LA REFORMA LABORAL DEL EJECUTIVO, UN SERIO RETROCESO A LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES: AGUSTÍN MIGUEL ALONSO
· Precariza aún más el trabajo, agrede a las
organizaciones sindicales y mantiene estructuras corporativas y caducas,
subraya el vicecoordinador del GPPRD
Palacio Legislativo, Jueves, 6 Septiembre 2012 a las 14:42
Boletín
No. 8
La
iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo presentada por el Titular
del Ejecutivo reedita las iniciativas presentadas por el PAN y el PRI en la
pasada legislatura. Al igual que sus antecesoras, esta iniciativa propone un
marco laboral que flexibiliza la contratación, el uso de la fuerza de trabajo y
el despido. Condiciona el ejercicio de derechos colectivos, viola la autonomía
sindical y mantiene instituciones obsoletas y autoritarias.
Medidas
como los contratos a prueba y de capacitación inicial; el pago por hora; la
legalización del outsourcing; la ampliación de causales de despido;
eximir de la obligación de dar aviso del despido y la limitación en el pago de
salarios caídos a un año anulan la posibilidad de acceder a un trabajo estable
y bien remunerado, permiten los abusos y la simulación patronal y anulan la
posibilidad de que trabajadores y trabajadoras acumulen derechos y prestaciones
y accedan a prestaciones y beneficios de la seguridad social.
Sin
establecer medidas para mejorar el salario y preservando el esquema de
fijación de salarios mínimos a través de una comisión nacional, la
iniciativa eleva a rango de ley el pago por hora. Plantea el acceso a puestos
vacantes o ascensos escalafonarios mediante criterios de productividad
determinados por el patrón. Eleva a rango de ley el uso indiscriminado de la
fuerza laboral en tareas múltiples sin que el trabajador o la trabajadora, así
como sus representantes sindicales, intervengan en el control del proceso de
trabajo.
Aunque
establece medidas compensatorias y protectoras hacia las trabajadoras y combate
el hostigamiento y el acoso sexual, no homologa la normativa internacional en
derechos humanos laborales ratificada por el estado mexicano; propone medidas
sin reformar las instancias de impartición de justicia y sin
garantizar el debido proceso para el acceso a la justicia laboral.
La
iniciativa plantea una supuesta “democratización” de las organizaciones
sindicales con el voto universal, directo y secreto, con la eliminación de la
cláusula de exclusión y con la obligación de rendición de cuentas. En realidad
se atenta contra la libertad y la autonomía sindical y se refuerza la
intromisión gubernamental al obligar a organizaciones con más de 150
trabajadores a realizar una auditoría externa.
Pero aún
más grave es el conjunto de medidas que conculcan el derecho a huelga: se
establece que la inasistencia a la audiencia de conciliación conduzca al archivo
del expediente y que sea nula la suspensión de labores; en caso de violación al
contrato colectivo se negará el trámite cuando no se precisen las violaciones y
su forma de reparación. Plantea el arbitraje obligatorio de la Junta luego de
60 días, a solicitud del patrón o de terceros afectados.
En el
tema de la procuración de justicia laboral se incorporan elementos que podrían
resultar positivos (como la profesionalización de los servidores públicos),
pero que se anulan en tanto se mantengan las juntas de conciliación y
arbitraje. El sistema tripartito de las juntas, por su integración con un
representante del gobierno (que obedecen a los intereses de quien detenta el
poder), uno del capital (que responde a sus intereses) y uno de los trabajadores
(en manos de los sindicatos corporativos) está agotado y ya no funciona para
impartir justicia.
Sin un
marco adecuado para la impartición de la justicia; con trabajos inestables y
mal remunerados; sin una defensa efectiva de las condiciones laborales y con
una discrecionalidad de los patrones para controlar el proceso de trabajo, el
discurso sobre trabajo decente, equidad de género y no discriminación queda
hueco. Las propuestas caen en el vacío si quien es objeto de violencia o
discriminación en su centro de trabajo no cuenta con medios para acceder a una
justicia efectiva y si no tiene la posibilidad de aspirar a un trabajo estable
y bien remunerado.
El Grupo
Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados propuso en la legislatura
pasada un paquete de iniciativas de reformas a la Constitución en materia
laboral, a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley del Seguro Social en materia
de seguro de desempleo, que se ubican en el ámbito de la reforma del estado y
constituyen una propuesta integral para impulsar la reconstrucción del modelo
laboral mexicano, que haga posible la inserción de nuestro sistema productivo,
en el mundo globalizado, así como la generación de empleos estables y bien
remunerados. Con este proyecto, se pretende dar forma a un nuevo pacto social
entre capital y trabajo bajo el amparo del pleno reconocimiento de los derechos
individuales y colectivos de las y los trabajadores, asumiendo a los sindicatos
como los principales interlocutores del cambio en las relaciones laborales.
Nuestra iniciativa,
que presentaremos ante el pleno, propone acabar con la impunidad de quienes
violan el orden jurídico, propiciar el incremento de la productividad y la
competitividad a través de la reorganización del trabajo y la innovación
tecnológica, y asegurar las condiciones para el reparto justo de los
resultados, abriendo el cauce para la participación de las y los trabajadores y
de sus legítimos representantes en el desarrollo nacional.
Es,
además una iniciativa que incluye verdaderamente un enfoque de género, que
prohíbe la discriminación contra las trabajadoras; el derecho de igualdad en la
remuneración frente a un trabajo de igual valor; la eliminación de la violencia
laboral y sexual contra las trabajadoras; su derecho a la justicia laboral y el
reparto igualitario de las responsabilidades del ámbito doméstico entre mujeres
y hombres.
Propugnaremos
por que los incrementos salariales sean mayores a la inflación; ampliar los
derechos de las trabajadoras, en especial de las trabajadoras del hogar; la
democracia, autonomía y libertad sindicales; el derecho de huelga; garantizar
la contratación colectiva auténtica y profesionalizar las instituciones de
justicia laboral.
En ese
sentido, la posición de nuestro Grupo Parlamentario en el proceso de dictaminación
de la reforma laboral, será defender nuestra propuesta, y oponerse a cualquier
modificación regresiva en perjuicio de los derechos de las y los trabajadores
que atente contra su calidad de vida y sus condiciones de trabajo, como
el outsourcing, la contratación a prueba, capacitación inicial o
por temporada, medidas para facilitar el despido y la limitación del pago de
salarios caídos.
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