1 DE MAYO.
Zacatecas, Federación de Trabajadores del Distrito Federal.
¡UNIDAD Y ORGANIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES
PARA DERROTAR LA NUEVA OFENSIVA NEOLIBERAL!
* Por la Construcción de una Central Unitaria, Independiente y Democrática.
* En Defensa de Nuestros Derechos y Conquistas.
* Contra las reformas neoliberales.
* Contra la Precariedad y Por el Trabajo Digno.
* Por un Pacto Social Alternativo para Rescatar a la Nación.
A todas y todos los trabajadores.
Al Pueblo de México.
Este Primero de Mayo encuentra a las trabajadoras y los trabajadores mexicanos en
medio de un nuevo y brutal ataque a sus derechos y conquistas, y frente a una nueva
oleada de medidas neoliberales que buscan terminar de saquear a
la nación. El “nuevo”
gobierno priísta encabezado por Peña Nieto no sólo revive al viejo régimen que padeció
México, sino que representa en realidad la continuidad y la profundización del modelo
neoliberal que destruye al país desde hace tres décadas y que condujo el panismo en los
últimos dos sexenios bajo el cuento de la alternancia.
Las consecuencias están a la vista. Desde 1976 el poder adquisitivo del salario se ha
desplomado en un 75 por ciento y sigue cayendo, al grado de colocarnos entre los
últimos lugares mundiales de nivel salarial. El desempleo abierto, no el imaginario de
las cifras oficiales, rebasa el 15 por ciento de la población económicamente activa y el
empleo
“informal” alcanza a otro 40 por ciento. Existen 8 millones de jóvenes que ni
estudian ni trabajan.
La precarización del trabajo avanza en todas sus formas. La estabilidad en el empleo
se desvanece. Los contratos temporales se han constituido en la norma. La perversa
práctica patronal de la “subcontratación” continúa expandiéndose alarmantemente.
El
derecho a la jubilación es acotado sistemáticamente, y cada vez hay que ser más viejos y
resignarse a menores pensiones para jubilarse, además de que los fondos de ahorro han
sido privatizados, quitando responsabilidades a patrones y estado, y son objeto de la
especulación financiera. Especialmente los jóvenes tienen un futuro marcado por el
empleo
precario e inestable en el que tendrán que conformarse con saltar “de chambita
en chambita”.
A cambio de nuestra miseria, y gracias ella, tenemos a varios
multimillonarios mexicanos en la lista de los hombres más ricos del planeta.
No bien comienza e
l “nuevo” gobierno y ya se han venido imponiendo una tras otra
reformas neoliberales que persiguen terminar con el trabajo de desmantelar al país en
beneficio de los grandes capitales y dar una salida a la crisis que los propios capitalistas
provocaron a costa de la precariedad del pueblo trabajador.
La reforma laboral con la que arrancó el gobierno de Peña Nieto ha elevado a ley las
violaciones que se venían dando a los derechos laborales. El objetivo primordial de esta
reforma es terminar con la estabilidad en el empleo. La contratación por horas, alargar
los periodos de prueba, facilidad y reducción de los costos por despido, son acciones
que van en este sentido y que afectan a todos pero, sobre todo, a los jóvenes. Peor aún,
los patrones se han envalentonado y
, lejos de crear los “millones de nuevos empleos”
prometidos, llevan sus abusos más allá de lo permitido por la nueva ley y están
practicando despidos masivos y promueven abiertamente la desaparición de sindicatos.
La “reforma educativa” qu
e le siguió no es sino la imposición de otra reforma laboral
que, disfrazada de una falsa evaluación y elevación de la calidad de la enseñanza,
elimina la estabilidad en el empleo de los maestros y maestras, y socava el derecho a la
educación pública, gratuita y laica.
Y la cadena de las mal llamadas “reformas estructurales” continúa. Está en marcha la
reforma de telecomunicaciones que está concebida para servir a los intereses de los
grandes empresarios de la televisión y la telefonía. La “reforma hacendaria” que, con
todo el cinismo priísta, busca extender el IVA a medicinas y alimentos, y ampliar la
base de recaudación entre quienes sobreviven en la economía informal, mientras que los
grandes capitales siguen con todos sus privilegios.
Pero sobr
e todo se está cocinando la “reforma energética”, que persigue terminar de
privatizar lo que queda de nacional de la industria eléctrica y petrolera. Y, mientras
tanto, los neoliberales avanzan también en la entrega de tierras y playas al dinero
extranjero, en el otorgamiento a las grandes corporaciones neocolonialistas de minas
saqueadoras de nuestra riqueza y destructoras del medio ambiente por todo el territorio.
En fin, tenemos cada vez más un estado que entrega la soberanía de la nación y se
somete a los dictados de las grandes trasnacionales.
El Saldo de la Ofensiva Antisindical
Para llevar adelante este nuevo asalto a la gente que vive de su trabajo y terminar de
saquear los bienes nacionales, los neoliberales panistas y priístas, con la complicidad de
muchos que se dicen de “izquierda”, vienen atacando los bastiones del sindicalismo
independiente que se opone a sus planes.
Así, se lanzó una brutal ofensiva contra el SME, poniendo en la calle de la noche a la
mañana, con la policía y el ejército, a 44 mil trabajadores, sin mediar proceso legal
alguno; la Suprema Corte de Justicia ha pretendido recientemente terminar este trabajo
sucio con la más burda resolución digna de una corte sometida a una dictadura. Sin
embargo, más de 16 mil electricistas y miles de jubilados del SME mantienen una
resistencia heroica y aún están en condiciones de alcanzar una solución al conflicto.
El sindicato minero ha sido también el blanco de esos ataques y continúa por ya más
de cuatro años con las huelgas de Cananea, Sombrerete y Taxco sin resolverse, y con su
Secretario General en el exilio, pero continúa resistiendo y viene derrotando una a una
las medidas represivas del gobierno y el Grupo México. A la arbitrariedad del cierre de
Mexicana de Aviación, está siguiendo la pretensión de un nuevo golpe ahora al contrato
de Aeroméxico; medidas dirigidas contra los sindicatos auténticos de ese sector, pero
éstos se mantienen en la lucha y en la búsqueda de alternativas.
Y, por supuesto, el estado tiene en la mira, y reprime y acosa cada vez más, al
magisterio democrático que se defiende de la mal llamada “reforma educativa”
. El
encarcelamiento de la hipermafiosa Elba Esther Gordillo no ha significado en lo más
mínimo la democratización del sindicato, pues su mafia sigue en el poder. Sin embargo,
las grandes movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE), que continúa siendo un bastión central del sindicalismo
independiente, contra la reforma educativa y por la democracia sindical aún pueden
doblegar a los poderes que buscan someterlos.
La ofensiva antisindical se da en medio del desastre nacional, de la generalización de
la violencia y la militarización. En particular, en el país es ya un hecho la política de
criminalizar la protesta social y el sindicalismo no es la excepción.
Y los ataques mencionados representan sólo la punta de una política de exterminio
de la sindicalización auténtica. Nadie puede considerarse hoy en una isla. Porque el
deterioro de la organización sindical de los trabajadores en México no se limita a las
consecuencias de estos golpes. De manera alarmante, se ha venido expandiendo el
cáncer del sindicalismo de protección, una completa simulación de contratación
colectiva por parte de sindicatos fantasmas que abarca ya a la mayor parte de los
trabajadores mexicanos. Al mismo tiempo, obtener el registro o reconocimiento de un
sindicato auténtico es casi imposible, por la larga cadena de obstáculos a la libertad
sindical que colocan empresarios y autoridades.
El hecho es que, de una Población Económicamente Activa (PEA) calculada en 50
millones,
menos de la mitad tienen alguna clase de empleo “formal” y entre estos cada
vez predomina más la inestabilidad, la flexibilidad, la subcontratación, la precariedad, lo
que los coloca en una situación objetivamente muy difícil para organizarse. De los
trabajadores que tienen la “fortuna” de tener algún empleo, sólo 15% están
sindicalizados según estadísticas oficiales, pero además alrededor del 75% de ellos están
bajo contratos de protección, lo cual significa que menos de 3 millones se encuentran
afiliados a sindicatos auténticos --buenos, malos o regulares. Conclusión obvia: la gran
mayoría de trabajadores mexicanos no está organizado en tanto tales, son millones los
que carecen de forma alguna de organización que defienda sus intereses como
trabajadores.
No es sólo un problema numérico. En esas condiciones, la capacidad y la fuerza de
los sindicatos para presionar o negociar es raquítica, porque ello no depende sólo de
buenas o malas estrategias políticas o de cuántas movilizaciones se realizan, sino del
peso que se tiene en la gestión o afectación de los productos y servicios que requiere la
sociedad. Es el chantaje del enorme y permanente ejército de reserva de trabajo, pero
también la gran ausencia de organización en los centros de trabajo. Y entre más
desempleados o más trabajadores sometidos a la desprotección o simulación laboral,
más es la presión hacia la baja para los trabajadores sindicalizados y bajo contrato
colectivo. La presión para disminuir, flexibilizar o desaparecer esos contratos colectivos
es enorme. Además, en términos de organización sindical, México es de los países
donde más fragmentados están los trabajadores
, divididos en miles y miles de sindicatos
y contratos, y numerosas “centrales”.
Pasar de la resistencia a la unidad y reorganización estratégicas.
Ciertamente, grandes contingentes sindicales como los electricistas, mineros y maestros,
además de muchas organizaciones populares, desarrollan importantes luchas de
resistencia. Existe en el país un movimiento social y de izquierda --de la auténtica--
enorme, pero que no ha alcanzado para darle la vuelta al poder de la derecha neoliberal.
Sin dejar la movilización y la resistencia, porque sin ésta no es posible pensar en
triunfar, es el momento de tomar replanteamientos estratégicos, empezando por encarar
la situación objetiva.
En el campo de los trabajadores, y en resumen, es necesario decirlo claramente: en
México el movimiento sindical ha llegado a uno de los puntos más bajos de su historia,
tras los efectos de treinta años de neoliberalismo, más de quince de “libre comercio”, en
medio de crisis económicas sucesivas y bajo un ataque brutal y a fondo del
empresariado y los gobiernos neoliberales. Los males endémicos del sindicalismo
mexicano
–el corporativismo, la corrupción, la antidemocracia, la fragmentación, la
falta de independencia y libertad sindical
— han dado lugar a expresiones aún más
perversas, como el sindicalismo de pr
otección, y la “creatividad” patronal no tiene
límites para burlar derechos, como es la expansión abusiva del outsourcing.
Las bases objetivas de sustentación de la organización y la contratación colectivas
están minadas. El sindicalismo independiente, que se fortaleció durante un periodo y ha
dado luchas de resistencia muy significativas, se ha debilitado, se encuentra dividido y
no ha sido capaz de desarrollar nuevas estrategias para encarar tal situación. El reto es
enorme. Superar la división y el agotamiento de las frágiles formas de unidad existentes,
construir estrategias comunes que permitan no sólo una mejor defensa, sino crecer entre
los no organizados y los sometidos al sindicalismo mafioso, es una necesidad
apremiante, de supervivencia, una tarea elemental para hoy y por encima de las
diferencias y los pequeños intereses.
Hace ya más de quince años que en el sindicalismo independiente no hemos sido
capaces de dar un nuevo paso en la unidad indispensable de nuestros destacamentos y
de englobar a muchos sindicatos y movimientos que no se encuentran en cualquiera de
ellos. Y ni qué hablar de haber desarrollado toda una estrategia de apoyo para la
organización de los no organizados, de una verdadera disputa por la contratación
colectiva con las mafias sindicales.
El panorama descrito impone retos formidables al movimiento sindical democrático
mexicano. Ya no es posible seguir en la inercia de pequeñas respuestas puntuales,
gremiales y estrictamente defensivas. Es necesario superar lo hecho hasta hoy. El primer
reto es elemental: unir todas las fuerzas existentes del sindicalismo independiente si se
quiere levantar una defensa eficaz e, incluso, si se quiere sobrevivir. Y ya no es posible
conformarse con mediaciones de unidad en las que el compromiso de articulación y
acción conjuntas se da a medias, condicionado, mediado por los intereses particulares,
en frentes, coordinaciones, etc. Es necesario avanzar hacia la constitución de una nueva
Central Sindical que agrupe de entrada a todas las fuerzas sindicales independientes,
desde los sindicatos nacionales constituidos y reconocidos, hasta los locales e incluso
los grandes movimientos y corrientes representativas, y las agrupaciones de trabajadores
en lucha o en proceso de organización dentro del sindicalismo corporativo.
Una nueva central que levante un muro de defensa más eficaz pero que no se quede
ahí; una central que sea capaz de convocar a los trabajadores en general, a los no
organizados, a los precarizados y tercerizados, a los que están sometidos al
corporativismo y a los contratos de protección; una Central que sea capaz de desarrollar
estrategias que conduzcan a la renovación e incluso a la refundación del sindicalismo, a
su crecimiento, que se proponga revertir la ofensiva neoliberal y sus efectos más
nocivos; una Central que contribuya junto a otros actores sociales a encontrar una salida
al desastre nacional. Debemos reconocer que actualmente las organizaciones sindicales
independientes no representan por sí solas y por separado una alternativa a una situación
tan adversa, y que no hemos estado a la altura para enfrentar la ofensiva neoliberal.
Cada una de estas organizaciones está encarando de diversas formas los ataques del
gobierno y los patrones; el problema es que cada una lo hace por separado, sin una
estrategia común y de largo plazo, apenas unidas alrededor de algunas declaraciones y
movilizaciones conjuntas. Esta crisis nos ha sobrepasado a todos, pero todos juntos
podemos sobrepasar la crisis.
Debemos pensar en una estrategia que esté basada no sólo en la defensa, sino en la
preparación de una contraofensiva. No debemos estancarnos en fórmulas de lucha que
ya demostraron su insuficiencia y debemos crear nuevas formas de resistencia.
Debemos adquirir una mentalidad y un discurso que demuestre que nuestras propuestas
para enfrentar la crisis del capitalismo son más racionales y justas que las que ofrecen
los capitalistas y sus gobiernos. Debemos demostrar al conjunto de la sociedad que un
sindicalismo fortalecido es la mejor alternativa ante la barbarie capitalista.
Cambiar la correlación de fuerzas a nuestro favor requiere superar todo residuo de
gremialismo, hegemonismo y sectarismo, y las diferencias que nos han mantenido
separados durante muchos años; nada es más importante en estos momentos que la
UNIDAD. Esta unidad no es un fin en sí mismo, ni tampoco la continuación de lo
mismo que hemos venido haciendo hasta ahora; se trata de emprender la tarea de
REFUNDAR al sindicalismo mexicano. No se trata simplemente de reacomodar las
piezas sobrevivientes bajo una nueva sigla, sino de construir una nueva casa para todas
las organizaciones sindicales adheridas y con poder de convocatoria para los
trabajadores en general. Requerimos de una auténtica central de trabajadores que vaya
más allá de un frente de organizaciones sindicales, que cuente con una rica vida interna
y donde todos consideremos que nuestra organización gremial es solo un brazo de un
mismo organismo unitario. Debemos elaborar una estrategia común para construir un
espacio que aglutine a millones de trabajadores, divididos en el menor número de
organizaciones sindicales posible y con una nueva plataforma de demandas.
Una nueva central de trabajadores que esté abierta a la afiliación individual y directa
de trabajadores que todavía no cuenten con sindicato propio, a su organización en
comités de empresa o sobre bases territoriales o sectoriales; una Central abierta a los
trabajadores del campo, a los cooperativistas, desempleados, jubilados y pensionados y
de los sectores informales; una central que desarrolle toda una estrategia dirigida a la
organización de los jóvenes trabajadores y una política de promoción de la participación
de las mujeres trabajadoras; una central que sostenga su independencia de cualquier
gobierno o partido político y que se base en la más irrestricta democracia sindical,
incluyendo la elección de sus dirigentes y las posibilidades de su revocación.
Para alcanzar la victoria, es indispensable también que los trabajadores nos
propongamos construir con otros aliados sociales una propuesta alternativa al
neoliberalismo, una salida a la crisis que no sea la de seguir cargándola sobre los
hombros del 99 por ciento de la población. Que la crisis la paguen los que la
provocaron. Convoquemos a la constitución de un Pacto Social Alternativo al Pacto
neoliberal “por México” de la derecha neoliberal y sus cómplices.
Con estos objetivos, convocamos a todas y todos los trabajadores y sus
organizaciones a marchar unidos en todas las ciudades del país, de norte a sur y de costa
a costa. ¡Que este Primero de Mayo sea el punto de arranque de la unidad y la
reorganización de los trabajadores mexicanos, para pasar a una contraofensiva
estratégica sindical y popular! Hacemos un llamado a la más amplia alianza social que
posibilite dejar atrás, como lo han logrado otros hermanos latinoamericanos, la larga
noche neoliberal.
¡¡¡ Solución a los conflictos de la CNTE, el SME, Mineros, Mexicana de
Aviación y Honda !!!
¡¡¡ Alto a la criminalización de las luchas sociales, no a la represión !!!
¡¡¡ Por un 1° de Mayo combativo, independiente y clasista !!!
¡¡EN LA CIUDAD DE MÉXICO TODOS A LA MARCHA DEL
PRIMERO DE MAYO, DE LA GLORIETA DE LA DIANA
CAZADORA AL ZÓCALO A LA 9 AM!!
JUNTA PROMOTORA DE LA NUEVA CENTRAL DE
TRABAJADORES.
Fraternalmente.
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Sindicato Mexicano de
Electricistas, Alianza de Tranviarios de México, Sindicato Independiente de
Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, Sindicato de Trabajadores del
Transporte de Pasajeros del Distrito Federal, Sindicato Internacional de Constructores
de Elevadores de México, Sección 33 de la Secretaria de Desarrollo Social, Unión
Nacional de Técnicos y Profesionistas de Pemex, Consejo Nacional de Trabajadores,
Frente Sindical Revolucionario, Sindicato de Trabajadores Académicos de la
Universidad Autónoma de Chapingo, Sindicato de Trabajadores del Instituto de la
Educación Media y Superior, Frente Sindical Potosino, Sindicato Nacional de
Trabajadores de General Tire, Central Unitaria de Trabajadores de México, Sindicato
Único de Trabajadores Académicos del Conalep (Michoacán), Sindicato de
Trabajadores de Farmacias Similares y Expendios Farmacéuticos, Colectivo de
Trabajadores de la Cultura de Michoacán, Sindicato Único de Trabajadores del
Organismo Público Descentralizado Servicios de Salud de Michoacán, Colegiado de
Trabajadores del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de
Michoacán, Sindicato Único del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de
Michoacán, Frente de Transportistas de la Asociación de Trabajadores del Estado de
Michoacán, Sindicato de Trabajadores de Vidriera del Potosí, Asociación Sindical de
Trabajadores del Instituto de la Vivienda, Sociedad Cooperativa de Refrescos Pascual,
Federación Nacional de Sindicados Independientes de Trabajadores de la Educación,
Federación de Jubilados, Pensionados y Adultos Mayores de la República Mexicana,
Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Tecnológica del Estado de
Zacatecas, Federación de Trabajadores del Distrito Federal.
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