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sábado, 24 de octubre de 2015

El ingreso al Servicio Profesional Docente y los argumentos Ad Ignorantiam Jordi Abellán Fernández (I parte de III)

EL INGRESO AL SERVICIO PROFESIONAL DOCENTE Y LOS ARGUMENTOS AD IGNORANTIAM.

II. El Instituto Nacional para la Evaluación Educativa y las Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica

ENTERING THE PROFESSIONAL TEACHING SERVICE AND THE AD IGNORATIAM ARGUMENTS.
II. The National Institute for Educational Assessment and the Guidelines for improving the initial teacher training of basic education

JORDI ABELLÁN FERNÁNDEZ[1]
Escuela Normal ‘Yermo y Parres’, Creel, Chihuahua, México
jfacreel@hotmail.com

Resumen:
En el contexto de la formación inicial las decisiones sobre política educativa se encuentran en una encrucijada. Por un lado, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) puso a disposición de la Secretaría de Educación Pública las Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica; por el otro, en el marco de la Ley General para el Desarrollo Profesional Docente las autoridades educativas deben formular un plan integral para el diagnóstico, rediseño y fortalecimiento del sistema de normales públicas. Bajo la prerrogativa de asegurar la calidad en la educación y sin mayor argumento que los resultados de un conjunto de pruebas estandarizadas aplicadas a estudiantes y egresados de las escuelas normales, la publicación del INEE contiene una serie de inferencias y conclusiones que ponemos a discusión.

Abstract:
In the context of initial training decisions on educational policy are at a crossroads. On the one hand, the National Institute for Educational Assessment (INEE) made available to the Secretariat of Public Education the Guidelines for improving the initial teacher training of basic education; on the other hand, within of the General Law for Professional Teacher Development education authorities must develop a comprehensive plan for the diagnosis, redesign and strengthen the system of public normals. Under the prerogative of quality assurance education without further argument that the results of a set of standardized tests applied to students and graduates of normal schools, the publication of the INEE contains a series of inferences and conclusions that we put to discussion.

Palabras clave: políticas educativas – formación inicial de profesores – evaluación docente – calidad de la educación – México.
Keywords: educational policies – initial teacher training – teacher evaluation – quality of education – Mexico.



El artículo 25 de la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (LINEE) le concede a este órgano constitucionalmente autónomo la atribución para “evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional” (LINEE, 2013: 5), mientras que en los artículos 47 y 51 se subraya que el INEE “emitirá directrices que sean relevantes para contribuir a las decisiones tendientes a mejorar la calidad de la educación” y que “las autoridades e instituciones educativas deberán hacer pública su respuesta […] en un plazo no mayor a 60 días naturales” (LINEE, 2013: 10).

El documento Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica responde a este precepto. El texto incluye cuatro directrices, la caracterización de dos objetivos generales, la fundamentación a través de seis prioridades estratégicas y los alcances u observancia de las disposiciones. A su vez, cada directriz se desglosa en cinco apartados: enunciado formal, descripción del propósito y de las dificultades a las que responde (20 en total), aspectos clave de mejora (25 acciones) e imagen objetivo que se espera construir con la aplicación de las directrices (23 ideales). En los dos anexos se describen los problemas, debilidades y vacíos que pretende atender cada directriz, el contexto de política educativa en que se enmarcan y una serie de recomendaciones de instituciones nacionales e internacionales (INEE, 2015a).

El artículo 48 de la Ley General de Educación (LGE) reformado en septiembre de 2013 establece una facultad que afecta directamente a la formación inicial y que puede generar un conflicto de interés con el INEE como organismo público independiente:
En el caso de los programas de educación normal y demás para la formación de maestros de educación básica serán revisados y evaluados, al menos, cada cuatro años, y deberán mantenerse actualizados conforme a los parámetros y perfiles a los que se refiere la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGE, 2013: 21-22).

En el 3ER Informe de Gobierno 2014-2015 se habla de un nuevo modelo educativo que tiene como propósito “asegurar la calidad en la educación que imparten las Escuelas Normales en congruencia con las necesidades del SEN” (Presidencia de la República, 2015a: 255), una demanda que proviene del cumplimiento del artículo transitorio vigésimo segundo de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD, 2013) y que se traduce en la formulación de un Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales, así como en el desarrollo de los foros de consulta nacionales que se organizaron en el primer semestre del 2014.

La incógnita a resolver es quién se va a imponer en esta disputa por el poder de decisión para definir el rumbo que va a tomar la formación inicial. En principio no se advierten muchas divergencias, porque como se puede observar en la siguiente tabla las prioridades del ejecutivo coinciden a grandes rasgos con las disposiciones formuladas por el INEE:

Tabla 1. Líneas de acción y directrices para la formación inicial

Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales
Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica
  1. Formar docentes idóneos para la educa­ción obligatoria.
  2. Renovar los planes de estudio.
  3. Reorganizar las escuelas normales y renovar sus funciones.
  4. Transformar las escuelas normales en verdaderas instituciones de educación superior.
  5. Actualizar los esquemas de administra­ción y gestión.
  6. Mejorar la infraestructura y el equipa­miento.
  7. Establecer un sistema integral de administración financiera.
  8. Redefinir los perfiles profesionales de los docentes.
  9. Mejorar la preparación disciplinar, didác­tica y de gestión de los profesores.
10. Reestructurar el sistema de formación, actualización y superación de docentes.
  1. Fortalecer la organización académica de las escuelas normales:
a) Adecuar los enfoques y contenidos curriculares.
b) Fortalecer la carrera académica del profesorado.
c) Dar seguimiento a la trayectoria de estudiantes.
d) Incentivar la autonomía de gestión aca­démica.
  2. Desarrollar un Marco Común de educa­ción superior para la formación inicial de docentes.
  3. Crear un Sistema Nacional de Informa­ción y Prospectiva Docente.
  4. Organizar un Sistema de Evaluación de la oferta de formación inicial de docentes.
Fuente: Elaboración propia a partir de información procedente de Presidencia de la República, Tercer Informe de Gobierno, México, 2015 y de INEE, Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica, México, 2015.

El punto de confluencia entre estos dos ámbitos de arbitraje es formar (y seleccionar) docentes idóneos para la educación obligatoria. Las discrepancias se encuentran en los referentes que justifican la emisión de las Directrices del INEE y en los motivos que explican la revisión del modelo educativo de las normales:
·      La Secretaría de Educación Pública (SEP) busca confeccionar un modelo que articule las etapas del desempeño profesional, además de asegurar la calidad y la competencia académica de los egresados (SEP, 2014b).
·      El INEE utiliza los insumos de los procesos de evaluación para hacer juicios de valor sobre la calidad de la formación inicial. La interpretación de los datos sirve para afirmar que los concursos “ponen de manifiesto las deficiencias en cuanto a los conocimientos y las capacidades que un perfil idóneo debe tener para el ejercicio de la profesión docente, y, en consecuencia, colocan la formación inicial en el centro de atención”; por eso, “considera prioritario emitir directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica” (INEE, 2015a: 5, 8): el 30% de aspirantes acreditaron los exámenes para el ingreso al Servicio Profesional Docente (SPD) en el 2008, el 22.8% en el 2009, el porcentaje de idóneos en los Concursos Nacionales para el Otorgamiento de Plazas Docentes realizados en julio de 2014 fue de 39.5%, en diciembre del mismo año alcanzó el 40.3% y en julio del 2015 aumentó hasta el 51.9%, cifras que se han de sumar a los resultados de los Exámenes Generales de Conocimiento que aplicó el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL) entre 2011 y 2013 para determinar el nivel de aprendizaje de los estudiantes al egresar de las escuelas normales (un tercio o más obtuvo un logro académico insuficiente) (INEE, 2015a).

Como hasta el día de hoy no conocemos el texto definitivo del Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales nos remitiremos a los seis foros regionales que se desarrollaron a nivel nacional para revisar el modelo de educación normal, cuya síntesis y recomendaciones están reunidas en un documento que presentó el Consejo Asesor[2] en junio de 2014. Las aportaciones derivadas de esta consulta las vamos a conjuntar con el análisis de las Directrices y ambos recursos los relacionaremos de manera directa e indirecta con el procedimiento de ingreso al SPD.





[1] Jordi Abellán Fernández, formador de docentes en la escuela normal ‘Yermo y Parres’ de Creel, Chihuahua. Maestría y doctorado en didáctica de la historia, la geografía y las ciencias sociales por la Universitat Autònoma de Barcelona. Licenciado en geografía e historia por la Universitat de Barcelona y en ciencias de la educación por el Acuerdo número 286 de la Secretaría de Educación Pública.
[2] El Consejo Asesor para la educación normal lo conformaban Alberto Arnaut, Concepción Barrón, Liliana Lira, Catalina Olga Maya y Rosa María Torres.

1. En el curso escolar 2015-2016 egresará de aproximadamente 262 escuelas normales (González y Guevara, 2004) la primera generación de estudiantes producto del Plan de estudios 2012 y en julio del 2016 presentarán el concurso para el ingreso al SPD. Esta primera cohorte de alumnos nunca ha sido objeto de evaluación y sin embargo, el INEE y la SEP ya han emitido conclusiones sobre la idoneidad de los enfoques y contenidos curriculares[1]

2. El esquema de evaluación establecido por la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) incluye la definición de perfiles, parámetros e indicadores como un marco que define la “buena enseñanza en México” (INEE, 2015a: 14). Convenimos en que es incongruente formar a los estudiantes a partir de un modelo ideal de maestro y evaluar la idoneidad de los aspirantes desde un referente distinto y hasta contradictorio. Por consiguiente, subrayamos la necesidad de aplicar el tercer aspecto de mejora de la directriz 2:
El Marco Común [de educación superior para la formación inicial de docentes] debe orientar la alineación de los procesos de ingreso a la formación inicial docente, el currículo, el perfil de egreso y los elementos que contribuyen a dicho perfil, incluyendo los estándares de desempeño docente establecidos por el SPD (INEE, 2015a: 24).

En el informe preliminar sobre el modelo de educación normal también se incide acerca de este aspecto: “[…] revisar la pertinencia de los perfiles de ingreso y egreso frente a las demandas de la educación básica, de manera que se facilite la inserción laboral de los egresados” (Consejo Asesor, 2014: 12). Asimismo, en los anexos de las Directrices se hace un análisis comparativo que reafirma esta recomendación: además de plantear la alineación del perfil de egreso y el SPD (UNESCO, 2013; INEE, 2015b; SEP, 2014), se añade a la educación básica como tercer componente y aunque apenas se atienden los procedimientos de ingreso al SPD, se sugiere como contraparte elevar el grado de exigencia para el acceso a las instituciones formadoras de docentes.

3. Si en las Directrices se asegura que “la formación inicial constituye un componente fundamental desde donde es posible construir las bases formativas –cognitivas, éticas y estratégicas– de una práctica profesional pertinente, equitativa y de calidad para atender las necesidades educativas” (INEE, 2015a: 14), por qué no se recurre a diferentes momentos del proceso formativo para seleccionar a los candidatos mejor preparados (OCDE, 2010). En el documento también se afirma que “un sistema de evaluación tendrá sentido y justificación sólo si se convierte en un detonador de cambio, mejora e innovación” (INEE, 2015a: 18) y que se requiere para su legitimización de la participación de los diferentes actores involucrados. En ese sentido, en los foros de revisión del modelo educativo varios ponentes solicitaron una mayor inclusión de cada escuela normal en la selección de nuevos estudiantes, complementar las pruebas estandarizadas con las entrevistas, la elaboración de ensayos y cursos propedéuticos para disponer de “más elementos para valorar en los aspirantes su formación previa, capacidades comunicacionales y vocación para el magisterio” (Consejo Asesor, 2014: 7). Los 14 556 maestros (Presidencia de la República, 2015b), los directivos y estudiantes de las escuelas normales son un insumo para realizar una evaluación interna que se podría combinar con la implementación de otros métodos e instrumentos.

4. También coincidimos con el INEE en la necesidad de definir los perfiles académicos de los formadores de docentes y directivos, así como disponer de una normatividad en materia de ingreso y promoción que se equipare a los requerimientos del SPD. Asimismo, aceptamos como probable que las diferencias entre los perfiles académicos de la planta docente de las escuelas normales y de las instituciones de educación superior sea una de las razones por las que se no han podido desarrollar las funciones de docencia, investigación y difusión. Sin embargo, rechazamos el uso de calificativos como déficit, brecha o mínimo satisfactorio sin disponer de información pertinente y tampoco nos explicamos la relación que establece el INEE entre esta variable y los problemas académicos de las normales cuando en las Directrices se asegura lo contrario:
[en] el primer concurso de oposición para el ingreso a la docencia en educación básica realizado en julio de 2014. […] El grupo de los egresados de escuelas normales obtuvo mejores resultados que el de los de otras instituciones –44.5% y 33.1% de idóneos respectivamente” (INEE, 2015a: 12).

5. El Acuerdo número 649 por el que se establece el Plan de estudios para la formación de maestros de educación primaria se publicó en agosto del 2012. El documento Perfil, parámetros e indicadores para docentes y técnicos docentes tiene dos versiones, una de febrero del 2015 (SEP y CNSPD, 2015a), centrada en el concurso de oposición para el ingreso a la educación básica y la más reciente, de abril del 2015 (SEP y CNSPD, 2015b), enfocada a la evaluación del desempeño docente. En el primero se define el perfil de egreso, un elemento referencial para la construcción del plan de estudios, expresado en seis competencias genéricas con carácter transversal para la educación superior y nueve competencias profesionales que indican el desempeño “que deben demostrar los futuros docentes de educación básica […] necesarios para ejercer la profesión docente y desarrollar prácticas en escenarios reales” (Acuerdo 649, 2012: 9). En el segundo se puede leer un propósito parecido: contar con “referentes comunes para la reflexión y el diálogo sobre las prácticas docentes que permiten un desempeño eficaz para que los alumnos logren los propósitos de la Educación Básica” (SEP y CNSPD, 2015b: 7). Ambos documentos proceden de la misma fuente, aunque deben su autoría a distintas dependencias de la SEP y equipos de trabajo. Si emparejamos las cinco dimensiones que organizan el perfil, los parámetros e indicadores con las competencias profesionales hallamos varios puntos de encuentro, aunque en un texto se hable de “características, cualidades y aptitudes deseables que el personal docente […] debe tener para un desempeño profesional eficaz” (SEP y CNSPD, 2015a: 15 y 2015b: 12), y en el otro de conocimientos, habilidades, actitudes y recursos diversos que son necesarios para enfrentar una situación-problema en un contexto específico (Acuerdo 649, 2012). La principal diferencia radica en que en el Plan de estudios 2012 las competencias se han de demostrar en escenarios auténticos, mientras el proceso de evaluación que implementa el INEE contiene un conjunto de reactivos que simulan el desempeño docente, se resuelven en seis horas y no se pueden equiparar a los cuatro años que se requieren para formar a un maestro.

La necesidad de alcanzar acuerdos con la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) y la Subsecretaría de Educación Básica pasa por la decisión de incluir el concepto de competencias en los perfiles, parámetros e indicadores o desaparecer esta propuesta de los planes de estudio. No nos parece suficiente utilizar como único argumento la alusión a los perfiles de desempeño porque marcan “el rumbo hacia donde se dirigen los esfuerzos de mejora y desarrollo profesional” (INEE, 2015a: 38), si antes no hay un “debate abierto, plural y propositivo” (Consejo Asesor, 2014: 18) acerca del enfoque por competencias.




[1] La descoordinación y el desfase son características habituales del Sistema Educativo Nacional (SEN). La LGSPD y el artículo transitorio vigésimo segundo tienen como fecha 11/09/2013, los Foros de consulta nacional para la revisión del modelo de educación normal se llevaron a cabo de febrero a junio de 2014 y el Acuerdo número 649 por el que se establece el Plan de Estudios para la Formación de Maestros de Educación Primaria apareció en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 20/08/2012. En la educación básica sucede algo semejante: el Acuerdo número 592 por el que se establece la Articulación de la Educación Básica se publicó el 19/08/2011 en el DOF, los Foros de consulta nacional para la revisión del modelo de educación básica se realizaron en el primer semestre del 2014 y la nueva edición de los libros de texto para la educación primaria comenzó a circular en el curso escolar 2014-2015.

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