Pese al tiempo que llevamos sufriendo estos ataques, siempre nos sorprenden con algo más dañino. Hace unos días la Comunidad de Madrid impuso un recorte del 50% al complemento (insignificante) que cobran los profesores por ser tutores: se pasa de 70 a 37,5 euros. Visto así, parece ser un recorte más al que nos tienen acostumbrados.
Sin embargo, se trata de algo mucho más grave. El trabajo en la tutoría, con el que ya intentaron acabar en el curso pasado, es un puntal básico de la mejora de la calidad de un centro educativo pues es el que permite, por ejemplo, un mayor contacto con las familias, la detección de dificultades de aprendizaje o una mayor preocupación por aquellos alumnos con problemas. Parece claro: se trata de desprestigiar la tutoría como algo innecesario y con ello la educación pública, y son certeros en sus ataques contra todos los aspectos fundamentales de la pública. No parece difícil ver la intencionalidad de un modelo ideológico al que le molesta lo público y que desde Madrid se pretende extender a otras comunidades.— Jesús Ruiz Gallego-Largo. Profesor de Educación Secundaria.
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