A lo largo de la historia de la educación han surgido distintas maneras
de educar a los niños, todas ellas han hecho aportaciones importantes para
perfeccionar la educación.
En este ensayo me referiré a las investigaciones que ha realizado el Dr.
Marco Eduardo Murueta, investigador y profesor de tiempo completo de la
UNAM.
Entre sus libros que ha escrito está Educación en cuatro tiempos, en
este señala una manera distinta de educar.
Nos dice el autor que el primer paso es enseñar a escribir al niño,
antes que a leer.
Cuando a un niño se le enseña a escribir se hace que este sienta la
necesidad de pensar en un destinatario y en crear un lenguaje que le permita la
comunicación con el otro.
En ese momento las palabras tienen un sentido.
En cambio, cuando se le enseñan las vocales y las consonantes en forma
aislada carecen de sentido, estas por sí mismas no dicen nada.
Escribir implica varias actividades importantes, la de pensar,
estructurar un lenguaje, integrar a miembros de una familia, conocer al otro,
etc.
Es lamentable que copiar del pizarrón textos sea considerado como la
habilidad de escribir, es mucho más que eso.
Esto también aplica desde la educación preescolar, en esta etapa los
niños se comunican con dibujos y esto lo hacen en forma
extraordinaria.
El segundo paso es enseñarles a organizarse.
Esto aplica sobre todo cuando a los niños se les encarga proyectos, aquí
es necesario que entre ellos se organicen para que todos participen.
Esta es la utilidad de los equipos, siempre hay alumnos que se abstienen
de participar, otros esperan que se les diga lo que deberá hacer.
La tarea del maestro es hacer que todos participen y vencer la
resistencia de todos aquellos que se niegan a ser parte del equipo, pero cuando
lo logran, suben su autoestima y de esa manera se convierte en los protagonistas
de los proyectos.
Si desde niños se les enseña a participar en todos los proyectos, de
grandes no esperarán a que se les diga lo que deberán hacer y se convertirán en
los grandes emprendedores.
Es indispensable romper con la educación tradicional en el que el
maestro es el que habla y el alumno es quien solo toma nota de todo lo que dice
el maestro.
Los estudiantes tienen mucho que decir y aportar al enriquecimiento de
la clase.
El tercer paso es la de enseñarle al alumno a escuchar.
Uno de los problemas de la humanidad es el ensimismamiento, es decir, en
concentrarse en uno mismo olvidándose de los demás.
Esto hace que cuando “escuchamos” al otro lo hacemos pensando en nuestra
propia historia de vida y así juzgamos a los otros, esto por supuesto nos lleva
a que entremos en conflicto con el otro porque no corresponde a lo que nosotros
hemos vivido.
Cuando realmente escuchamos al otro, sin hacer ningún juicio
experimentamos un placer inmenso porque lo comprendemos y esto contribuye al
enriquecimiento de la experiencia humana.
Escuchar al otro nos ayuda a integrarnos, a trabajar juntos y producir
un entendimiento entre todos.
Escucharnos unos a otros nos puede llevar a evitar los grandes
conflictos que tenemos los seres humanos.
El último paso que propone el Dr. Murueta es aprender a mantener
relaciones emocionalmente estables.
Todos los niños nacen emocionalmente estables y sanos, manifiestan todas
sus emociones sin ninguna represión.
Dan muestras de su enorme creatividad con sus preguntas ingeniosas que
sorprenden a propios y extraños.
Los buenos tiempos de los niños empiezan a declinar en el momento en que
surge la intolerancia de los padres de familia cuando estos dicen “ya cállate”,
“tú no sabes nada”, “me tienes harto”, “eres un flojo”, “eres un bueno para
nada”, “por tu culpa estamos como estamos”, etc.
Muchos de los niños que llegan al jardín de niños ya llegan muy dañados
por sus propios padres, muchos niños permaneces con esas heridas en al alma toda
su vida, muy pocos se restablecen.
Esas heridas impiden que haya relaciones emocionalmente
estables.
Los maestros deben recibir la capacitación para poder sanar esas heridas
y ayudar a los alumnos a construir una personalidad sana.
Por supuesto que los maestros deberán también ser sanos emocionalmente
porque se da el caso de que muchos maestros vienen arrastrando problemas
emocionales desde la infancia.
La función de la escuela no se concentra en los alumnos, sino que
necesariamente implica a los padres de familia, muchas veces requiere educar a
los padres de familia para que la educación sea completa.
Cuando tengamos una educación emocional que implique a todos los actores
del proceso educativo, solo hasta entonces tendremos una sociedad sana y estable
y nos ahorraremos cientos de horas de terapia psicológica para unos y
otros.
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