Indefensión de los
trabajadores frente a la reforma laboral
Luis Hernández Montalvo
A solo un lustro, -anterior a la
celebración del Primer Centenario de la promulgación de la Constitución de los
Estados Unidos Mexicanos-; los diputados y senadores del Congreso de la Unión
han entrado en una dinámica de trabajo y discusión que a veces, resultan inútiles
los argumentos de juristas, sindicalistas e investigadores en asuntos
laborales.
Los trabajadores estamos frente a
un cambio radical de paradigma que va a trastocar todo el andamiaje de derechos
humanos conquistados a lo largo del siglo XX.
En opinión de Manuel Fuentes
Muñiz; la “Iniciativa Preferente” de Reforma Laboral promovida por el
presidente Felipe Calderón, busca la reforma de183 artículos de la Ley Federal
del Trabajo; realizar 72 adiciones y derogar 44. –Cámara de Diputados,
7-09-2012-.
El cambio de paradigma hará
imposible que los trabajadores puedan hacer valer sus derechos más elementales
frente a los patrones y/o quien los contrate; se trata de una alteración
injustificada a nuestras leyes fundamentales; a los acuerdos internacionales
sobre el trabajo y una abierta violación al pacto y modelo de nación expresado
por los constituyentes de 1917.
Estamos ante la legalización de
las peores prácticas patronales que se convertirán en ley, otorgando a los
patronos, todo el poder y las ventajas procesales; que por arbitrarias, dejan a
los trabajadores en la más absoluta indefensión.
¿Todos los mexicanos iguales
frente a la ley? En opinión de Don Manuel Fuentes; se trata de una reforma
general; pues de los 1010 Artículos de la Ley Federal del Trabajo, se
realizarán 665 modificaciones, lo que equivaldría al 65.84 por ciento de la
Ley.
Los sindicatos de industria del
apartado “A” y los sindicatos agrupados en las centrales que representan los
intereses de los trabajadores al servicio del Estado; se encuentran cabildeando
-desde sus curules y en las comisiones dictaminadoras- la reforma en las
Cámaras del Congreso, y lo hacen en atención a la preservación de sus derechos
burocráticos heredados del viejo régimen corporativo en desuso frente al cambio
del modelo del Estado y del actual sistema de partidos políticos; pero que por
ahora, aún es un recurso útil para la sobrevivencia de la viejas camarillas
sindicales que en los últimos tiempos, han alcanzado un grado de autonomía y de
presión que, como es el caso del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación –SNTE-, han construido un partido político como medio de portabilidad
política.
Las reformas a la Ley; en la
medida que van en camino a la legalización de las peores prácticas patronales
en su relación con la fuerza de trabajo contratada; afectará a todos los
trabajadores y empleados; tanto a los obreros de las fábricas como a los
empleados públicos y trabajadores de los tres niveles de gobierno; desde los
que están adscritos al gobierno federal hasta el último empleado de los
municipios.
En medio del temor y la confusión
de los trabajadores y como recurso retórico, pero también de presión, la
Federación Democrática de Sindicatos de Sindicatos de Servidores Públicos –FEDESSP-,
vienen amenazando con paros escalonados, mítines y plantones, sin oponerse a la
reforma general de la Ley Federal del Trabajo, sino únicamente a la defensa de
un régimen de impunidad, rumbo a la suplantación del sindicalismo corporativo y
antidemocrático, por un nuevo modelo basado en lo que se conoce como
sindicalismo blanco; controlado, no por un partido político como ocurrió en el
siglo pasado, sino al servicio de la productividad en la visión utópica y
demencial de los organismos patronales y sus ideólogos militantes de los
partidos políticos representados en el Congreso de la Unión.
Don Manuel Fuentes sostiene que
la mencionada reforma laboral es un retroceso de derechos de los trabajadores,
en la medida que “…la Iguala con la legislación civil ya que elimina la relación
tutelar del Estado con la clase trabajadora y la hace similar al código de
comercio”.
¿Cuáles son los alcances de la
Reforma a la Ley Federal del Trabajo? No hay duda; afectará a los trabajadores
de empresas privadas; a los de organismos descentralizados, a los empleados públicos
federales, estatales y empleados municipales.
¿Los sindicatos? ¿Y los
sindicalistas?
Hasta hoy no conocemos de la
convocatoria de un solo sindicato que llame a sus trabajadores a la reflexión y
a una convocatoria nacional de resistencia para frenar una Ley que tiene un
plazo menor a los treinta días desde que fue enviada por el titular de la
presidencia de la República al Congreso.
Me pregunto si en mundo demencial
de las ideologías, no existe alguna inteligencia que ponga en duda que una
reforma laboral como la que se propone, realmente venga a incrementar la
productividad y la competitividad; que por este hecho se pueda generar empleos
cuando el país se hunde en la corrupción, la impunidad y la violencia.
¿Por qué se aduce que con la
aprobación de la Reforma Laboral como “iniciativa preferente” acabará con el
rezago en la modernización de la justicia laboral y se mejorarán las prácticas
democráticas de los sindicatos? ¿Cómo una reforma de esta naturaleza pretende
revertir un siglo de prácticas corporativas, sin un proyecto capaz de lograr
los consensos en la construcción de un sindicalismo fuerte y unitario, con un
programa esencial para su operación?
Yo no veo a los líderes de los
sindicatos, ni a los líderes sindicalistas independientes preocuparse por
asuntos como la estabilidad en el empleo, la pérdida de la protección al
trabajador en el despido; la profundización de la movilidad total en el empleo.
Este es el gran problema de los
trabajadores del siglo XXI que se encuentran sin sindicatos en tanto
representantes de sus intereses comunes. Sin un grupo que guíe las acciones de
los trabajadores que viera la necesidad de un proyecto político y sindical que
eleve las prácticas culturales de los trabajadores para cobrar conciencia de
sus derechos, que antes que laborales, son derechos humanos elementales.
¿Y los partidos de las
izquierdas? ¿Y los que se autoproclaman la “vanguardia del proletariado”, y el
movimiento popular…? Todos cuidan sus intereses desde la comodidad de su
relación con el poder, entre tanto, los trabajadores van rumbo a una mayor
indefensión frente a la clase patronal, que por ahora, le dan clases a la prole
y a su proletariado sin cabeza y sin ideas.
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