Más vacaciones
Carlos A. Carrillo
Sin duda que los maestros
van á encontrar excelente el título y el fondo de este pequeño artículo; y los
niños, si lo leyeran, lo encontrarían aún más excelente, si cabe esta
comparación en nuestro idioma.
Más vacaciones. Sí, es
justísima la causa que patrocinamos. Pero generalicemos más la expresión.
Vacaciones son descanso para el maestro y para el alumno; queremos, pues,
descanso más prolongado, disminución de trabajo escolar.
Porque en más de una
población el trabajo en la escuela es abrumador; sí, abrumador para el
discípulo y para el maestro. Si intentamos demostrar esta proposición, nadie
nos lee, porque el artículo se alarga desmesuradamente; si no la demostramos,
nadie nos cree más que los maestros. ¿Qué hacer en esta disyuntiva? Comparar:
he aquí un rayo de luz. Las comparaciones van á sacarnos de un apuro.
Es cosa convenida que lo que
hacen en los Estados Unidos y en Alemania está bien hecho. No en todo, sino
tratándose de la escuela y de la educación. Comparemos, pues.
Muchos de nuestros maestros
trabajan siete, y algunos ocho horas al día. En Alemania y en los Estados
Unidos trabajan solamente seis.
Nuestros maestros dan clases
los seis días de la semana, ó sea, veintiséis días al mes. Los alemanes dan
cinco días a la semana; varios norteamericanos veinte al mes. Sí, hay Estados
de la Unión Americana en que la ley prohíbe terminantemente la asistencia á la
escuela por mayor número de días.
Algunos de nuestros maestros
disfrutan doce días de vacaciones; los norteamericanos disfrutan dos meses. Y
algunas veces más; no poco, sino mucho más.
Diferencia: 998 horas al
año, 1 Pedimos, pues, 998 horas menos de trabajo para los maestros que están
más recargados; 800, 500, 300 cuando menos para los más favorecidos.- ¡Ah! 998
abruman, cuando van añadidas á la carga gravísima que pesa sobre los hombros de
los que están consagrados á formar a los niños, á educar las almas!
Pero no queremos estas horas hacinadas al
vencerse el año; no.
Queremos que el día escolar tenga
seis horas; la semana escolar, cinco días, el mes escolar, cuatro semanas, el
año escolar, diez meses, cuando más. Lo queremos en interés del niño, en
interés del maestro, en beneficio de la educación. No midáis con avaricia el
descanso al niño, que descanso en su edad quiere decir bienestar, y crecimiento
y vigor físico, y triple ardor para el trabajo intelectual después.
No escatiméis el descanso al
maestro, que descanso para él, quiere decir cobrar fuerzas para desempeñar con
entusiasmo y ardor su ardua y dificilísima tarea.
Si alguno nos replica: “las
998 horas que pedís, es un tiempo robado al trabajo, y por lo tanto, al
aprovechamiento,” le responderemos sin detenernos, porque vamos de prisa: “no
comáis, ni bebáis, ni durmáis, ni descanséis, porque es tiempo robado al
trabajo, y por lo tanto al aprovechamiento; id, y así que lo hayáis hecho,
volved por la respuesta.”
Una palabra más. Esta es á
los maestros. El tiempo de vacaciones debe seros pagado, como si trabajarais. Y
si alguno os dice: “no es justo que trabajéis diez meses, y recibáis salario
por doce”, respondedle: “los diputados trabajan cinco meses, y reciben salario
por doce, ¿por qué tenéis dos pesas y dos medidas”.
Otra palabra aún. Se trata
de reparar una omisión. Los dos meses de vacaciones no los acumuléis; regadlos
en el curso del año. Tres meses de trabajo, y quince días de descanso. Todavía
un sistema mejor: trabajar dos meses; descansar diez días.
Si nos impugnáis, diciendo:
“En ninguna parte se usa tal sistema,” os responderemos: “los hombres no son
manadas de animales que siguen por donde va el cabestro, sino seres racionales
y libres que pueden elegir su camino”.
La repartición de las vacaciones en el curso
del año, la recomienda la higiene; la educación la exige.
Recapitulemos todo lo
anterior; agreguemos algo.
1.
En la semana solamente debe haber cinco días
de escuela.
2.
Conviene elegir el miércoles ó el jueves,
como día de asueto, para aproximadamente
la semana en dos partes iguales
3.
Podrían también darse dos tardes de asueto,
en vez de solo día.
4.
En tal caso, conviene elegir las tardes del
martes y viernes.
5. Podría
reducirse el mes escolar á veinte días solamente. (Adoptadas las reglas anteriores, importaría poco que ésta no lo fuera.)
6. Cada
dos meses se cerrará la escuela durante
diez días, cuyo periodo será de vacaciones.
7. Si
no fuere posible repartir de esta manera las vacaciones por oposición del
vecindario á otro motivo atendible, se darán al terminar el año escolar, dos
meses de vacaciones.
Durante
este tiempo se pagarán á los maestros sus sueldos íntegros, como en los meses
de trabajo. (Enero 1º de 1886)
1 El
cálculo está hecho suponiendo de siete horas el día escolar, y de doce días las
vacaciones. De estos doce días hemos deducido dos, que, dado el tiempo en que
caen las vacaciones, no trabajarán de dos los festivos que hay en el curso de
ellas.
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