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martes, 15 de mayo de 2012

Hay esperanza para la educación en México Javier Flores

Una reunión histórica, sin duda, fue la celebrada el pasado 7 de mayo en el teatro Metropólitan de la ciudad de México, no sólo por las personalidades que se reunieron ahí, como Juan Ramón de la Fuente, René Drucker Colín, Marcelo Ebrard Casaubon y Miguel Ángel Mancera. Los tres primeros propuestos por el dirigente del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador (quien encabezó el acto) para ocupar sendas secretarías de Estado de llegar a la presidencia de la República, y el cuarto en su calidad de candidato a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
En el recinto, colmado de estudiantes, profesores y trabajadores de las principales instituciones de educación superior e investigación del país, y en presencia de un grupo muy significativo de científicos, artistas e intelectuales del más alto nivel, fueron presentadas las líneas generales de los programas de educación y ciencia, que constituyen hasta ahora las propuestas más avanzadas y realistas para superar el atraso en estas áreas y garantizar el desarrollo integral de México.
La educación tendrá la más alta prioridad en la política social y, junto con la ciencia, será uno de los principales instrumentos para el desarrollo de país. No se trata sólo de palabras, que convertirían este propósito en algo indistinguible de los discursos de los políticos en épocas electorales. Las propuestas presentadas son las que mejor entienden las condiciones en las que se encuentran la educación y la ciencia en México y las vías para lograr el cambio urgente que se necesita. Están respaldadas, además, por el compromiso que establecen personas que cuentan con una trayectoria intachable, como el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuya estatura académica, ética y política, es reconocida y apreciada por muchos mexicanos. Describiré aquí algunos aspectos del proyecto educativo expuestos en esa ocasión.
En un discurso firme y por momentos apasionado, Juan Ramón de la Fuente señaló que sólo por medio de la educación este país saldrá adelante y sin ella todo será en vano. Su intervención, a mi juicio, tuvo un doble significado, pues además de presentar los aspectos generales del programa educativo, sellaba un compromiso con el movimiento progresista y en particular con su líder Andrés Manuel López Obrador. Ahora no puede dudarse de que caminarán juntos en lo que resta de la campaña electoral, y en el gobierno de la República si los resultados favorecen al tabasqueño.
El proyecto de educación pone en el centro la calidad y es de naturaleza integral, pues abarca desde prescolar a posgrado. De la Fuente señaló que hay que revisar y modificar el modelo pedagógico, al que calificó de memorista y obsoleto. Se deben incrementar no sólo los contenidos científicos, dijo, sino también los humanísticos, de tal manera que la ciencia y la tecnología modernas estén sustentadas en valores, principios e ideales. Se debe enseñar a pensar, agregó, y educar para la libertad, la tolerancia, la crítica, la autocrítica y para actuar con coraje ante la adversidad. Así, el proyecto presentado se sustenta no sólo en aspectos técnicos, sino además en sólidos principios filosóficos.
Entre las prioridades, destacó la necesidad de abatir el analfabetismo y trabajar cerca de los maestros, los cuales, dijo, se sumarán en su gran mayoría a este proyecto; al igual que con los padres de familia y las comunidades, mediante un consejo de participación social.
El cambio verdadero está sustentado en la gente, expresó en una parte de su mensaje. Planteó además que deben proporcionarse condiciones dignas a las escuelas, con desayunos y uniformes a los alumnos en los niveles básicos, así como con una jornada completa. Indicó que se combatirá la deserción escolar, que en su mayor parte obedece a razones económicas.
Señaló enfáticamente que la responsabilidad de la educación corresponde al Estado mexicano y que ésta no es transferible ni negociable y, por tanto, no es un asunto de las organizaciones sindicales. Por otra parte, dijo que la calidad es fundamental en el proyecto educativo y que se va a evaluar con independencia, rigor y objetividad, no para excluir, ni para premiar la incondicionalidad.
En la educación media superior y superior, mediante el empleo de nuevas tecnologías, el proyecto se propone lograr un incremento en la cobertura del 15 por ciento anual. Para las universidades, se plantea su crecimiento con calidad, combinando la creación de nuevas dependencias y de plazas para profesores e investigadores, con lo que se pretende duplicar la matrícula. Adicionalmente, uno de los objetivos será crear entre cinco y siete polos de desarrollo académico en el país, con nuevos planes, para insertar a México en la sociedad del conocimiento. Estas acciones estarán coordinadas con las políticas de ciencia, tecnología e innovación y las de cultura del nuevo gobierno.
Se trata de un proyecto elaborado con seriedad, cuyas metas son completamente realizables. Aparece, así, una luz al final del túnel educativo.
El programa de educación del movimiento progresista se articula alrededor de seis ejes, cuya síntesis y documentos básicos pueden consultarse en www.educacioncienciaydesarrollo.mx
 

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