Hoy se aprueba la reforma a la Ley del ISSSTEP en medio de un silencioso y justificado malestar de los trabajadores del gobierno del estado y los maestros. Esa inconformidad en mucho se debe a que se ignoró la opinión de los derechohabientes y se les negó información precisa de lo que pasa con el organismo. Una prueba de ello es lo que ocurrido el pasado 24 de noviembre entre Roberto Rivero Trewartha, director del instituto, y unos 200 delegados del Sindicato de los Trabajadores de los Poderes Públicos del estado, en donde el funcionario soslayó las observaciones que le hicieron los representantes gremiales..
Por si fuera poco, después de ese encuentro entre los miembros del sindicato —que dirige Héctor Posadas Manzano— corrió la versión de que quienes protesten contra la reforma del ISSSTEP podrían ser removidos de sus plazas como castigo.
Más allá de que sea cierta o falsa esa versión, en el sindicato de burócratas no pudieron avanzar las protestas por la actitud blandengue de Héctor Posadas quien —a diferencia de sus antecesores que eran críticos frente al Poder Ejecutivo— se ha caracterizado por vivir atemorizado de sufrir represalias del actual gobierno.
Cada jueves último de mes, hay una reunión informativa en el sindicato de los burócratas estatales. El pasado 24 de noviembre unos 200 delegados de esa organización llegaron a esa sesión sin ser informados previamente que haría acto de presencia Roberto Rivero Trewartha, quien apoyado con la proyección de un powerpoint, les expuso a los sindicalizados que el ISSSTEP atraviesa por una profunda crisis financiera y les advirtió que si no se reforma la ley del instituto, al final del sexenio, por lo menos enfrentará un déficit de 970 millones de pesos.
Ante esa exposición y sin estar preparados para debatir sobre el tema, la reacción de los trabajadores fue la siguiente:
Primero le expusieron al funcionario que era injusto que en 2003 habían aceptado que se hicieran cambios a la Ley del ISSSTEP para supuestamente garantizar su viabilidad financiera y ahora les dicen que el instituto está quebrado, sin que se señale quiénes son los responsables de esa situación.
Posteriormente –relataron un grupo de testigos que estuvo en ese encuentro y se entrevistaron con el columnista– le dijeron que todo se reduce a que los trabajadores son quienes deben cargar con el peso del salvamento de la institución, y se no se sanciona a los responsables de las anomalías que provocaron la crisis.
A continuación le preguntaron qué garantías o mecanismo de transparencia les ofrecía para que no se vuelva a cometer abusos con las finanzas del instituto.
Le reclamaron acerca de los malos servicios que hay en el hospital del ISSSTEP, como es la entrega de medicamentos genéricos o que muchos de los fármacos son surtidos por farmacias privadas, que el parecer les ponen un 20 por ciento de más al precio de los productos. Además le pidieron información de por qué se han suprimido algunas especialidades médicas en el nosocomio.
Frente a esas demandas y reclamos, la respuesta de Rivero Trewartha dejó mucho que desear.
No les ofreció ningún mecanismo para transparentar las finanzas del ISSSTEP y evitar un nuevo quebranto.
Y acerca de la información requerida, hubo un momento –según narró un testigo– que de plano les dijo que acudieran a la Comisión de Acceso a la Información Pública para obtener los datos solicitados, cuando se supone que él es quien controla la información del instituto.
Al final la presencia de Roberto Rivero Trewartha en el sindicato de burócratas, lejos de aclarar las cosas, generó un clima de malestar entre los trabajadores de los poderes públicos del estado.
Tienen razón los trabajadores para estar inconformes: están sufriendo un nuevo episodio de inequidad e injusticia.
Los burócratas no son los responsables de haber provocado la crisis del ISSSTEP y son quienes tendrán que aportar más dinero para salvar a la institución. Con la reforma que hoy aprobarán los diputados tendrán que aportar un 4 por ciento de cuotas mensuales a la seguridad social, que es por un monto casi equivalente al último aumento salarial que obtuvieron de 4.5 por ciento. Por tanto su poder adquisitivo será dañado.
Lo que está pasando con el ISSSTEP es lo mismo que ocurrió en la década de los años 90 con los bancos. Un grupo de privilegiados quebró las instituciones financieras y el grueso de los contribuyentes y la clase trabajadora del país está pagando el rescate, sin que se haya castigado a nadie por esos quebrantos.
El asunto del ISSSTEP es nuevo episodio de desencanto que está provocando el actual gobierno estatal. Por ello es importante recordar lo siguiente:
Faltando unos días para el cierre de campaña en el proceso electoral de 2010, en varios medios impresos el entonces candidato de la coalición Compromiso por Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, publicó un desplegado en el cual le ofrecía a los trabajadores del gobierno que sí votaban por él y ganaba los comicios, no perderían sus fuentes laborales ni sus prestaciones sociales.
Se sabe que ese desplegado fue fundamental para que muchos burócratas se animaran a votar en contra del PRI.
Las promesas de ese desplegado se han borrado. Al inicio de la actual administración lo que más hubo en el gobierno fue el despido de docenas de trabajadores, que no eran sindicalizados, pero que eran de clase media y no eran parte de la élite política que dominó el sexenio pasado.
Y ahora les aumentan las cuotas de la seguridad social y les ponen a cargar el costo de los problemas financieros.
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