La
evaluación a maestros y el anzuelo envenenado
Luis
Hernández Montalvo
El miércoles 28 de octubre,
justo, a las doce horas empezaron a llegar al salón decenas de maestros de la
ciudad de Puebla. Habían sido convocados por los líderes de la Sección 51 del
SNTE. Esperaban dos grupos de quince maestros cada uno, llegaron alrededor de
doscientos.
El nerviosismo era más que
evidente entre los que dirigían el taller para orientar el trabajo de los
maestros con miras a la elaboración del examen sobre Evaluación del Desempeño
en la elaboración del Expediente de evidencias de enseñanza. A esta hora, ya se
sabía, que apenas un poco más del 30 por ciento de los 150 mil profesores
convocados, habían subido sus expedientes. Los empleados metían sillas
adicionales para los maestros que permanecían de pie.
Cerca de doscientos
profesores con sus dudas; tratando de encontrar apoyos académicos y técnicos
para cumplir con esta etapa del proceso de evaluación docente. Los conductores
del taller preguntan: ¿Cuántos ya subieron sus expedientes? Apenas unas cuantas
manos se alzaron con timidez e indecisión.
Los maestros seguían llegando
y el taller se interrumpía una y otra vez frente al enojo de una señora que se
movía de un lugar a otro con signos de hiperactividad y nerviosismo que en
momentos adquiría signos de histeria. Los líderes observaban preocupados
mientras repartían unos discos con información bibliográfica, según dijeron los
conductores cuando explicaron que ahí estaban los libros que hablan sobre
teorías de aprendizaje y sobre la información que se requiere para argumentar el
trabajo docente.
Un maestro lee la parte del
contexto de su escuela. Le corrigen y le cuestionan: ¿Qué relación tiene esa información
con el aprendizaje de sus alumnos? El maestro guarda silencio y se escuchan
comentarios: “…yo lo copie de la monografía de…”
En menos de tres horas, los
maestros se retiraron, varios de ellos con el rostro contrariado por la falta
de un acompañamiento más prolongado que les permitiera construir el mencionado
Expediente de evidencias de enseñanza; otros, preocupados por no haber recibido
aún su clave de acceso a la plataforma del Servicio Profesional Docente. El tiempo
y los plazos son cruciales en la conservación del empleo.
Esto ocurría seguramente entre
los 150 mil maestros convocados a la evaluación del desempeño. De este examen,
depende su permanencia como profesores en las aulas. ¿Qué sucedía en las
alturas de la pirámide burocrática? Una compleja maquinaría movía las ruedas
del molino de una nueva historia laboral. Hasta aquí llegó la aventura de las leyes
laborales de los Constituyentes de 1917. ¿Derecho al trabajo? Solo si eres
idóneo, solo si apruebas las evaluaciones de anónimos evaluadores.
Arriba, en la cúspide de la
pirámide el señor Secretario de Educación Pública adquiría rostro de gendarme y
de general quien cubriendo sus blasones de gloria, mandó a apresar con lujo de violencia
y fuerza policiaca a cuatro profesores a los que se les acusa de delitos
federales. Intervienen policías federales y ejército. Hay otras órdenes de
aprensión contra maestros que se oponen a la mal llamada Reforma Educativa.
El señor Secretario está indignado. Los consejeros
del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación –INEE- tampoco
duermen; todo su capital construido en la academia está en juego y su capacidad
crítica y de construcción ética ahora está supeditada a las decisiones de los
políticos de baja monta; tampoco están tranquilos y todos a coro, todos; los políticos
de derecha y de izquierda; los pro empresariales y los que se erigen en la
cabeza del proletariado; los que nacieron al calor de la Guerra Cristera
cercenando a maestras y maestros que construían la Escuela Socialista en el
gobierno de Lázaro Cárdenas; pero también de aquellos que provienen del Partido
Comunista y que prometieron a México una Revolución Democrática; líderes sindicales,
miembros del Congreso de la Unión, empresarios, todos amenazantes llaman a los
maestros a la evaluación.
Las televisoras dedican su
programación o parte de su programación a llamar a los maestros a cumplir con
sus obligaciones; los inmorales dando clases de ética desde la pantalla chica y
de los recursos públicos se desvían millones de pesos para pagar campañas
publicitarias de un Secretario que no convence a pesar de sus desplantes que
rayan en lo grotesco, en improvisaciones de lector deletreando frente a niños y
maestros que aplauden las ocurrencias de don Aurelio Nuño.
Y sacando carnada de la
ilegalidad, se ofrecen créditos hipotecarios del FOVISTE a todos los profesores
del Distrito Federal que aprueben el examen. Los derechos como dádivas, como
moneda de cambio, como carnada envenenada.
Y al borde de la histeria
burocrática, el señor Aurelio Nuño dice que a los profesores que aprueben el
examen les van a incrementar horas. El anzuelo está envenenado y la carnada es
de mala calidad. Los incrementos de horas ¿No son a través del Examen de
Ingreso o de Oposición? Cuando ya no tiene límite su astucia, es cuando promete
un incremento salarial en automático de más del 30 por ciento a los promedios
más altos que resulten de la Evaluación del Desempeño. ¿En qué concepto de las
prestaciones económicas, señor secretario?
Pero tal vez, los más
preocupados son los miembros de la Coordinación Nacional del Servicio
Profesional Docente que desde su integración se presenta con doble rostro, el
institucional frente a los empresarios y a Mexicanos Primero y el de
sindicalista frente al SNTE. Esta ocasión la estructura nacional del SNTE ha
entrado en acción para evitar un descalabro mayor de la CNSPD en un posible
aplazamiento indefinido de la evaluación docente. Aurelio Nuño se irá de la
SEP, más temprano que tarde, igual como lo hicieron los que le antecedieron,
dejando una estela de odios y caos que profundizaran la crisis de la Educación
Pública y un mayor deterioro de la Escuela y de la moral de sus educadores.
Creo que los maestros
debemos dejar de ser lectores-escritores de frases y consignas para recuperar
nuestra palabra y dejar los ritos burocráticos de repetir la palabra de los
otros. ¿Qué nos impide decir la nuestra? A continuación les dejo la dirección
electrónica de un texto extraordinario sobre la actual coyuntura, “El INEE era
más autónomo cuando no era autónomo” de Alberto Arnaut Salgado, espero que la
disfruten (3 de noviembre de 2015).
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