El magisterio, Andrés
Manuel y el Partido de la Revolución Democrática
Luis Hernández Montalvo
En días pasados, maestros del
centro norte del país me hicieron la propuesta de redactar y firmar una carta
al Partido de la Revolución Democrática; con el fin de llamar la atención de sus
dirigentes para que asuman la responsabilidad que las circunstancias y el
actual momento reclaman de los líderes de los partidos coaligados y de cada uno
de los ciudadanos.
Ha transcurrido más de una semana
y desconozco si llegaron a concretar sus propósitos; pero considero que los
maestros y los trabajadores de la educación; en pleno uso de sus derechos
políticos y en su condición de ciudadanos libres, tienen el derecho y la
obligación de hacer los reclamos y observaciones para evitar que posteriormente
se culpe al candidato de los errores que debieran asumir los partidos como
entidades de interés público que se supone son.
Que un grupo de trabajadores se
muestren preocupados, y que además se muestran interesados en la candidatura de
Andrés Manuel López Obrador pero que no son militantes; ni del PRD, ni de
ninguno de los partidos en coalición, es algo que debieran tomar en cuenta los
líderes de los partidos para construir los nuevos cuadros políticos en camino a
las llamadas reformas estructurales, tanto en el sector educativo, como en
general las reformas del mundo del trabajo y demás asuntos laborales, entre los
que se incluyen el sindicalismo y su democratización, para que se convierta en
verdadero representante de los intereses comunes de los trabajadores.
Por mi parte, considero que la
campaña electoral en torno al candidato Andrés Manuel López Obrador, ha
generado un ambiente en el que se pueden abordar los problemas fundamentales
para construir una nueva sociedad y una nueva nación.
Como profesor veo como llegan a
los actos de campaña miles de jóvenes y mujeres en aquellos lugares
considerados los principales bastiones del Partido Acción Nacional; como el
acto de León, Guanajuato, al que concurrieron miles de jóvenes y profesores de
filiación panista, y no vemos una reacción positiva de la izquierda coaligada
para convocar a los diversos que se acercan a escuchar al candidato de la
izquierda.
Pensamos que los partidos
políticos de izquierda que conforman la Coalición debieran permanecer en
asamblea permanente para revisar la agenda extraordinaria del Candidato AMLO;
para garantizar la presencia y cuidado de todas las urnas del país y atender
con eficacia los problemas que se presenten antes, durante y después de las
elecciones.
Expreso mi extrañamiento y
preocupación a la demasiada confianza en torno al equipo de seguridad del
candidato AMLO.
El rumbo que han tomado las
campañas electorales en los últimos días, el surgimiento de movimientos
juveniles y estudiantiles en abierta oposición a lo que representa el candidato
del PRI y los cuestionamientos al candidato Enrique Peña Nieto; la desbandada
de cuadros importantes del Partido Acción Nacional y su migración al PRI, los
ataques de los candidatos y partidos en contra de la candidatura de AMLO, todo
ello, nos permite presumir nuestra preocupación por la seguridad personal del
candidato AMLO y el equipo de campaña que le acompaña.
El Partido de la Revolución
Democrática tiene en este momento una gran responsabilidad histórica para
construir los vínculos necesarios con los organismos de la sociedad civil, con
los sindicatos, movimientos de jóvenes, de obreros, trabajadores
sindicalizados, y los trabajadores de la educación; así como, la coordinación
entre las distintas organizaciones que existen en su seno: las relaciones con
las estructuras partidarias a nivel nacional, local y municipal para vigilar el
proceso electoral el próximo 1º. De julio.
Mención especial merece la atención de los representantes de los partidos en los Comités Distritales y en los Comités estatales en el IFE, para conocer lo que ocurre con las capacitaciones de los ciudadanos insaculados para ser funcionarios de casillas; para registrar lo que ocurra en cada una de las casillas el 1º. De julio.
El Partido de la Revolución Democrática tiene una gran oportunidad de poder elevar su influencia política en amplias franjas del electorado que puedan ver en el Partido una alternativa democrática en la construcción de un nuevo proyecto de nación, con nuevas instituciones, y nuevas leyes; pero sobre todo, para hacer prevalecer los derechos actuales consagrados en la Constitución de la República.
Como maestros, debiéramos expresar nuestra aspiración de fortalecer la educación pública como una prioridad central del nuevo gobierno que encabece AMLO; pero de ninguna manera como recurso retórico sino en el compromiso contraído con el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas el domingo 12 de noviembre de 1988; en donde los maestros asistentes demandamos una nueva educación:
“La nueva educación, como parte del proyecto de nueva nación, será impulsada por los maestros en tanto profesionales y como parte del pueblo que somos, entendiéndola como una educación cabalmente gratuita, científica y democrática, cuyos objetivos y contenidos estén encaminados hacia una visión crítica y liberadora de la sociedad”.
Considero que también, se debe
iniciar un proceso de discusión con los trabajadores de la educación para
construir una alternativa al viejo sindicalismo corporativo, por otro
democrático, incluyente, que transparente su funcionamiento y se convierta en
instrumento útil de los trabajadores y de la educación nacional.
Consideramos que el próximo
Congreso de la Unión, debe revisar el cumplimiento de la Ley General de
Educación que establece un presupuesto destinado a la educación pública del 8
por ciento del PIB, negado en la aprobación de los presupuestos anuales
enviados por la Secretaría de Hacienda; así mismo, exigimos el ejercicio
transparente de los presupuestos educativos a nivel federal, estatal y
municipal designados a cada uno de los programas y que hoy se manejan con
absoluta opacidad.
Demandamos también el
cumplimiento irrestricto del contenido del Artículo 3º. Constitucional para
garantizar una educación científica y laica, con acceso a todos los mexicanos,
no solo en la educación básica, sino en todo el sistema educativo nacional, sin
caer en los excesos del viejo y rancio populismo que caracterizó al viejo
régimen priista.
Nuestra percepción de los
acontecimientos de los últimos días nos indican que los liderazgos caciquiles
del sindicalismo corporativo como el que representa la presidente del Comité
Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, ha
llegado a un punto insostenible, tanto para el gobierno que surja del actual
proceso electoral como de la sociedad.
Los mexicanos vemos en el
sindicato y en sus prácticas políticas un espacio que niega el
derecho de los trabajadores a estar representados en sus intereses profesionales;
pero también, porque se ha convertido en un estorbo para garantizar la unidad
del gremio y sobre todo, para enfrentar los retos de un sistema educativo en
crisis, en donde los discursos modernizadores del sistema educativo de los
últimos 30 años, han entrado en un franco proceso de descrédito y
cuestionamiento público sin paralelo en la historia desde que fue creada la
Secretaría de Educación Pública en 1921.
Pero así como los maestros
estarían reclamando un espacio de participación, que no fuera por los canales
que reproducen la antidemocracia y el autoritarismo como el supuesto reclamo de
cuotas de poder de los distintos grupos que ahora se disputan los espacios en
las curules y en los controles corporativos de la sociedad.
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