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sábado, 4 de mayo de 2013

El normalismo y la Revolución Mexicana Gumersindo Toledo Díaz


El normalismo y la Revolución Mexicana

Gumercindo Toledo Díaz

“La Revolución, como el movimiento de una generación, que comenzó a finales del porfiriato, siguió con la lucha armada y luego vino un proceso de unas dos décadas de esfuerzos para llevar a cabo ciertas reformas revolucionarias, agrarias, laborales, que tuvieron cierto éxito. Pero en los años 40 esa generación ya no estaba o casi había desaparecido, y una nueva generación política llegó al poder. Esa generación todavía enarboló la bandera de la Revolución y su partido tenía ese nombre, pero en muchos aspectos tenía un proyecto diferente. Por tanto, en un sentido, uno podría decir que “la Revolución llegó a su fin en los años 40”. (Knight A., 2001: 150)

 






Paradójicamente la normal de Tenería en su trayectoria tiene presente la lucha de dos grandes figuras de la Revolución Mexicana: Plutarco Elías Calles[1] y Lázaro Cárdenas del Río[2]; el primero decisivo para su fundación y el segundo de quien toma el nombre la escuela. Ambos actores fundamentales del México revolucionario. El primero profesor de primaria en sus mocedades y a la postre general; el segundo militar, general por méritos en campaña, creador del precepto constitucional en el artículo tercero de la “Educación Socialista”.

 

 Ambos abrieron para la vida del país, una época de hegemonía de lo que algunos llamaron “el partido casi único” o de lo que fue caracterizado por Mario Vargas Llosa como la “dictadura perfecta”. Pero en fin, si les digo: Calles y Cárdenas, factor decisivo y piezas fundamentales en la educación normalista; sorprendentemente unidos en el “Plan de Agua Prieta” con Cárdenas a las órdenes de Calles. Notoriamente distanciados en el estilo de gobernar, murieron el mismo día; un 19 de octubre, uno de 1945 y el otro de 1970. No se sí tú,… o él o aquel aún tengan en la memoria ese lunes 19 o ¿fue martes 20?, ¿te acuerdas bien? de octubre de 1970 en que formados por la mañana en la explanada frente a los arcos centrales del internado nos dieron la noticia del fallecimiento de “Tata Lázaro” y nos pidieron que guardáramos un minuto de silencio.

 





El Sistema Educativo Nacional forma parte de las conquistas del movimiento armado de 1910-17. El surgimiento de la Secretaría de Educación Pública en 1921 con Vasconcelos al frente durante el gobierno obregonista; las misiones culturales, las casas del pueblo, la escuela rural mexicana, la fundación de las escuelas centrales agrícolas. Curiosamente la cronología histórica de Tenancingo, señala el 20 de noviembre de 1927 (seis años después de la fecha oficial de fundación de la SEP) como la fecha en la que el Presidente Plutarco Elías Calles, inauguró en Tenería el antecedente de lo que a la postre sería la escuela normal rural, instaurándola primero como Escuela Central Agrícola, después sería Escuela Regional Campesina (1933-1934).Para que en 1936 quedara definitivamente como Escuela Normal Rural, que es como la conocemos en la actualidad. (Viene a colación el comentario que hice en una reunión de Jaramaos 74 en junio de 2010. Ahí señalé que si en ese año festejaríamos el Bicentenario de la Gesta de Independencia y el Centenario del Movimiento Armado de 1910-17, para noviembre de 2027 se cumplirían los Cien Años de creación de nuestra normal y que algunos seguramente aún tendríamos oportunidad de testimoniar dicho acontecimiento).

 

Mirarnos en ese espejo, reconocer identidades en las pequeñas y grandes coyunturas históricas, profundizar nuestra razón de ser se vuelve un ejercicio interesante. Por eso vuelvo la mirada sobre sus trayectorias de vida y profesionales, que hemos hecho que dejamos de hacer, que representa ser parte de ese torrente histórico y educativo del que provenimos. Intento dar respuesta; me parece percibir claramente a sujetos que juegan el rol de catedráticos, jefes de enseñanza,  especialistas en la enseñanza de las matemáticas, especialistas en letras, directores de escuela, supervisores, bibliotecarios, músicos, profesores jubilados, funcionarios universitarios, “prófugos del gis”, empresarios de la educación, empresarios, comerciantes, ex presidentes municipales, ex regidores, ex diputados, ex dirigentes sindicales, funcionarios gubernamentales, ex guerrilleros etc;. Sigo “perdido” revisando con acuciosidad la historia y revisando detenidamente los conceptos antropológicos de indígena y campesino, me dan vueltas en la cabeza “veo visiones, escucho diálogos de personajes”, intento asociarlos a mi vida y a la de ustedes saber que tienen que ver con nosotros como sujetos. ¿Vasconcelos, Gamio, Saénz, Aguirre Beltrán, estado benefactor, paternalismo autoritario, redención del indígena, “marchemos agraristas a los campos”?

 

Así las cosas, nuestro arribo al claustro normalista de Tenería en 1970 como jóvenes estudiantes tiene su razón más profunda en la estabilidad y la pacificación social que hasta el momento habían logrado los regímenes provenientes de dicha matriz del movimiento armado de 1910-17 y a la conformación de la sociedad mexicana en las últimas cuatro décadas que precedieron a la de los setentas; asimismo era la expresión de la demanda de bienestar en el aspecto educativo y del esfuerzo de los padres y de los jóvenes para acceder a mejores niveles de vida. La lucha por abrir caminos y ganarse un espacio en las instituciones educativas que existían en esa época nos da cuenta de la escasez de oferta educativa y de la cobertura a la misma en el nivel de bachillerato o medio superior en distinción a la secundaria que es enseñanza media pero del nivel básico. De hecho hasta más de cuarenta años después de que llegamos a constituirnos como estudiantes normalistas se aprueba el bachillerato obligatorio en el país vía la modificación al artículo tercero constitucional (Aprueba la Cámara de Diputados Bachillerato Obligatorio, 14-10-20119).

 







[1]A Calles como Presidente de la República le tocó vivir el enfrentamiento con la iglesia y pactar con la Jerarquía Eclesiástica el fin de la “Guerra Cristera”. Tuvo la visión de institucionalizar a la “clase política mexicana” a través de un partido político el Partido Nacional Revolucionario, PNR.
[2] Cárdenas, una vez en la presidencia de la república con el apoyo decidido de quien llamaban “El Jefe Máximo de la Revolución”, (P. Elías Calles) -que era quien decidía hasta el momento al sucesor presidencial-, decide romper con el “maximato” y Calles termina exiliado en los EUA, posteriormente expulsado del PNR. La presidencia de Cárdenas se ubica en un momento estratégico de coyuntura internacional (La Segunda Guerra Mundial). Da un fuerte impulso al aspecto social de la revolución profundizando el reparto agrario generando las condiciones para la tecnificación de la producción agrícola, expropia el petróleo, apoya decididamente la educación. El PNR bajo su mandato se convierte en Partido de la Revolución Mexicana, PRM dando origen a los sectores corporativos del actual PRI: La Confederación Nacional Campesina, CNC, La Central de Trabajadores de México, CTM, y el sector militar de dicha fuerza política.
 

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