“Elba Esther Gordillo;
mujer insensible en el tema de la familia”
Luis Hernández Montalvo
Como un reflejo ideológico basado
en percepciones de un mudo ideal; así puede catalogarse a las recientes
declaraciones de la señora Guadalupe Suárez Ponce, Secretaria de Promoción de
la Mujer del Comité Ejecutivo Nacional Partido Acción Nacional.
Pero ¿Qué molestó a tan
distinguida y burocrática señora para calificar a Elba Esther Gordillo Morales
de “mujer insensible en el tema de la familia”?
Dirán mis amigos y los que no se
consideran como tales; que de criticón del poder absoluto, o casi absoluto de
la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de
Trabajadores dela Educación –SNTE-; he terminado como su defensor oficioso; que
de la noche a la mañana, abandoné mis afanes por democratizar al Sindicato con
más de un millón y medio de trabajadores de la educación y que ahora, le doy la
razón.
Elba sabe lo que significa trabajar
para mantener un hogar cuando falta el padre de las hijas. La señora
omnipotente y omnipresente en el mundo de la política del país, no siempre
estuvo en el mismo lugar de privilegio; en las oficinas centrales del CEN del
SNTE, un hombre se hizo cargo de la cocina y restaurante del 5º. Piso de la
Calle de Venezuela 38. Se trataba del hijo de una modesta mujer que por muchos
años –se decía en los pasillos del Sindicato-, cuidó de sus hijas mientras ella
trabajaba en una modesta escuela del estado de México.
La señora anónima, no solo cuidó
a sus hijas, les daba de comer y a la
maestra misma la recibía con alimentos cuando llegaba a su casa después de las
diligencias del día.
Cuando murió; la maestra ya
encumbrada en el SNTE y en la política nacional, cuidó todos los detalles de su
sepelio y ella misma permaneció en vigilia durante la noche del velorio. Como podrán
ver, esa mujer petrificada por la vida que le ha tocado vivir, tuvo alguna vez
rasgos de agradecimiento a quienes le tendieron la mano sin ningún interés. Decía
mi maestro Ángel Nájera que en el mundo real, “no hay hombres –y mujeres-
esencialmente buenos, ni esencialmente malos”.
La señora Presidenta del CEN del
SNTE; declaro recientemente que:
“El abandono de la madre en la
formación de los hijos, convirtió a las escuelas en guarderías juveniles, a los
maestros, en solitarios responsables de la educación y vació de contenido
educativo y de convivencia humana enormes cantidades del tiempo familiar, el
cual fue ocupado por el excesivo consumo de televisión chatarra y el abusivo
uso de instrumentos lúdicos envueltos en ropajes de tecnología también
chatarra”.
Estas declaraciones fueron
calificadas de insensibles por doña Guadalupe Suárez Ponce en un intento
fallido por “defender a las mujeres” a
las que se supone representa desde la comodidad del poder político-partidario y
desde los modelos de la familia nuclear que impiden ver la realidad y la
magnitud de la pobreza en nuestro país durante las últimas tres décadas.
Yo supongo que la respuesta de la
señora Guadalupe, es una actitud que enmascara la hipocresía de los que
gobiernan y sobre todo, de quienes no quieren ver la realidad; pero tanto las
declaraciones de Elba Esther como las dichas por el señor Juan Díaz de la Torre;
Secretario General del CEN del SNTE, están fundadas en estudios de la familia,
sobre todo, cuando señalan:
“Habiendo perdido como centro a la familia, éste
fue ocupado por otros sistemas de comunicación que tienen otros objetivos y que
coparon una enorme cantidad del tiempo socialmente inútil mediante un pretexto
aparentemente inocuo pero que tiene enormes impactos en la desvalorización
humana y social: el “entretenimiento”.
Me parece que las declaraciones de los lideres sindicales
del SNTE, en lugar de ser calificados de “insensibles”; debieran ser el
principio de la formalización de un debate sobre los modelos de familia y los
roles que le da la sociedad y que por ahora ya no corresponden a la realidad;
pero, también, para replantearse nuevas políticas públicas de apoyo a las
mujeres y a la familia desde la realidad concreta.
Uno de mis maestros en la normal; hace más de
cuarenta años, nos decía que lo que la escuela construye durante la mañana, la
televisión lo destruye por la tarde. Que el trabajo del maestro en las aulas no
podía competir con el poder de penetración de las televisoras; algo parecido
señalaron los líderes sindicales cuando dicen:
“El enorme daño que ha generado
el excesivo consumo de televisión chatarra, no sólo por los mensajes de doble
moral con el que se construye sino por la cantidad que del tiempo individual y
social del que se apropia, no puede de ninguna manera minimizarse”
Hay que decir que las televisoras
han ido demasiado lejos en la construcción de mecanismos de poder que han
supeditado al poder político de las instituciones de la República y del Estado
mismo, a los intereses de grupo y de facción, que dañan severamente el tejido
de la sociedad; lo vimos en las dos últimas elecciones presidenciales, su poder
de influencia y corrupción para imponer y construir candidaturas a modo, en
donde se borran las fronteras de las conductas éticas personales y públicas, confundiéndose con la delincuencia,
la corrupción y la impunidad que carcome
toda la estructura del Estado, y la familia no es la excepción. ¿Quién tiene la
razón? Juzgue usted mismo, desde el conocimiento de sus alumnos, desde su
condición de padre o madre, (16-10-2012).
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