Santander: terrorismo
bancario
Luis Hernández Montalvo
Tal vez resulte exagerado
calificar de terrorista al Banco Santander. Imagínese que un día; alguien le
llama por teléfono a su domicilio para preguntarle con amabilidad por una
persona a la que no conoce y nunca ha escuchado nombrar. –disculpe, ¿Se
encuentra la señora Guadalupe X?
Conforme transcurren los días,
las llamadas se hacen más insistentes; preocupado, les explico que en mi
domicilio no vive la señora Guadalupe X, ellos me explican que la señora
Guadalupe X sacó un crédito por varios miles de pesos y que dio como referencia
mi número telefónico; por lo que le seguirán llamando, hasta que conteste;
entonces, se me ocurre hablar al (01800) para pedir, primero una explicación
por el número de llamadas y la insistencia a querer localizar a su cliente en
mi número telefónico.
Desde el número (01800) me explican que ellos, los del Banco, no
pueden hacer nada y que ya trabajan con un cuerpo de abogados para abrirme
juicio por no presentar a la señora Guadalupe X; de esto ya transcurrió más de un año. En
algunas ocasiones, preguntan por la misma persona pero en su versión masculina;
por lo que supongo que no tienen claro si su cliente es hombre o mujer. Les
pregunto si su cliente no dejó alguna dirección y me dan una que no corresponde
con la de su servidor.
Durante varios meses las llamadas
se hacían desde un teléfono identificable: el 3347749900 o 3344454218, pero luego desde uno en el que solo aparece
una nota que dice: “no enviar ID”; al
principio las frecuencias de las llamadas eran de una a tres por día, luego se
hicieron más frecuentes y más agresivas en las amenazas. Ahora, las llamadas
son cada hora mediante una grabación de voz sin respeto por los horarios, las
llamadas entran por la noche y durante la madrugada, al grado de tomar la
decisión de desconectar el teléfono y volver a conectarlo cundo se hacen las
llamadas, pero nos mantiene desconectados con los familiares y amigos.
Llegué a amenazar con demandarlos en la CONDUSEF y en
forma por demás grosera me dijeron que si lo llegaba a hacer me arrepentiría y
que lo que me convenía era pagar la cuenta de
Guadalupe X. tal vez debo presentarme personalmente en la dependencias
del gobierno que se supone regula las actividades bancarias; pero dudo mucho
que la dependencia no tenga noticia de las actividades de los regulados por las
políticas públicas de este país.
No es el único caso; durante este
año he coleccionado varias tarjetas de crédito que me han dejado con la persona
que nos ayuda con la limpieza de la casa, - sin que tenga que identificarse-,
primero, me dejaron una tarjeta de American Express; otro día me entregaron la
de Banco IXE, hasta que finalmente me entregaran la de Banamex; de este banco,
recibo regularmente mis estados financieros en ceros y solo espero, que no
algún día me salgan con una demanda por deuda de expedición de tarjeta. Las
tarjetas vienen acompañadas de un oficio en el que se indica el monto del
crédito que puedo hacer efectivo con solo activar la tarjeta en cualquier
cajero automático. Acompaña a este oficio una solicitud de datos personales.
También ocurre que por teléfono me llaman para felicitarme por mi disciplina
financiera con tal o cual banco, por lo que me hacen acreedor de un crédito de
hasta por 300.00 pesos, con solo presentarme a las oficinas del banco más
cercano a mi domicilio. Cuando les explico que soy desempleado y que no tengo
cuenta en ningún banco, simplemente me cuelgan.
La próxima semana debo pedir un
permiso en mi trabajo para poder asistir a las oficinas de la CONDUSEF en la
ciudad de Puebla y espero tener suerte con las instituciones que deben regular
las actividades financieras de los bancos, antes de que se conviertan en una
pesadilla para la propia economía del país, al estar expidiendo tarjetas de
crédito sin el más mínimo control y verificación de los datos de los clientes.
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