Texcoco, Estado de México a 10 de septiembre del 2014.
DECIMA
AUDIENCIA
Compañeros
y compañeras del Plantón
Queridos
acompañantes de esta audiencia
Hermanos
y hermanas:
Les saludo con el respeto y el
cariño de siempre. Gracias por su
presencia y apoyo.
Les comparto mi optimismo y mi
pesimismo, no sin avisarles que estoy bien en general; estos días he estado
leyendo, escribiendo, dibujando, meditando profundamente y dialogando con
distintas personas interesantes. También estoy yendo a la escuela, al “taller
educativo” donde habemos internos que han concluido bachillerato a que tienen
algún grado de estudios superiores, ahí tengo bajo mi responsabilidad una
sección del taller que corresponde a Metodología de la Investigación: para mí es muy estimulante esta actividad, aquí
estoy pulsando con toda claridad el valor del aprendizaje, de la información
científico técnica y sobre todo de la didáctica; hay que enseñar sin libros,
sin copias, sin gises de colores, sin computadoras, sin internet, y hay que hacerlo
con procesados y sentenciados que llevan desde dos meses hasta diez años
presos.
Estoy optimista porque hemos
tramitado al amparo contra el auto de formal prisión que me dictó el Juez Sergio Berinstain y que confirmaron los
magistrados de la penal. En ese amparo estamos exigiendo mi libertad porque
tanto el juez como los magistrados violaron el debido proceso y mis derechos
humanos, atentando contra la
Constitución y abusando de su pode arbitrario.
Tanto el juez como los magistrados
han adoptado una versión ridícula y absurda, con la que me imputan el asesinato
de una mujer que murió el 16 de Abril del 2007. Ella murió entre las 11:00 y
las 13:00 horas, según la necropsia de ley. Yo estuve en la Prepa 55 desde las 10:30 hasta las 12:00 hrs. y luego fui a
buscarla al colegio de Posgraduados, en donde me encontré a su mamá, quien
también estaba buscándola. Estuve con la señora y otras personas hasta las
13:00 hrs. y luego me fui a seguir buscándola hasta que, guiado por personas que me encontré en el camino, la
localicé en un paraje del cerro de Coatlinchán, estaba muerta conectada con una
aguja a un frasco de suero que colgaba de un árbol, se había inyectado una
sustancia letal. Avisé a su padre, quien también la andaba buscando desde la
madrugada pues fueron alertados de que su hija se suicidaría. Ella, avisó sus
intenciones a varias personas, a mí me mando mensajes telefónicos que quedaron
registrados en mi celular, se despedía.
El juez y magistrados dicen que
murió estrangulada entre las 11:00 y 13:00 hrs. en el interior de su auto y que
el cuerpo se depositó después, simulando un suicidio. Dicen que la maté por una
discusión fuerte en la que la sujete de los brazos y en el forcejeo la ahorque.
Pero no hay huellas de defensa, no
hay huellas del ahorcamiento y sí hay exámenes de sangre en los que se
registran altas cantidades de alcohol y de barbitúricos.
Ella tenía 36 años de edad, era
madre de un hijo de 13 y tenía un futuro
promisorio como doctora en ciencias. No era ignorante, ni pasiva, ni tonta como
para permitir un abuso o atentado contra
su vida, sin defenderse o sin pedir auxilio.
A mis testigos los han ignorado diciendo
que son mis cómplices; a la madre la han ignorado como prueba de mi inocencia;
el peritaje de tiempos y distancias que
entregamos, no le otorgan valor probatorio, e incluso, a una inspección ocular
que hizo el propio Juez en el lugar de los hechos, con tiempos y distancias, no
lo consideran válido.
Esto implica que los magistrados
sólo consideran su versión subjetiva, constructiva con la imaginación y un
testimonio falso del profesor al que
torturaron los judiciales de Chimalhuacan, para obligarlo a decir que yo le
confesé en el año 2009 que la había matado.
El amparo ante el Juez Federal debe
tomar esto en consideración y dejarme libre.
Además estamos siguiendo el proceso
o juicio para mi defensa. En la audiencia pasada se demostró como desde el
teléfono celular de la occisa salieron mensajes de despedida y que el último
que escribió se registró a las 12:30 hrs. y lo mandó a mi número, pero también
escribió a otra persona.
Esto demuestra que a las 12:30
estaba viva y yo estaba con su mamá. Yo la encontré hasta las 13:30
aproximadamente. No pude haber recorrido más de 12 kilómetros, en terracería,
en un minuto, mucho menos conduciendo dos autos a la vez.
Mi pesimismo:
A pesar de lo evidente y contundente
de las pruebas siguen sosteniendo su infamia y no me liberan. Peor aún, ahora
el ministerio público afirma que yo manipulé el teléfono celular de ella. ¡Que
aberración!
Aquí en la cárcel se me han hecho
amenazas veladas de que me pueden pasar
a procesados (población violenta y con poco control) o que se me puede hacer la
vida imposible si lo deciden las autoridades. Esto es porque he contribuido a
la defensa de los derechos humanos míos y de otros. Me indican que no me
meta en lo que no me importa.
Aunque estoy de paso, tengo la
convicción de la lucha social, de la denuncia y de que todo sitio en el que
esté puede ser cambiado en bien de quien lo necesite y si eso me cuesta la
agresión, el castigo o la vida, lo seguiré haciendo, porque le ha aprendido y
debo enseñarlo.
Quiero que sean optimistas junto
conmigo, pero sin olvidar que hay razones claras para el pesimismo, sin
embargo, que no impere la conformidad pasiva ni la individualidad doloroso. Que
impere la lucha y la alegría por la justicia.
Abrazos, abrazos y cariño.
Oscar Hernández Neri
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