La prensa nacional reportó que el 29 de julio, el gobernador se comprometió a que todas las plazas vacantes en la educación básica se entregarían a los maestros priistas. La novedad es que hizo en un acto público, lo que por lo regular se hace en la discreción de las recamaras del poder. Por supuesto, el líder “gordillista” de la Sección 20 del SNTE, Roberto Ávila, se quejó. Le parece inconcebible que el gobierno haga lo que por tradición hace el sindicato. Sin embargo, esto nada más es la punta del iceberg.
El conflicto tiene que ver con las contradicciones en el seno del corporativismo. Liberato Montenegro Villa, sempiterno cacique de la Sección 20, rompió relaciones con Elba Esther Gordillo o quizás ella lo excomulgó. El asunto es que él perdió el control absoluto que tenía sobre los agremiados, pero no fue desplazado por completo. Luego, él se acercó más al gobierno local, primero con Ney González y hoy con Sandoval. Un protegido de Montenegro, Juan Carlos Ríos Lara, es líder estatal del PRI.
Como producto de la doble negociación que impuso el acuerdo por la modernización de la educación básica, el gobernador Ney González se comprometió a entregar a la Sección 20 alrededor de 12 millones de pesos en diversas prestaciones (o canonjías). Pero fue semanas antes de dejar el puesto y, como no tenía dinero y el gobierno central no lo auxilió, heredó el compromiso a su sucesor. Pero éste no sintió el apoyo de la Sección 20 en su campaña, al contrario.
En las campañas de 2012, el Panal y la Sección 20, en movimiento simbiótico, le pusieron piedras en el camino a Peña Nieto. Sandoval no les perdonó el agravio. Hoy se lo cobra quitándole a la sección los privilegios de otorgar las plazas. Atención, no se trata de las plazas de nueva creación, que son unas cuantas y ésas sí se sujetaron al concurso de este año, se refieren a las vacantes por jubilación o retiro anticipado; que son más y son las que ni el SNTE ni el gobierno asignan por concurso. Son las que se heredan o se venden. Sandoval las quiere regalar a sus fieles a cambio de más fidelidad, que es un comercio de diferente naturaleza.
Con su acción, realizada con algarabía, además, Sandoval desafía al gobierno federal y a Elba Esther Gordillo. Con el primero, no tendrá problemas graves, va de salida. El secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova Villalobos, expresó que platicaría con el gobernador y aseguró que la asignación de puestos de trabajo “es un proceso institucionalizado, el recurso que se da para las nuevas plazas federales, es en función de un examen de un concurso” (Reforma, 3 de agosto). Se equivoca, el concurso no está institucionalizado, es producto de la Alianza por la Calidad de la Educación, un pacto entre el gobierno federal y el SNTE. Sandoval puede zafarse, como lo hicieron los gobernadores de Oaxaca y Michoacán, ellos por presiones de las secciones disidentes.
Además, al secretario lo traicionó el subconsciente; se supone que en los estados ya no hay plazas federales, que los patrones de los trabajadores de la de educación son los gobernadores. Pero el federalismo educativo es una ilusión, no una realidad. Lo real es el centralismo burocrático.
Nadie sabe cómo le irá al gobernador de Nayarit en su controversia con el SNTE. Hasta la fecha, ningún gobernador ha tenido éxito en sus pleitos con la señora Gordillo; su poder, aunque disminuido, es inmenso. A lo mejor desde el mismo PRI nacional frenan al gobernador o, si recibe su apoyo, será de manera discreta, acaso para experimentar si se puede romper con esa señora y mandarla a la jubilación forzada.
El pleito entre el gobernador de Nayarit y el SNTE no es anecdótico; ni a uno ni al otro les interesa la educación. Es una pugna real entre dos grupos igual de corruptos por el control de recursos y plazas.
*Académico de la UNAM
Carlos. Ornelas10@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario