La educación pública durante el debate electoral ¿SEP-SNTE?
Luis Hernández Montalvo
Por grotesco que
pueda parecer, por inaudito y contrastante; durante el primer debate de los
cuatro candidatos a la Presidencia de la República el pasado 6 de mayo del año
en curso; destacan las intervenciones de dos personajes: la señora Josefina
Vázquez Mota, ex Secretaria de Educación Pública y el obscuro señor Rafael
Quadri de la Torre, candidato del Partido Nueva Alianza- SNTE.
Una vez más, Josefina Vázquez Mota, candidata
del PAN, se vio confrontada con la figura del poder de la señora Elba Esther
Gordillo Morales. Frente a ella –o a un lado de ella-, se encontraba su
representante y a pesar de su aparente indiferencia, de la inexpresión de su
rostro, de la pronunciada rigidez de sus
movimientos, ahí se encontraba el representante de su antigua aliada, pero a
diferencia de hace seis años, ahora la cuestionaba.
El temor que sentía se mezclaba con prejuicios
ideológicos, con frustraciones burocráticas, que nulificaron su gestión al
frente de la Secretaría de Educación Pública, a tal grado de arrebatarle la
maternidad de la Alianza por la Calidad de la Educación –ACE.
Elba
Esther, la Presidente del CEN del SNTE, se adjudicó su autoría e impuso los tiempos
para la aplicación de la política educativa, la anulación llegó a tal punto,
que la interlocución para la firma de acuerdos se realizó directamente con el
jefe del poder ejecutivo federal, ignorándola por completo, hasta el día de su
renuncia..
Con la vista extraviada, -y con cierta
timidez aldeana- apenas Pudo balbucear: “México necesita educación de calidad”.
Un lugar común de los cuatro candidatos a la presidencia de la República. La candidata
del PAN, destacó que quiere lograr una cobertura universal del bachillerato
para el 2018, mejorar la capacitación de los docentes y en un intento por
lograr el primer voto de los jóvenes, propone una cuenta bancaria, que
garantice el acceso de los estudiantes de educación media superior a la
universidad.
La que fuera Secretaria de Educación Pública
se presentó al debate sin un proyecto y sin un discurso articulador de sus
propuestas y la forma como se lograrían estas en caso de llegar a la
Presidencia de la República, y en el desparpajo prometedor, dijo dar becas “…para
detectar niños talento” e insistió en uno de los resolutivos del 5º. Congreso
Nacional de Educación celebrado a hurtadillas de los maestros y la sociedad: “…de
llegar a la Presidencia, habrá escuelas de tiempo completo”.
Esta que es otra propuesta común de los
candidatos y del SNTE, -hagamos la diferencia entre burocracia sindical y
trabajadores- pero hasta ahora, nadie se ha dignado a explicar en qué consiste
esta “nueva escuela de tiempo completo”, como tampoco nadie ha explicado el
término de educación básica introducido en 1993 con la reforma al Artículo
Tercero Constitucional y la creación de la Ley General de Educación y su antecedente
el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, firmado en de
mayo de 1992.
En un duelo artificial, en
un debate que me recuerda las intervenciones de mis alumnos, quiso cuestionar
el desempeño educativo en el estado de México, durante el gobierno de Enrique
Peña Nieto, con argumentos muy frágiles cuando señala qué: del noveno lugar
logrado durante en los resultados de la prueba ENLACE; bajó al onceavo lugar.
Uno esperaría que: la que
fue responsable de la conducción de la educación pública al inicio del presente
sexenio, se presentara con un discurso articulado, flexible y sobre todo con la
autoridad moral para llamar, no solo a los posibles votantes, no solo para
convencer a los compañeros militantes, y al voto duro dogmatizado, sino para
convocar a la nación a rescatar la base sin la cual no podrá haber economía
sana, crecimiento económico, competencia en el mercado, justicia y paz frente a
la violencia.
El tiempo jugó un rol
adverso a la intervención de los candidatos en el debate, su formato rígido
terminó por imponer sus condiciones a los candidatos que se perdieron en las
frases hechas, en las propuestas que no comprometen a nada como ¿Para qué
convertir la Alianza por la Calidad de la Educación en ley?
También propuso que “…nadie
debe tomar a la educación como rehén” y tal vez habrá que agregar que tampoco a
la escuela pública y sus maestros y que los asuntos escolares y de academia
deben ser tratados por sus actores directos, los maestros en sus colegiados que
ahora, están secuestrados por las burocracias de la SEP y del SNTE.
Por su parte el señor Gabriel
Quadri de la Torre, candidato del Partido Nueva Alianza y representante de los
intereses particulares de la familia de la presidente del Comité Ejecutivo
Nacional del SNTE, ignorado por sus compañeros de escenografía electoral, fue
tomando confianza y pasada la sorpresa por la presencia fugaz de la edecán de curvas
pronunciadas y de sonrisa fingida pero de caminar cadencioso, ya dueño de la situación, propuso una “revolución educativa de calidad” para
cambiar las políticas educativas.
Bien decía doña Margarita –mi
abuela materna- “hijo, no hay enemigo pequeño” y quienes lo ignoraron en el
debate, pronto se dieron cuenta de su error al ver duplicar la intención del
voto por el candidato de Elba Esther Gordillo, -que de ninguna manera del
magisterio-, en las encuestas; que se hiciera visible para varios medios de
comunicación y que destacaran sus ocurrencias y dichos.
De la manga se sacó una
cifra y dijo: “uno de cada diez mexicanos llega al doctorado”, -¿son muchos o
muy pocos?- y propone en pista libre la creación de una Secretaría de Educación
Superior, Ciencia y Tecnología y en alusión al candidato Andrés Manuel López
Obrador, criticó la propuesta de destinar subsidios a combustibles y a la educación,
por lo que se hace necesario una profunda reforma educativa y obtener bienestar
a través de la educación –una vieja visión decimonónica-.
Y del tingo al tango,
propone la banda ancha y el internet como derecho social, -otra es la realidad
en las escuelas públicas de México- y al igual que los demás candidatos, dice
que México requiere de “maestros de calidad”, pero a pesar de representar los
intereses burocráticos del SNTE, no menciona como formarlos, y mucho menos nos
dice que entiende por “maestros de calidad”.
A diferencia de sus compañeros
de viaje, propone dotar de autonomía a las escuelas normales y hacer extensivo
el examen universal de maestros a directores de escuela, inspectores y
secretarios de educación a través de un órgano independiente –fue cuidadoso en
esta ocasión- pues en otro momento, propuso que dicho órgano de evaluación debe
entregarse al sector privado, en donde no existan las representaciones, ni de
la SEP, ni del SNTE.
Mal presentación, de quien se ostenta el candidato
del magisterio y de uno de los principales actores de la política educativa en
los últimos 25 años. Un cuarto de siglo de experimentar con el destino de
varias generaciones de niños y jóvenes mexicanos que ahora son parte de los
números de las estadísticas de lo que eufemísticamente se ha dado en llamar: “fracaso
educativo” y que con el pretexto del examen universal, se pretende responsabilizar
al magisterio, el eslabón más débil de
la política en la pirámide burocrática, cuyos dictados sexenales conjugan
intereses locales y externos.
Paradoja de paradojas, en
la presente campaña electoral la candidata Josefina Vázquez Mota se enfrenta a
un pasado inmediato y muy reciente que
refresca desencuentros y rispidez en el trato personal con la presidenta del
CEN del SNTE, el poder real y absoluto o casi absoluto en el campo de la
educación pública. Un cuarto de siglo la contempla en el poder con el silencio
absoluto del magisterio, fracturado y desarticulado para responder a los retos
que el destino y las circunstancias le imponen.
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