Translate

sábado, 12 de mayo de 2012

La educación pública durante el debate electoral ¿SEP-SNTE? Luis Hernández Montalvo


La educación pública durante el debate electoral ¿SEP-SNTE?

Luis Hernández Montalvo

Por grotesco que pueda parecer, por inaudito y contrastante; durante el primer debate de los cuatro candidatos a la Presidencia de la República el pasado 6 de mayo del año en curso; destacan las intervenciones de dos personajes: la señora Josefina Vázquez Mota, ex Secretaria de Educación Pública y el obscuro señor Rafael Quadri de la Torre, candidato del Partido Nueva Alianza- SNTE.

Una vez más, Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN, se vio confrontada con la figura del poder de la señora Elba Esther Gordillo Morales. Frente a ella –o a un lado de ella-, se encontraba su representante y a pesar de su aparente indiferencia, de la inexpresión de su rostro, de la pronunciada rigidez  de sus movimientos, ahí se encontraba el representante de su antigua aliada, pero a diferencia de hace seis años, ahora la cuestionaba.

El temor que sentía se mezclaba con prejuicios ideológicos, con frustraciones burocráticas, que nulificaron su gestión al frente de la Secretaría de Educación Pública, a tal grado de arrebatarle la maternidad de la Alianza por la Calidad de la Educación –ACE.

 Elba Esther, la Presidente del CEN del SNTE, se adjudicó su autoría e impuso los tiempos para la aplicación de la política educativa, la anulación llegó a tal punto, que la interlocución para la firma de acuerdos se realizó directamente con el jefe del poder ejecutivo federal, ignorándola por completo, hasta el día de su renuncia..

Con la vista extraviada, -y con cierta timidez aldeana- apenas Pudo balbucear: “México necesita educación de calidad”. Un lugar común de los cuatro candidatos a la presidencia de la República. La candidata del PAN, destacó que quiere lograr una cobertura universal del bachillerato para el 2018, mejorar la capacitación de los docentes y en un intento por lograr el primer voto de los jóvenes, propone una cuenta bancaria, que garantice el acceso de los estudiantes de educación media superior a la universidad.

La que fuera Secretaria de Educación Pública se presentó al debate sin un proyecto y sin un discurso articulador de sus propuestas y la forma como se lograrían estas en caso de llegar a la Presidencia de la República, y en el desparpajo prometedor, dijo dar becas “…para detectar niños talento” e insistió en uno de los resolutivos del 5º. Congreso Nacional de Educación celebrado a hurtadillas de los maestros y la sociedad: “…de llegar a la Presidencia, habrá escuelas de tiempo completo”.

Esta que es otra propuesta común de los candidatos y del SNTE, -hagamos la diferencia entre burocracia sindical y trabajadores- pero hasta ahora, nadie se ha dignado a explicar en qué consiste esta “nueva escuela de tiempo completo”, como tampoco nadie ha explicado el término de educación básica introducido en 1993 con la reforma al Artículo Tercero Constitucional y la creación de la Ley General de Educación y su antecedente el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, firmado en de mayo de 1992.

En un duelo artificial, en un debate que me recuerda las intervenciones de mis alumnos, quiso cuestionar el desempeño educativo en el estado de México, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, con argumentos muy frágiles cuando señala qué: del noveno lugar logrado durante en los resultados de la prueba ENLACE; bajó al onceavo lugar.

Uno esperaría que: la que fue responsable de la conducción de la educación pública al inicio del presente sexenio, se presentara con un discurso articulado, flexible y sobre todo con la autoridad moral para llamar, no solo a los posibles votantes, no solo para convencer a los compañeros militantes, y al voto duro dogmatizado, sino para convocar a la nación a rescatar la base sin la cual no podrá haber economía sana, crecimiento económico, competencia en el mercado, justicia y paz frente a la violencia.

El tiempo jugó un rol adverso a la intervención de los candidatos en el debate, su formato rígido terminó por imponer sus condiciones a los candidatos que se perdieron en las frases hechas, en las propuestas que no comprometen a nada como ¿Para qué convertir la Alianza por la Calidad de la Educación en ley?

También propuso que “…nadie debe tomar a la educación como rehén” y tal vez habrá que agregar que tampoco a la escuela pública y sus maestros y que los asuntos escolares y de academia deben ser tratados por sus actores directos, los maestros en sus colegiados que ahora, están secuestrados por las burocracias de la SEP y del SNTE.

Por su parte el señor Gabriel Quadri de la Torre, candidato del Partido Nueva Alianza y representante de los intereses particulares de la familia de la presidente del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, ignorado por sus compañeros de escenografía electoral, fue tomando confianza y pasada la sorpresa por la presencia fugaz de la edecán de curvas pronunciadas y de sonrisa fingida pero de caminar cadencioso,  ya dueño de la situación, propuso  una “revolución educativa de calidad” para cambiar las políticas educativas.  

Bien decía doña Margarita –mi abuela materna- “hijo, no hay enemigo pequeño” y quienes lo ignoraron en el debate, pronto se dieron cuenta de su error al ver duplicar la intención del voto por el candidato de Elba Esther Gordillo, -que de ninguna manera del magisterio-, en las encuestas; que se hiciera visible para varios medios de comunicación y que destacaran sus ocurrencias y dichos.

De la manga se sacó una cifra y dijo: “uno de cada diez mexicanos llega al doctorado”, -¿son muchos o muy pocos?- y propone en pista libre la creación de una Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y en alusión al candidato Andrés Manuel López Obrador, criticó la propuesta de destinar subsidios a combustibles y a la educación, por lo que se hace necesario una profunda reforma educativa y obtener bienestar a través de la educación –una vieja visión decimonónica-.

Y del tingo al tango, propone la banda ancha y el internet como derecho social, -otra es la realidad en las escuelas públicas de México- y al igual que los demás candidatos, dice que México requiere de “maestros de calidad”, pero a pesar de representar los intereses burocráticos del SNTE, no menciona como formarlos, y mucho menos nos dice que entiende por “maestros de calidad”.

A diferencia de sus compañeros de viaje, propone dotar de autonomía a las escuelas normales y hacer extensivo el examen universal de maestros a directores de escuela, inspectores y secretarios de educación a través de un órgano independiente –fue cuidadoso en esta ocasión- pues en otro momento, propuso que dicho órgano de evaluación debe entregarse al sector privado, en donde no existan las representaciones, ni de la SEP, ni del SNTE.

Mal  presentación, de quien se ostenta el candidato del magisterio y de uno de los principales actores de la política educativa en los últimos 25 años. Un cuarto de siglo de experimentar con el destino de varias generaciones de niños y jóvenes mexicanos que ahora son parte de los números de las estadísticas de lo que eufemísticamente se ha dado en llamar: “fracaso educativo” y que con el pretexto del examen universal, se pretende responsabilizar al magisterio, el  eslabón más débil de la política en la pirámide burocrática, cuyos dictados sexenales conjugan intereses locales y externos.

Paradoja de paradojas, en la presente campaña electoral la candidata Josefina Vázquez Mota se enfrenta a un pasado inmediato y muy reciente  que refresca desencuentros y rispidez en el trato personal con la presidenta del CEN del SNTE, el poder real y absoluto o casi absoluto en el campo de la educación pública. Un cuarto de siglo la contempla en el poder con el silencio absoluto del magisterio, fracturado y desarticulado para responder a los retos que el destino y las circunstancias le imponen.





No hay comentarios: