Cambio de paradigma: del conductismo al cognitivismo.
La pedagogía como
ciencia es deudora, toma elementos de otras disciplinas, y la principal
acreedora es la
Psicología , que por si sola no abarca todos los fenómenos
escolares.
Dentro de los
aportes de la
Psicología , están los obtenidos de dos grandes corrientes, el
conductismo y el cognitivismo ¿Qué diferencias prácticas se
derivan?
La psicología atendiendo a su objeto puede dividirse en dos
grandes apartados: la etapa pre-científica y la científica, las cuales a su vez
se subdividen en otros tres apartados, cada una de ellas.
En la etapa pre-científica se distinguen tres momentos
fundamentales, que coinciden con tres grandes orientaciones en el campo de la
filosofía, esto es, la aristotélica, la racionalista y, finalmente, el empirismo
y el asociacionismo inglés. Con la filosofía aristotélica la atención se centra
en el estudio del alma y de las facultades. La filosofía racionalista se ocupa
de la conciencia. El último momento de esta primera etapa, que hemos calificado
de pre-científica, esto es, el empirismo y el asociacionismo inglés tiene como
objeto el estudio de los fenómenos psíquicos sencillos.
La segunda etapa, considerada científica, viene representada por
tres grandes paradigmas, el estructuralismo y el funcionalismo, el conductismo y
la psicología cognitiva. Con el estructuralismo y el funcionalismo la psicología
toma por objeto el estudio de la mente o conciencia. El conductismo, por su
parte, se ocupa de la conducta. Finalmente la psicología cognitiva se centra
tanto en el estudio de la mente como de la conducta.
Estas dos grandes etapas en las que dividimos a la historia
de la psicología, pre-científica y científica determinan también diferentes
concepciones respecto al aprendizaje. Así nos encontramos en la psicología
pre-científica con tres grandes concepciones, esto es, el aprendizaje como
disciplina formal, el aprendizaje como desenvolvimiento natural, y por último el
aprendizaje como percepción.
La psicología científica cuenta fundamentalmente con dos grandes
concepciones respecto al aprendizaje, según se trate del conductismo o del
cognitivismo. De esta forma para los conductistas el aprendizaje es entendido
como la adquisición de respuestas. En el marco de la psicología cognitiva es
preciso diferenciar dos momentos: el primero representado por la teoría del
procesamiento de la información y el segundo constituido por la concepción
constructivista. En un principio con el procesamiento de la información el
aprendizaje es contemplado como la adquisición de conocimientos. En la
actualidad la orientación constructivista ve el aprendizaje como la construcción
y asimilación de conocimientos.
El conductismo surge en los años 20 con Watson. Este paradigma
se presenta como una reacción frente al estructuralismo y el funcionalismo. Más
concretamente se sitúan frente al objeto de estudio de éstos, es decir, la
conciencia o conocimiento que el propio espíritu humano posee de su propia
existencia, de sus estados y de sus actos. De la misma forma se posicionan
contra el método utilizado, la introspección. Este método de la introspección
consistía en la observación y exploración de la propia conciencia, de lo vivido.
A la introspección se opone el método experimental, que atiende al estudio de
las reacciones objetivamente observables y postulado por los conductistas.
Las críticas vertidas con respecto a la introspección pueden
expresarse en estos términos: para que podamos otorgar a la observación un
carácter científico es preciso que cumpla la condición de que tanto el sujeto
que observa como el objeto a observar sean diferentes; por otra parte el
conocimiento fruto de la introspección es difícilmente comunicable, esto es así
dado que las mismas palabras pueden expresar diferentes estados de conciencia;
por último la introspección no permite el acceso al inconsciente, por cuanto la
observación se limita a los fenómenos psíquicos conscientes.
El conductismo va a representar una ruptura con toda la
psicología anterior, descalificada por mentalista, es decir, centrada en el
estudio de la mente o la conciencia. Pero la mente se dirá no es observable y
por ese motivo no puede ser objeto de estudio de la psicología. En este sentido
se cambia el objeto de estudio que para los conductistas es la conducta, nos
referimos en concreto a la conducta externa y observable. De esta forma la
explicación de la conducta se reduce a los términos de estímulo y respuesta. En
este estado de cosas los conductistas renuncian al estudio de los procesos
mentales. Así nos encontramos con las limitaciones de este paradigma, que pasa
por alto los procesos superiores, entre los cuales se encuentran el pensamiento,
la percepción, el lenguaje, la memoria... para explicar la conducta de los
organismos. Este descuido obedece a que, según ellos, estos procesos no pueden
ser externamente observados, como tampoco los consideran necesarios como forma
de explicar la conducta.
La ignorancia del organismo entre el estimulo y la respuesta va
a permitir el surgimiento de la psicología cognitiva, y su primera manifestación
la teoría del procesamiento de la información, la cual partiendo de la metáfora
del ordenador posibilita el estudio de los procesos mentales. El conductismo, no
obstante, transformado en neo-conductismo mantuvo gran influencia hasta la
década de los años 60.
La psicología cognitiva enfatiza de nuevo la mente como objeto
de la psicología y reclama la actividad del sujeto, por contra el conductismo
requería de un sujeto pasivo, cuyo único cometido era el de establecer las
conexiones entre los estímulos y las respuestas.
Los rasgos de la psicología cognitiva van a ser: el entender a
los individuos como sujetos activos, constructivos y planificadores; el centrar
su actividad en los procesos cognitivos; se enfatiza el conocimiento frente a
las respuestas. En este sentido Neisser afirma que la cognición es la actividad
de conocer.
Si en el objeto existen diferencias entre la psicología
conductista y la cognitivista, estas discrepancias también se trasladan al campo
del aprendizaje. En este sentido indicar que para los conductistas el
aprendizaje consiste en “un cambio más o menos permanente de la conducta que
se produce como resultado de la práctica” (Kimble). Para el conductismo,
cuyo periodo de vigencia, como antes apuntamos, va de los años
20 a los
60/70, el aprendizaje se reduce a la relación de dos variables, la ejecución y
la práctica. Se prescinde de lo que sucede en el interior de quien aprende. El
aprendizaje así considerado se limita a la adquisición de todo un repertorio de
respuestas, pasando por alto los procesos mentales superiores entre el input y
el output, frente a lo que consideran los cognitivistas.
En este paradigma el papel del alumno es totalmente pasivo. El
profesor le presenta al estudiante diferentes estímulos, materiales o
experimentos programados con anterioridad, de una manera secuencial y lógica. A
las respuestas correctas del alumno le sigue el correspondiente
refuerzo.
Esta ignorancia de cuanto acontece en el interior del sujeto por
parte de los conductistas será la causa de su decadencia. Así aparece la
psicología cognitiva. El primer paso en este sentido lo da la teoría del
procesamiento de la información, pese a sus limitaciones, dado que no llega a
desligarse por completo de su correspondiente base mecanicista y asociacionista
en relación con el aprendizaje. En este momento el alumno es más cognitivo, la
clave se sitúa en aprender conocimientos, y el alumno pasa a ser un sujeto más
activo, pese a que no logra tener el control sobre el proceso de aprendizaje
(Beltrán).
Más tarde, a finales de los 60 y comienzos de los 70, surge el
aprendizaje por reestructuración, donde el alumno es completamente activo, no
limitándose a adquirir conocimientos, dado que el mismo los construye partiendo
de sus experiencias previas. Dentro de esta nueva corriente sobresale la teoría
del aprendizaje significativo de Ausubel.
El aprendizaje consiste en la asimilación de conocimientos,
de manera no mecánica. En este sentido el papel del alumno no se limita a
reproducir de una manera fiel el conocimiento presentado por el profesor, sino a
la construcción por parte del educando, de forma activa, de relaciones entre los
nuevos conocimientos y los ya poseídos.
Si el rol del alumno se ve modificado lo propio sucede con el
docente. Así el papel del profesor se centra en ayudar a aprender. El peso de
los contenidos también experimenta una modificación. Con lo cual frente al
procesamiento de la información donde los contenidos tienen gran importancia dan
paso con el constructivismo a un interés creciente por los procesos, bien sean
de pensar o en el desarrollo de habilidades y destrezas
cognitivas.
Extraído de
Estrategias metacognitivas y de aprendizaje: estudio empírico
sobre el efecto de la aplicación de un programa metacognitivo, y el dominio de
las estrategias de aprendizaje en estudiantes de E.S.O, B.U.P y
Universidad
Memoria para optar al grado de doctor presentada
por
Pedro Mariano Bara Soro
Bajo la dirección del Doctor: Esteban Sánchez Manzano
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