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martes, 3 de noviembre de 2015

La soberbia como forma de gobernar Mayra Castañeda

 
Hablar de la Evaluación del Desempeño Docente después de los recientes sucesos parecería bordar sobre lo mismo, sin embargo todo indica que enfocarnos en este proceso y emitir juicios críticos ha rendido algunos frutos por lo menos.

 Hoy aparece en medios el todavía flamante y nuevo Secretario de Educación, Aurelio Nuño, con su sonrisa congelada, esa misma que podría ser de asco o repulsión pero que intenta ser de agrado, con el mismo escenario que acostumbra desde algunas semanas: una escuela con niños, mesabancos, perfectamente limpia y con todos los que aparecen en la foto esgrimiendo una sonrisa como si se tratara de un concurso de belleza, y declara, según los periodistas, que el 93% de los maestros de educación básica y más del 100% de los de educación media superior se han registrado en la plataforma que la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente habilitó para rendir las etapas 1 y 2 de la evaluación del desempeño docente.

 El comunicado emitido por SEP el 31 de octubre, fecha límite para cumplimentar las etapas 1 y 2 de la evaluación en cuestión, menciona que debido a la nutrida participación de los docentes en este proceso es que se amplía la fecha límite hasta el 7 de noviembre. En días pasados, en una nota de Sonia del Valle en el periódico Reforma menciona que “Luis Ignacio Sánchez, titular de la Administración Federal de Servicios Educativos del DF, reconoció las dificultades para ingresar la información en el sistema y que por ello, pidió a los maestros presentarse al examen que se aplicará el 14 y el 15 de noviembre aunque no hayan completado el proceso. "Si por alguna circunstancia llegamos a la fecha y no hemos podido subir las evidencias, no importa, vayamos al examen y ahí mismo en la sede se puede cumplimentar la información que se necesita" (afirmó el funcionario)”.

Resultan evidentes las contradicciones entre las propias declaraciones de funcionarios de la SEP que por un lado atribuyen la prórroga a la excesiva participación, por otro a los problemas técnicos y, según los propios anuncios del Secretario Nuño, tratan de incentivar con viviendas y estímulos económicos a los docentes para que participen. Pero cuando nos vamos a lo que los docentes convocados a la evaluación refieren en las redes sociales la realidad del proceso queda en evidencia: muchos de los docentes han recibido sus claves y convocatoria 1 semana, 3 días, 1 día antes e incluso el propio 31 de octubre (antes de que se conociera la prórroga) para presentarse a la evaluación y formar parte del primer grupo. Esto ha quedado plasmado en los muros de Facebook de personalidades reconocidas en el ámbito educativo como los Dres. Manuel Gil Antón y Angel Díaz Barriga entre otros. Debo decir que hace una semana tuve oportunidad de impartir un taller de planeación didáctica argumentada en la ciudad de Mérida, Yucatán y llegó una participante, docente de educación media superior, proveniente de Puebla que viajó 18 horas exprofeso para participar en el trayecto formativo pues acababa de ser convocada y no encontraba herramientas ni orientación suficientes para cumplimentar las diversas etapas del proceso; así las cosas la incertidumbre sigue permeando esta evaluación que, más que otra cosa, parece una embestida contra el magisterio que se ha desarticulado sustancialmente a partir de la aprehensión de su lideresa sindical, las preguntas aquí siguen sin ser respondidas:
 
 ¿Qué pretenden hacer las autoridades si, como plantea su tesis tácita, un gran porcentaje de maestros no es idóneo para ocupar una plaza en el servicio profesional docente?
 
 ¿Han previsto que millones de padres se levantarán como marea incontenible en protestas si sus hijos se quedan sin maestro frente a grupo?
 
 ¿Qué piensan hacer con las miles de escuelas-guardería que dejarán de funcionar sin su famosa “normalidad mínima”?

Los maestros viven una etapa profesional que les ha orillado a tomar medidas desesperadas, desde capacitarse por su cuenta, participar en trayectos formativos ofertados por distintas instancias hasta iniciar trámites de jubilación y bajas voluntarias por un estrés que ha afectado su salud, su familia, su economía e incluso a sus estudiantes.
 
 ¿Es esta la forma en la que creen las autoridades educativas que se llegará a la tan ansiada calidad educativa? Me parece que no se encuentra el rumbo y los pretextos y justificaciones sobran, nunca es tarde para reconocer que se falló, pero la soberbia es una constante de esta administración.
 
 ¿Tendremos el privilegio de ver un cambio de rumbo y una aceptación del error?
 
 Lo dudo mucho, pero por lo pronto la única salida digna que queda a los docentes es seguir resistiendo en los ámbitos legales y prepararse para rendir una excelente evaluación que no deje lugar a dudas, a pesar de todas las fallas e injusticias del sistema, que son los mejores posibles para estar en nuestras aulas y formar a nuestros hijos para esta desafiante realidad que les tocó vivir.

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