Si en algo el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa no puede
—ni debe— presumir logros, es en materia educativa, en la que
su desempeño ha sido deficiente y complaciente con la dirigencia del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
De ahí la extrañeza y el mal sabor de boca que, en no pocos observadores del sistema educativo nacional, provocó su mensaje del lunes con motivo de la entrega de reconocimientos a los niños de sexto de primaria de todo el país ganadores de la Olimpiada Nacional de Conocimientos.
El presidente presumió como resultados de su gestión, a favor de la calidad educativa, el concurso de las plazas magisteriales a través del Examen Nacional de Habilidades, Conocimientos y Competencias Docentes; el Programa de Evaluación Universal de Maestros —conocido como Examen de Preparación Profesional— y la consolidación de la Prueba Enlace, que oficialmente se denomina Evaluación Nacional del Logro Académico en Centro Escolares.
Estos “logros” a la luz de los números y la cruda realidad son más bien retrocesos, fracasos. Un enorme fiasco, pues.
¿Cómo puede consolidarse un sistema educativo como el mexicano si en el sexenio de Felipe Calderón la SEP tuvo tres titulares (Josefina Vázquez Mota, Alonso Lujambio Irazábal y José Ángel Córdova Villalobos, quien de la Secretaría de Salud brincó a la de Educación, tras su fallido intento de convertirse en candidato panista a la gubernatura de Guanajuato)?
¿En qué mundo feliz vive Calderón para presumir como logro en pro de la calidad educativa que 7 de cada 10 maestros que se presentaron al Examen Nacional de Habilidades, Conocimientos y Competencias Docentes hayan acertado menos de 60 reactivos de un total de 100, lo que no fue impedimento para que muchos de ellos obtuvieran una de las 18 mil plazas de profesor que se concursaron para las escuelas públicas de educación básica?
¿Por qué la SEP, en complicidad con el SNTE, evaluó como aprobados a 89 mil 644 maestros, de un total de 134 mil 704, pese a que éstos sólo respondieron correctamente entre 31 y 55 preguntas de 100 que contenía la prueba?
¿En qué país, ya no del primer mundo sino del tercero, este tipo de criterios puede ser aceptable?
¿Con qué cara el presidente de la República puede presumir el Programa de Evaluación Universal de Maestros si las preguntas y respuestas de esta prueba, aplicada el viernes 6 de julio a los profesores de primaria, se podían comprar en internet, previo depósito a una cuenta bancaria?
¿Por qué la SEP, confabulada con el SNTE, oculta los nombres y solapa a los docentes que no quisieron evaluarse o que no acreditaron el Examen de Preparación Profesional?
¿Desde cuándo la opacidad en materia educativa dejó de ser lastre para convertirse en un logro?
¿Cómo el presidente Calderón puede hablar de la consolidación de la Prueba Enlace cuando es de sobra conocido que ya no se aplica en todas las escuelas, sino sólo de manera selectiva a los alumnos de primaria y secundaria más avanzados para no poner en entredicho a las instituciones públicas y privadas de educación básica ni evidenciar a los docentes que en ellas laboran?
¿Cómo puede consolidarse una prueba que por vez primera se aplicó en 2006 y seis años después simplemente no sirve para evaluar la calidad de los maestros, para que sus salarios y prestaciones se ajusten al alza o la baja en función de su desempeño frente al aula, o para conseguir ascensos en el escalafón magisterial?
Por todo lo anterior es que sostengo que, en educación, Felipe Calderón no pasa ni de panzazo. ¿O me equivoco?
***
Simón dice:
“Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.”
Alberto Moravia (1907-1990). Escritor y periodista italiano.
Correos electrónicos: rruiz@e-consulta.com y periodistasoy@hotmail.com
Twitter: @periodistasoy
De ahí la extrañeza y el mal sabor de boca que, en no pocos observadores del sistema educativo nacional, provocó su mensaje del lunes con motivo de la entrega de reconocimientos a los niños de sexto de primaria de todo el país ganadores de la Olimpiada Nacional de Conocimientos.
El presidente presumió como resultados de su gestión, a favor de la calidad educativa, el concurso de las plazas magisteriales a través del Examen Nacional de Habilidades, Conocimientos y Competencias Docentes; el Programa de Evaluación Universal de Maestros —conocido como Examen de Preparación Profesional— y la consolidación de la Prueba Enlace, que oficialmente se denomina Evaluación Nacional del Logro Académico en Centro Escolares.
Estos “logros” a la luz de los números y la cruda realidad son más bien retrocesos, fracasos. Un enorme fiasco, pues.
¿Cómo puede consolidarse un sistema educativo como el mexicano si en el sexenio de Felipe Calderón la SEP tuvo tres titulares (Josefina Vázquez Mota, Alonso Lujambio Irazábal y José Ángel Córdova Villalobos, quien de la Secretaría de Salud brincó a la de Educación, tras su fallido intento de convertirse en candidato panista a la gubernatura de Guanajuato)?
¿En qué mundo feliz vive Calderón para presumir como logro en pro de la calidad educativa que 7 de cada 10 maestros que se presentaron al Examen Nacional de Habilidades, Conocimientos y Competencias Docentes hayan acertado menos de 60 reactivos de un total de 100, lo que no fue impedimento para que muchos de ellos obtuvieran una de las 18 mil plazas de profesor que se concursaron para las escuelas públicas de educación básica?
¿Por qué la SEP, en complicidad con el SNTE, evaluó como aprobados a 89 mil 644 maestros, de un total de 134 mil 704, pese a que éstos sólo respondieron correctamente entre 31 y 55 preguntas de 100 que contenía la prueba?
¿En qué país, ya no del primer mundo sino del tercero, este tipo de criterios puede ser aceptable?
¿Con qué cara el presidente de la República puede presumir el Programa de Evaluación Universal de Maestros si las preguntas y respuestas de esta prueba, aplicada el viernes 6 de julio a los profesores de primaria, se podían comprar en internet, previo depósito a una cuenta bancaria?
¿Por qué la SEP, confabulada con el SNTE, oculta los nombres y solapa a los docentes que no quisieron evaluarse o que no acreditaron el Examen de Preparación Profesional?
¿Desde cuándo la opacidad en materia educativa dejó de ser lastre para convertirse en un logro?
¿Cómo el presidente Calderón puede hablar de la consolidación de la Prueba Enlace cuando es de sobra conocido que ya no se aplica en todas las escuelas, sino sólo de manera selectiva a los alumnos de primaria y secundaria más avanzados para no poner en entredicho a las instituciones públicas y privadas de educación básica ni evidenciar a los docentes que en ellas laboran?
¿Cómo puede consolidarse una prueba que por vez primera se aplicó en 2006 y seis años después simplemente no sirve para evaluar la calidad de los maestros, para que sus salarios y prestaciones se ajusten al alza o la baja en función de su desempeño frente al aula, o para conseguir ascensos en el escalafón magisterial?
Por todo lo anterior es que sostengo que, en educación, Felipe Calderón no pasa ni de panzazo. ¿O me equivoco?
***
Simón dice:
“Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.”
Alberto Moravia (1907-1990). Escritor y periodista italiano.
Correos electrónicos: rruiz@e-consulta.com y periodistasoy@hotmail.com
Twitter: @periodistasoy
Seccion: Sin
categoría
No hay comentarios:
Publicar un comentario