En esta vieja historia, los protagonistas son la mentira, la audacia, las trampas, la simulación y el abuso, gracias a los que el cool (ero) gatito logra inventar y empoderar a su amo, El marqués de Carabás. Se trata de un antiguo cuento popular europeo al que en el siglo XVII rescató y dio forma literaria el francés Charles Perrault, en cuya biografía encontramos una personalidad que le permitió buen acomodo en su burocrática y aburrida existencia de funcionario privilegiado.
Pero si hay una lección por aprender en El Gato con botas es que la mentira y la trampa dan beneficios más rápidamente que el trabajo y el talento.Equívocamente, la historia, con su moraleja en favor de la deshonestidad, se ha colado como clásico de la literatura infantil.
Por falta de cuidado, el entorno de la infancia está plagado de malas lecciones éticas y de héroes violentos y tramposos que, gracias a eso, triunfan. No nos asombremos entonces del aumento del acoso (bullying) y de otras prácticas de niños y adolescentes que no hacen sino reproducir lo que ven por todos lados. ¿O no es eso lo que locutores de televisión y radio han practicado contra AMLO en los últimos meses?
Queda claro que ahora el programa de trabajo más importante para la izquierda está en el terreno de la educación ética y de la educación en general, sobre todo de los niños, pues es en la infancia y la adolescencia cuando el espíritu y la mente adquieren valores y modos fundacionales.
Tenemos que exigir cambios de programación infantil en televisoras; supervisión de especialistas y de comisiones legislativas, porque
También debemos exigir presupuestos para más y mejores proyectos culturales para niños y jóvenes. Y sobre todo, hemos de transmitirles valores éticos con nuestra propia conducta. Urge empezar a trabajar por una cultura de la dignidad, el honor y la verdad.
Es inadmisible que un país que desde hace casi un siglo, cada seis años, convierte en millonarios desde jefes de compras hasta presidentes no tenga presupuesto para los derechos y bienes fundamentales del pueblo y, como ocurre en este ciclo escolar, deje a más de 4 millones de niños fuera de la educación básica, mientras la explotación del trabajo infantil cunde en medio del desempleo. Esos son los grandes frentes de lucha, más reales y definitorios que las urnas…que se prestan a las mil maravillas para gatos embusteros.
la educación es la única posibilidad de una revolución sin sangre, no violenta y en profundidad de nuestra cultura, como señala el filósofo español Fernando Savater.
También debemos exigir presupuestos para más y mejores proyectos culturales para niños y jóvenes. Y sobre todo, hemos de transmitirles valores éticos con nuestra propia conducta. Urge empezar a trabajar por una cultura de la dignidad, el honor y la verdad.
Es inadmisible que un país que desde hace casi un siglo, cada seis años, convierte en millonarios desde jefes de compras hasta presidentes no tenga presupuesto para los derechos y bienes fundamentales del pueblo y, como ocurre en este ciclo escolar, deje a más de 4 millones de niños fuera de la educación básica, mientras la explotación del trabajo infantil cunde en medio del desempleo. Esos son los grandes frentes de lucha, más reales y definitorios que las urnas…que se prestan a las mil maravillas para gatos embusteros.
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