechos.
Estando todos sentados pensaron encontrar un gremio pasivo.
Que sólo iban a escuchar, observar, aceptar y levantar la mano,
no esperaban que se fueran a defender del traidor abusivo.
Porque ahora el gremio, además de ser amigo, es hermano.
Y esta historia se repite no en una asamblea sino en varias.
Pues ya el maestro desconfía de cualquier sigla sindical,
ya que nos vende en bandeja de plata por migas
razón que enfurece al enardecido gremio magisterial.
Unos luchan por la transparencia de su sindicato
otros por su bienestar personal o por su cartera.
Y de todos es conocido el inconfundible amasiato
entre el gobierno y el sindicato en la última era.
Ya al gremio no le interesa el mismo discurso,
ya todos los docentes conocen la misma historia.
Que toma siempre el mismo camino y transcurso
falsas promesas que se saben ya de memoria.
Y el tema que más importa que es la armonización,
ése sólo es abordado con muy poca imaginación,
pero los maestros que luchan por la educación
defenderán con todo para eliminarla de la Constitución.
Todos los puntos que son una sarta de contradicción
siendo sólo un mecanismo de reproducción.
El magisterio de hoy ya no será nunca más el mismo de ayer.
Lleva en sus hombros y su labor una enorme responsabilidad,
y es que no es trabajo fácil leer, analizar, comprender y proponer
una educación que sea el eslogan del gobierno de poca calidad.
La estabilidad laboral, la permanencia docente,
las percepciones ganadas y los derechos magisteriales
es lo que todos defendemos y tenemos en la mente,
eso lo que menos defienden los líderes sindicales.
Ya por empezar la sesión están los legisladores,
para votar una ley que nunca fue armonizada,
levantando sólo el dedo desde sus curules,
pero se llevarán una inmensa recordada...
Porque ya la insurgencia ha sido levantada,
porque ya no somos los mismos de ayer
la voz del maestro jamás volverá a ser callada
aprendió a manifestarse y a defenderse…
Y es que aquel que lucha, no sólo lo hace en un papel,
sino en las calles, en el salón, y hasta en su habitación,
son las acciones y convicciones lo que le hacen ser él,
sin perder de vista que ¡todo es por la educación!
Después de esta infame traición,
¿cómo podrán darnos la cara
y llegar a nuestra delegación?
Vendiste tu dignidad por nada.
¿Cómo quieres nuestra aprobación?
Ya no hay más base engañada,
ahora será nuestra decisión,
quedarnos con las manos cruzadas,
¡O empezar de nuevo la rebelión!
*La autora es educadora veracruzana, radicada
actualmente en Córdoba, Veracruz. México.
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