Qué debemos destacar de ésta celebración en un país dónde
las políticas públicas para preservar las lenguas maternas no existen o son
insuficientes?
En este día, más allá
de los discursos improvisados de los funcionarios de menor rango en la
nomenclatura de la SEP poblana, se convirtió el Día Internacional de las
Lenguas Maternas en un evento de escenografía folclórica ramplona, -pero muy
ramplona- sin anuncios que realmente impacten en la preservación de las lenguas
originarias que a pesar de los siglos de conquista y sometimiento, siguen vivas
recreando otros mundos y otras visiones de la vida.
En Puebla, se quedaron
solos aquellos invitados a la celebración.
Ni a los futuros
profesores, ni a sus formadores del Benemérito Instituto Normal del Estado les
llamó la atención un evento desangelado, en el que no se previó la contratación
de aparatos de sonido que respondiera a la dignidad del evento.
Las poesías, los
cuentos, la música y las danzas fueron para consumo interno de los invitados de
la Sierra Norte y Negra del estado de Puebla, solos, sin auditorio, sin
funcionarios y sin líderes el conferencista, los poetas y los trovadores
trataban de hacer interesante su charla y sus cantos sin micrófonos ante un
auditorio de apenas siete personas que les acompañaban y que esperaron por el
tiempo contratado, porque esperaron los autobuses que los regresarían a sus
lugares de origen.
Qué pena ver tanta improvisación y desgano de los
organizadores.
Los escolares de
educación básica fueron formados desde las 9 horas en que fue convocado el
evento, y que se inició hasta cerca de las 11 horas, -por la impuntualidad de
los funcionarios de la S.E.P. local, líderes sindicales y diputados del
Congreso Estatal-
Los niños y sus maestros puntuales, disciplinados; en medio del sol quemante y sin desayunar,
las consecuencias no se hicieron esperar y muy pronto varios niños se empezaron
a desmayar.
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