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miércoles, 7 de agosto de 2013

Dario Carmona, autor de anomalias en la SEP, ahora es el encargado de investigarlas Fermín Alejandro García

Sin duda la Secretaría de Educación Pública (SEP) de Puebla no está en las mejores manos, pues ha trascendido que la responsable de la edición de los libros de primaria –a nivel nacional– con 117 faltas de ortografía ahora labora en esta dependencia y se llama María Edith Bernáldez Reyes; sin embargo, lo que resulta más sorprendente es que quien está elaborando un censo de maestros a nivel estatal es Darío Carmona García, quien fue el titular de la SEP en el sexenio pasado, y es la persona con menos autoridad para establecer el número exacto de docentes que hay en la entidad y evitar anomalías con el registro de profesores.
En ambos casos, su presencia en la SEP de Puebla no obedece a decisiones asumidas por los dos titulares que ha tenido la dependencia en lo que va del presente sexenio, Luis Maldonado Venegas y Jorge Alberto Lozoya Legorreta, sino a compromisos que el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas ha sostenido con Elba Esther Gordillo Morales, la defenestrada dirigente del SNTE, y con miembros de su familia.
En particular se ve la mano de Fernando González, quien es yerno de Elba Esther Gordillo y ex subsecretario de Educación Básica en la SEP federal, y de Mónica Arriola Gordillo, hija de “la maestra” y quien controla la operación político–electoral del Partido Nueva Alianza (Panal).
Cuando Darío Carmona García era secretario de Educación en el sexenio de Mario Marín Torres poco a poco se fue vinculando al grupo de Gordillo Morales y en particular con el entonces subsecretario de la SEP, Fernando González, a tal grado que el segundo de ellos utilizó al político poblano para encabezar un importante organismo que representaba a todas las autoridades educativas del país.
Al terminar la gestión de Marín se sabe que brotó una importante investigación sobre una larga lista de anomalías detectadas en la SEP, mismas que siempre se mantuvieron en reserva y sin que salieran a la opinión pública, ya que fueron una importante herramienta para que Darío Carmona acabara siendo un político converso al morenovallismo.
Eso fue posible porque miembros del clan de Elba Esther Gordillo abogaron a favor de Carmona para que fuera perdonado y aceptado como colaboracionista del morenovallismo. Esa situación llevó a que el ex titular de la SEP primero fuera obligado a dejar su militancia priista y volverse operador electoral del Panal, ya que el año pasado fungió como candidato panalista a diputado federal del distrito de Zacatlán.
Y ahora se le ha mandado a la SEP a elaborar un censo de maestros, que se está haciendo en cada estado de país por órdenes de la Secretaría de Educación Pública federal y en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).
Para entender la trascendencia de ese asunto es necesario hacer un paréntesis y explicar lo siguiente: Al llegar Emilio Chuayffet a la titularidad de la SEP federal lo primero que buscó conocer cuál es el número exacto y real de maestros en el país y en cada entidad, y resulta que el área de planeación de esa dependencia no le pudo dar información precisa, sólo aproximaciones. Entonces el funcionario recurrió al SNTE y se topó que tampoco esta organización tenía los datos actualizados o no los quería compartir.
Para nadie es un secreto que se ha lucrado con el cobro de miles de plazas “fantasmas” en el magisterio. Ante este problema, Chuayffet ordenó que en cada estado del país se levante un censo, en colaboración con el Inegi, para determinar las cifras precisas de docentes que están frente a las aulas, que están comisionados, con permisos o en actividades sindicales.
Para el caso de Puebla esa tarea se le encomendó a Darío Carmona –por órdenes del Poder Ejecutivo local–, quien está trabajando en la SEP de manera soterrada para que no se haga un escándalo su presencia.
Lo cuestionable de esta situación, más allá del aspecto político, es que Carmona es parte del problema, no puede ser juez y parte. Si hay cifras maquilladas en el número de maestros seguramente es porque él lo permitió cuando estuvo al frente de la SEP.
Además, queda claro que el trabajo que acabe reportando será el que le convenga al gobierno de Moreno Valle, no el que resulte de la investigación, ya que por eso le tienen guardado en un cajón los resultados de las auditorías que se le practicaron a su gestión.
El otro caso que se comenta en esta columna es el de María Edith Bernáldez Reyes, en relación a los libros de texto gratuitos de primaria que contienen 117 faltas ortográficas.
Según el diario Reforma el responsable de la existencia de dichos fallidos libros de texto fue Fernando González, el yerno de Elba Esther Gordillo, ya que cuando fue subsecretario de Educación Básica de la SEP federal y María Edith Bernáldez, quien era directora general de Materiales Educativos, se elaboraron los materiales en cuestión, y en 2009 se detectó el problema de las faltas ortográficas, pero ambos funcionarios minimizaron los yerros y dejaron que continuara el proceso para que los ejemplares llegaran a manos de miles de alumnos del país.
Casi nadie en Puebla sabe por qué en el actual sexenio María Edith Bernáldez fue nombrada titular de la Unidad de Enlace de Vinculación, Fortalecimiento Educativo y Coordinación Paraestatal de la SEP de Puebla, que de acuerdo con el portal de transparencia del gobierno de la dependencia ese puesto tiene el mismo rango que de un subsecretario.
Sin embargo, queda claro que su llegada a Puebla parece responder a que fue una cercana colaboradora del otrora poderoso subsecretario de la Secretaría de Educación Pública federal y pariente de “la maestra”, Fernando González.
 

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