¿A QUIÉN LE IMPORTA?
Sabemos que la Escuela Normal Rural de Salaices, Chihuahua, fue fundada en el año de 1927, siendo Presidente de la República Plutarco Elías Calles y Secretario de Educación Pública el doctor José Manuel Puig Casauranc. Era gobernador de Chihuahua el señor Jesús Antonio Almeida, desde el 4 de octubre de 1924, pero el 15 de abril de 1927 fue depuesto por una asonada civil militar y escapó a Estados Unidos. Terminó su período el señor Fernando Orozco E. En octubre de 1928 asumió la gubernatura constitucionalmente el general Marcelo Caraveo, pero en marzo de 1929, al sumarse a la rebelión escobarista contra el presidente Emilio Portes Gill, abandonó el gobierno al ser derrotado dicho movimiento y se exilió en Estados Unidos. El Congreso Estatal, reunido en Camargo, Chihu-ahua, nombró otro gobernador interino en la persona del ingeniero Luis L. León el 13 de abril de 1929, quien a su vez dejó el puesto a los tres meses de su mandato, pues el 3 de julio del mismo año pasó a hacerse cargo de la campaña presidencial del ingeniero Pas-cual Ortiz Rubio, y ya presidente éste, lo nombró Secretario de Industria, Comercio y Trabajo.
Del 3 de julio de 1929 al 8 de septiembre de 1930, fue gobernador interino de Chihuahua el maestro e historiador don Francisco R. Almada. Lo desaforaron diputados desafectos y luego nombraron al señor Andrés Ortiz, al piloto y general Roberto Fierro Villalobos, y al señor Eduardo Salido, hasta llegar al año de 1932. (El maestro José Luis Aguayo Álvarez menciona a otro gobernador interino en este último año: Francisco G. Rodríguez).
Del difícil parto de la Escuela Normal Rural de Salaices ninguno de los citados gobernado-res se dio cuenta. Tampoco notaron su existencia Rodrigo M. Quevedo, Gustavo L. Tala-mantes, Alfredo Chávez (tal vez el veía el letrero SALAICES porque pasaba rumbo a Pa-rral y Balleza), Óscar Soto Máynez, que también tal vez lo notó en su paso para Valle de Allende. Teófilo Borunda sí supo de la normal porque aprovechó el frustrado mitin de apo-yo a la Revolución Cubana, un 23 de mayo de 1961, para enviar a la penitenciaria del Estado a seis de nuestros compañeros y al maestro José Villanueva, como chivos expiato-rios por un delito que no cometieron. El gobernador Giner Durán, entre sapos y culebras, supo también de la Normal de Salaices cuando envió a la fosa común del panteón de Madera, Chihuahua, a siete heroicos guerrilleros entre los que iba el hermano y compañe-ro maestro Miguel Quiñonez Pedroza. El gobernador Óscar Flores Sánchez tampoco se dignó visitar nuestra escuela y con él nuestra alma mater empezó su agonía: fue clausura-da.
Y yo insisto en mi pregunta ¿A quién le importa?
De los gobernadores de 1924 a 1969 podemos decir que a ellos no les importó.
También sabemos que la Normal Rural de Salaices no inició como tal, sino que fue primero Escuela Central Agrícola de 1927 a 1934. Tal nombre lo tenía inscrito en el frontispicio de su entrada princi-pal, que al correr de los años fue cubierto.
De 1935 hasta el año de 1940 fue Escuela Regional Campesina y a partir de 1941 se le denominó Escuela Normal Rural Mixta, porque mixta fue desde sus inicios, aunque como tal sólo duró el 41 y 42 ya que en este último año intercambió sus mujeres por los hombres que estudiaban en la ya Normal Rural de Ricardo Flores Magón.
Muchos hacemos cuentas alegres cuando declaramos que nuestra Normal funcionó de 1927 a 1969. Su construcción se inició en 1926, y para 1927 y 1928, aunque sí había recibido alumnos, su edifica-ción era muy incompleta. En 1929 todo se interrumpe debido al movimiento de insurrección llamado "La Renovadora’, por una mezcla de motivos cristeros y de sucesión presidencial, pues los oposito-res propugnaban por la candidatura de Gilberto Valenzuela y no la de Pascual Ortiz Rubio. En Jimé-nez, Chihuahua se desarrolló una terrible batalla entre los dos bandos que perdieron, muertos, cientos de partidarios, y así se acabó la oposición.
Fue hasta en el año de 1930 en que se inscribieron los primeros alumnos "después de la guerra", aunque casi todo seguía irregular por varias carencias, por lo que el año de 1931 se fue en confor-mar la planta completa de maestros y demás personal. El año de 1932 fue el inicio de las actividades completas de la floreciente escuela, ahora sí, en serio.
De esa tal manera (en un juicio muy condescendiente) podemos decir que de 1928 a 1969 fueron 41 años de vida material, funcional y efectiva del edificio de nuestra normal y no todos como tal, sino sólo 28 plenos y fructíferos.
El siempre querido y recordado profesor José Luis Aguayo Álvarez, nuestro emérito cronista, nos aclara la idea de que, desde cualquiera de sus denominaciones, aunque egresaran peritos (as) agrí-colas, técnicos en industrias rurales o profesores de educación primaria, la preparación era para el apostolado magisterial, pues que los cuatro proyectos (se incluyó también a las Misiones Culturales del maestro Rafael Ramírez) se proponían enseñar a trabajar a nuestra gente del pueblo por mejorar técnicas, alfabetizando y culturizando, todo lo cual dio origen a la mística y apostolado de los maestros rurales mexicanos.
Aguayo también aprecia en sus investigaciones que, en un conteo aproximado, egresamos de la Normal Rural de Salaices, entre mil 400 y mil 500 buenos, muy buenos, excelentes y hasta heroicos profesores de educación primaria, secundaria, preparatoria, tecnológica y universitaria, en los que hubo (hay todavía) ideólogos, líderes populares, políticos oradores, poetas, escritores, técnicos en educación, deportistas y hasta guerrilleros por las causas del pueblo. Todo ello grabado en la memo-ria más importante: la conciencia de la gente.
De los gobernadores de 1924 a 1969 podemos decir que a ellos no les importó.
También sabemos que la Normal Rural de Salaices no inició como tal, sino que fue primero Escuela Central Agrícola de 1927 a 1934. Tal nombre lo tenía inscrito en el frontispicio de su entrada princi-pal, que al correr de los años fue cubierto.
De 1935 hasta el año de 1940 fue Escuela Regional Campesina y a partir de 1941 se le denominó Escuela Normal Rural Mixta, porque mixta fue desde sus inicios, aunque como tal sólo duró el 41 y 42 ya que en este último año intercambió sus mujeres por los hombres que estudiaban en la ya Normal Rural de Ricardo Flores Magón.
Muchos hacemos cuentas alegres cuando declaramos que nuestra Normal funcionó de 1927 a 1969. Su construcción se inició en 1926, y para 1927 y 1928, aunque sí había recibido alumnos, su edifica-ción era muy incompleta. En 1929 todo se interrumpe debido al movimiento de insurrección llamado "La Renovadora’, por una mezcla de motivos cristeros y de sucesión presidencial, pues los oposito-res propugnaban por la candidatura de Gilberto Valenzuela y no la de Pascual Ortiz Rubio. En Jimé-nez, Chihuahua se desarrolló una terrible batalla entre los dos bandos que perdieron, muertos, cientos de partidarios, y así se acabó la oposición.
Fue hasta en el año de 1930 en que se inscribieron los primeros alumnos "después de la guerra", aunque casi todo seguía irregular por varias carencias, por lo que el año de 1931 se fue en confor-mar la planta completa de maestros y demás personal. El año de 1932 fue el inicio de las actividades completas de la floreciente escuela, ahora sí, en serio.
De esa tal manera (en un juicio muy condescendiente) podemos decir que de 1928 a 1969 fueron 41 años de vida material, funcional y efectiva del edificio de nuestra normal y no todos como tal, sino sólo 28 plenos y fructíferos.
El siempre querido y recordado profesor José Luis Aguayo Álvarez, nuestro emérito cronista, nos aclara la idea de que, desde cualquiera de sus denominaciones, aunque egresaran peritos (as) agrí-colas, técnicos en industrias rurales o profesores de educación primaria, la preparación era para el apostolado magisterial, pues que los cuatro proyectos (se incluyó también a las Misiones Culturales del maestro Rafael Ramírez) se proponían enseñar a trabajar a nuestra gente del pueblo por mejorar técnicas, alfabetizando y culturizando, todo lo cual dio origen a la mística y apostolado de los maestros rurales mexicanos.
Aguayo también aprecia en sus investigaciones que, en un conteo aproximado, egresamos de la Normal Rural de Salaices, entre mil 400 y mil 500 buenos, muy buenos, excelentes y hasta heroicos profesores de educación primaria, secundaria, preparatoria, tecnológica y universitaria, en los que hubo (hay todavía) ideólogos, líderes populares, políticos oradores, poetas, escritores, técnicos en educación, deportistas y hasta guerrilleros por las causas del pueblo. Todo ello grabado en la memo-ria más importante: la conciencia de la gente.
9
Junto con egresados sobresalientes de otras instituciones educativas del estado y del país, cubrimos, por muchas generaciones, la casi totalidad de los puestos administrativos en Educación, aunque tam-bién incursionamos en otras esferas de gobierno, desde conserjes, prefectos, coordinadores académi-cos, subdirectores, directores, inspectores, dirigencias sindicales y directivos generales de educación, municipales, estales y federales.
¿No le deberán algo a nuestra Normal y se les olvida a los gobiernos del Estado y Federal las miles y millones de horas extra que le dimos a los pueblos sin pensar nunca en retribución económica?
Recordamos que como punto de partida de cada profesor egresado, todos (as) o casi la totalidad, fui-mos fundadores de una o varias escuelas de todos los niveles a lo largo y ancho de valles, llanuras, desiertos, serranías y barrancas; en rancherías, pueblos, villas y ciudades.
También podemos asegurar que junto con los demás maestros normalistas o no, (IFCM, particulares, municipales, Mejoramiento profesional) fundamos las delegaciones de maestros en servicio, de maes-tros jubilados, la refundación o rescate de la Sección Octava de maestros federales y parte de la sec-ción 42 de maestros estatales. Sostuvimos por muchos años la realización de los censos generales de población, así como las elecciones populares, como de partidos políticos.
Pero... ¡Oh Señor de todos los micro y macro universos! ¡Dios Todopoderoso y eterno!; nuestro tiempo se está acabando. Nos estamos extinguiendo y no queremos que nuestra queridísima Escuela Normal Rural, que ya es "ex" se nos convierta en ruinas y luego en escombros. ¡No!
Queremos que sobreviva a los tiempos como una Muralla China, como un Partenón, como un Calenda-rio Azteca.
Que nuestras familias y descendientes la sigan honrando, visitando y la recuerden como templo del saber, como alma mater formadora, porque lo fue, lo es y lo será por siempre.
¿A quién le importa su memoria? A los cientos de egresados que aun vivimos, a todas las familias de los que ya "se nos adelantaron" y a nuestros hijos, nietos y bisnietos.
¿A quién le importa? A los buenos gobiernos y gobernantes de nuestro Estado por el ya próximo decre-to de declaración de Patrimonio Cultural del Estado para la Normal de Salaices.
¿A quién le importa? A los funcionarios de esos gobiernos en sus reflexiones y valoración de personas, hechos y entes naturales y materiales dignos de preservación.
¿A quién le importa? A los responsables estatales de la preservación de los íconos señeros en el mejo-ramiento social, cultural y económico de nuestra patria chica.
¿A quién le importa? Le importa sobremanera a la Asociación de Maestros Egresados de la Escuela Normal de Salaices, Chihuahua, cuyos miembros, aún con dolores, reumas, cegueras, sorderas, mule-tas y sillas de rueda, seguimos siendo sus hijos: ¡Los maestros normalistas rurales!
¡A nosotros nos importa! ¡"Salaices" es una verdad histórica!
¿No le deberán algo a nuestra Normal y se les olvida a los gobiernos del Estado y Federal las miles y millones de horas extra que le dimos a los pueblos sin pensar nunca en retribución económica?
Recordamos que como punto de partida de cada profesor egresado, todos (as) o casi la totalidad, fui-mos fundadores de una o varias escuelas de todos los niveles a lo largo y ancho de valles, llanuras, desiertos, serranías y barrancas; en rancherías, pueblos, villas y ciudades.
También podemos asegurar que junto con los demás maestros normalistas o no, (IFCM, particulares, municipales, Mejoramiento profesional) fundamos las delegaciones de maestros en servicio, de maes-tros jubilados, la refundación o rescate de la Sección Octava de maestros federales y parte de la sec-ción 42 de maestros estatales. Sostuvimos por muchos años la realización de los censos generales de población, así como las elecciones populares, como de partidos políticos.
Pero... ¡Oh Señor de todos los micro y macro universos! ¡Dios Todopoderoso y eterno!; nuestro tiempo se está acabando. Nos estamos extinguiendo y no queremos que nuestra queridísima Escuela Normal Rural, que ya es "ex" se nos convierta en ruinas y luego en escombros. ¡No!
Queremos que sobreviva a los tiempos como una Muralla China, como un Partenón, como un Calenda-rio Azteca.
Que nuestras familias y descendientes la sigan honrando, visitando y la recuerden como templo del saber, como alma mater formadora, porque lo fue, lo es y lo será por siempre.
¿A quién le importa su memoria? A los cientos de egresados que aun vivimos, a todas las familias de los que ya "se nos adelantaron" y a nuestros hijos, nietos y bisnietos.
¿A quién le importa? A los buenos gobiernos y gobernantes de nuestro Estado por el ya próximo decre-to de declaración de Patrimonio Cultural del Estado para la Normal de Salaices.
¿A quién le importa? A los funcionarios de esos gobiernos en sus reflexiones y valoración de personas, hechos y entes naturales y materiales dignos de preservación.
¿A quién le importa? A los responsables estatales de la preservación de los íconos señeros en el mejo-ramiento social, cultural y económico de nuestra patria chica.
¿A quién le importa? Le importa sobremanera a la Asociación de Maestros Egresados de la Escuela Normal de Salaices, Chihuahua, cuyos miembros, aún con dolores, reumas, cegueras, sorderas, mule-tas y sillas de rueda, seguimos siendo sus hijos: ¡Los maestros normalistas rurales!
¡A nosotros nos importa! ¡"Salaices" es una verdad histórica!
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