Pulverización
del Sistema de Formación de maestros
Luis
Hernández Montalvo
“Lo cierto del caso es que todas
las Escuelas se están dando prisa á instalar las susodichas máquinas.- ¿Y
luego?- Luego, cuando estén ya
instaladas y en disposición de labrar maestros, no podrán funcionar por falta
de individuos que se dejen labrar; la
profesión no tiene grandes alicientes.-…” Carlos A. Carrillo, De cómo las escuelas
normales pueden ser un mal:
El anuncio y presentación
del mencionado modelo en agosto de 2015, fue ignorado, en primer lugar por el
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación INEE; al anunciar; un mes
después, en septiembre de este año sus Directrices para mejorar la formación inicial
de los docentes de educación básica; pero también, por la inmensa mayoría de
profesores de estas escuelas que hasta el siglo pasado, fueron las
instituciones encargadas de formar a los profesores de educación básica.
La DGESPE nos propone una
reforma parcial y cosmética; es también una reforma improvisada que no pone en
juego, que no pone en el centro de sus preocupaciones, a la formación de
maestros como un elemento sustantivo de la actual reforma educativa. La DGESPE
es, incluso irresponsable al jugar con los tiempos electorales, al querer
imponer sus reformas de aquí al siguiente ciclo escolar. Justo cuando ya se
inician las campañas electorales.
Por su parte el INEE, nos
muestra otro panorama, otra realidad; pero también, da cuenta del nivel de
pulverización del sistema formador de docentes en las últimas dos décadas.
Estoy limpiando mi archivo
de documentos viejos y en mi papelera, ya fueron depositados documentos, con
propósitos de una administración que no guarda su memoria, que no evalúa el
impacto de sus políticas. Han transcurrido más de tres décadas en que por
decreto, las Escuelas Normales, fueron elevadas a instituciones de educación
superior. Desde 1984, las Escuelas Normales no han podido superar la
incomunicación con los centros científicos y culturales del país y mientras la
matrícula de las Escuelas Normales era racionada a niveles extremos,
fundamentalmente las de origen oficial y público; se privilegiaban las de
origen privado y por otra parte, 76 Unidades y 208 subsedes de la Universidad
Pedagógica Nacional, administradas por las secciones sindicales del SNTE; toda
vez que dejaron de ser instancias de nivelación profesional con los maestros
que no tenían el grado de licenciatura, se les dejó en libertad para impartir
licenciaturas.
La UPN de institución de
superación profesional, pasó a institución de formación inicial, sin un debate
académico previo y las consecuencias de su fracaso, los muestra el INEE, con
toda crudeza y como un testimonio de lo errático de las políticas, que debiendo
tener un origen académico, este viene de los acuerdos cupulares con el SNTE.
La pulverización del sistema
formador de docentes también tiene un origen de corrupción en las
administraciones locales, y en la omisión de la DGESPE al grado de escándalo,
al permitir que las 695 Instituciones de Educación Superior –públicas y
privadas- encargadas de impartir licenciaturas de formación docente inicial; se
les permitiera formar a miles de profesores de educación básica sin el mínimo
control académico y el desastre, ahora lo paga el magisterio que resulta no
idóneo en los exámenes de oposición.
La formación de maestros no
solo está devaluada por los medios electrónicos y por amplias franjas de la
sociedad; también, por las visiones estrechas de empresarios voraces y
desmemoriados. La formación de docentes, está erosionada por las malas
políticas de los que toman las decisiones desde sus visiones estrechas de la
política.
La Universidad Pedagógica
Nacional ha tenido hasta ahora, una ruta oscilante y contradictoria al no
lograr constituirse en la institución cúpula de excelencia académica en la
formación de profesionales de la educación en licenciaturas y posgrados para
atender las necesidades del sistema educativo nacional; pero fundamentalmente,
para mejorar las prácticas educativas de las instituciones públicas y de las
prácticas pedagógicas del magisterio.
Pero, si el área de formación
docente es duramente cuestionada por la propia administración educativa, sería
bueno, revisar, no solo a las Escuelas Normales, sino también a lo que concierne
a las áreas de capacitación, mejoramiento y superación profesional y este
trabajo no puede improvisarse de aquí al mes de agosto de 2016 en que debe
implementarse dicho programa.
¿De qué diagnóstico se apoya
la DGESPE para proponer una nueva oferta educativa para el 2016 en las Escuelas
Normales con solo dos licenciaturas; las de Educación y Docencia y la de
Educación Inclusiva? ¿Quién formará a los profesores de Educación Preescolar,
Primaria, Secundaria, Especial y Educación Física? ¿De qué despropósito surge
la idea de convertir a las Escuelas Normales en Centros de Posgrado para
impartir ocho maestrías? Recuerdo haber participado en una discusión, - a
finales del siglo pasado o principio de éste-, en la ciudad de México para
tratar de encontrar las posibilidades de abrir algunos programas de posgrado en
las Escuelas Normales, mis notas, las debo conservar en alguna libreta que
ahora está extraviada en mis papeles; una discusión que ya no tuvo continuidad,
por desgracia.
¿Y los maestros formadores
de las Escuelas Normales, de las Unidades de la UPN y de las IES que imparten
licenciaturas en la formación docente inicial? (20 de octubre de 2015).
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