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lunes, 19 de diciembre de 2011

Normal Rural de Atequiza Jalisco: estudiar bajo presión

La administración jaliscience reprime a los estudiantes de la Normal Rural Miguel Hidalgo, escuela que además es omitida de las “dádivas” gubernamentales. Mientras el mandatario panista Emilio González Márquez intentaba “donar” 30 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires y asignaba 79 millones a Televisa, los alumnos eran vejados por los cuerpos policiacos
Érika Ramírez / Rubén Darío Betancourt, fotos / enviados

Atequiza, Jalisco. Lejos de los millonarios donativos que entregó el gobierno de Jalisco a la iglesia católica o el patrocinio a la telenovela de Televisa Las tontas no van al cielo, los estudiantes de la Escuela Normal Rural (ENR) Miguel Hidalgo subsisten en condiciones precarias y hasta peligrosas: el deterioro de las instalaciones eléctricas del internado ocasionó, el año pasado, un incendio en uno de los dormitorios. El director del plantel, Camilo Acebo Gutiérrez, justifica que la “irresponsabilidad” de los alumnos provocó un “corto circuito”.

Además, los estudiantes de Atequiza son “hostigados” por los cuerpos de seguridad del estado –que gobierna el panista Emilio González Márquez– cada que salen a manifestarse a las calles para exigir plazas laborales, mantenimiento a las instalaciones de su escuela o la conservación de espacios para alumnos de nuevo ingreso.

Con un presupuesto de 6.5 millones de pesos destinados al gasto operativo de la escuela (alimentación, utensilios de cocina, vestuario, entre otros), programado anualmente por la Secretaría de Educación de Jalisco (SEJ), estudian 530 jóvenes de escasos recursos. Hombres y mujeres comparten las aulas, no así el área de dormitorios. Las mujeres que llegan de zonas distantes tienen que pagar renta y alimentación: sólo los varones ocupan la zona asistencial.

Contrario a lo que ocurre en otras ENR, aquí se cancelaron los módulos de producción, no hay espacios aptos para el ejercicio físico de los estudiantes y apenas se han invertido recursos en las actividades artísticas. La formación integral, que las normales rurales tienen como objetivo, en Atequiza es limitada.

Alejandra Javier Jacuinde, directora general de Normales de la Secretaría de Educación de Jalisco (SEJ), sentencia que “el proyecto posrevolucionario de las ENR ya no va de acuerdo con el sistema docente actual”. A 74 años de su creación, considera, “los planes de estudio han cambiado y ahora es muy ajeno al origen que tuvieron las normales rurales”.

La funcionaria jaliscience asegura que ya no es una “obligación” del estado la formación integral del alumno: “Podría ser un plus, en virtud que tienen los espacios y las tierras… Pero ya no”.

Religión vs educación
Edgar Valdez, coordinador de la banda de música de la escuela, originario de Cañada del Tabaco, Nayarit, como la mayoría de sus compañeros, es hijo de jornaleros. También se ha dedicado a la cosecha de frijol, rábano, jícama, pepino, tabaco, entre otros productos, desde que tenía siete años.

—La educación en mi “rancho” es muy baja –relata–; pocas personas aspiran a salir de la población para continuar con sus estudios. La mayoría de los jóvenes apenas terminan la telesecundaria y, aspirar al nivel bachillerato es casi imposible, prefieren migrar a Estados Unidos: por eso es vital la permanencia de estas escuelas, de aquí salimos los que enseñamos en “ranchos” como el mío.

En un recorrido por las instalaciones de la escuela, el alumno de sexto semestre de licenciatura en educación primaria, muestra el deterioro que hay en las áreas deportivas. Los aparatos del gimnasio están oxidados, las pesas son improvisadas con cemento; las colchonetas, destruidas.

El joven de 23 años, que ha sido jornalero, obrero, albañil y lavatrastes para solventar los gastos de sus estudios, critica: “En Jalisco estamos viendo cómo el gobierno se preocupa más por la religión, cómo la apoya económicamente, en lugar de invertir en educación, salud, carreteras, deporte”.

Alejandro Cáceres, quien imparte la materia de desarrollo histórico de la educación en México, coincide: “Actualmente, a nadie le interesa la educación, hemos caído en la simulación”.

El 24 de marzo pasado, González Márquez depositó 30 millones de pesos a la Fundación Pro Construcción del Santuario de los Mártires, a través de la cuenta 13149712-6 en Banamex, que generó 563 mil 553 pesos, con el pretexto de “fomentar el empleo y el turismo religioso”.

La entrega de la llamada macrolimosna a la iglesia católica causó polémica en el estado y promovió la intervención de la Auditoría Superior de la Federación en las cuentas del estado. El 18 de junio pasado, Julio García Briseño, tesorero de la fundación, anunció la devolución de los recursos públicos.

No obstante, la directora general de Normales, en entrevista, justifica la acción del gobierno estatal, pues “esos donativos parecieran muy sin chiste, pero es una manera de invertir en la formación de valores. Si nosotros no estamos haciendo lo suficiente, tiene que haber un espacio y la iglesia lo está haciendo. Las escuelas estamos reprobadas”.

El abandono
El pasto crece entre las grietas de la cancha de básquetbol. El campo semidesierto es alquilado, en ocasiones, para cubrir los gastos de algunas reparaciones, excepto la del tractor desvencijado, al que le han sido robadas la mayoría de sus piezas. La crianza de cerdos, que en otras escuelas se aprovecha para el consumo interno, se encuentra abandonada. Mientras, el estanque de truchas es ya un pozo enlodado.

Los dormitorios carecen de los colchones necesarios para los 339 varones que ahí se internan. Las tuberías de agua, gas e instalaciones eléctricas son deficientes y hasta peligrosas. La lavandería tiene cuatro máquinas viejas que ya no funcionan y la cocina carece de los utensilios necesarios para preparar los alimentos del estudiantado.

Magdalena Basulto, administradora de la cocina, dice que el área de alimentación también tiene dificultades. Diariamente se preparan 55 kilos de carne, 12 de arroz y 30 kilos frijol, pero esto alcanza sólo para unos 360 alumnos. Además, hacen falta cucharas y cacerolas. “Las pedimos hace tiempo pero no nos las han traído”, se queja.

Con 15 años de trabajo en la normal, la economista explica que a partir del 1 de noviembre de 2006 iniciaron las licitaciones para la compra de alimentación. Antes llegaban 15 mil pesos directamente a la administración, pero a partir de esa fecha se inicia el concurso.

Dicho procedimiento ha provocado diversos problemas: los alimentos no llegan, a veces son entregados en estado de descomposición o a punto de caducar.

Hersos, alumno del plantel, comenta que cuando inició la licitación “nos dejaron tres días sin alimento, sólo comimos puros frijoles con chile y esto pasa frecuentemente; fallan los proveedores”.

El año pasado, el gobernador González Márquez entregó el equivalente a 10 años de presupuesto de la Normal Rural, 67.2 millones de pesos, a la principal televisora del país, que dirige Emilio Azcárraga Jean, para que organizara en Guadalajara el encuentro estudiantil Espacio 2007.

Camilo Acebo Gutiérrez, director del plantel y egresado del Centro Regional de Educación Normal, disculpa las carencias que hay en la escuela, aunque reconoce que la SEJ es la encargada de proveer todos los insumos que se ocupan en ese plantel.

Para el funcionario normalista, “no hay una sola escuela, en cualquier parte de México, satisfecha con los recursos asignados. Nosotros ocuparíamos un presupuesto mayor para cubrir las insuficiencias mínimas de la escuela. Tenemos necesidades en el área asistencial, dificultades en las áreas de servicios y en la académica”.

La directora general de Normales, Alejandra Javier Jacuinde, niega que los recursos sean insuficientes porque “siempre se ha tenido el presupuesto necesario para la escuela; pero hay descuido de los alumnos, creen que lo que hay en ella les corresponde”.

Además, acusa que las malas condiciones que tienen las instalaciones escolares se debe al “saqueo” de los alumnos: “Hay un mal ejercicio, no hay una cultura de legalidad en el ejercicio de los recursos que se aportan para los trabajos productivos. Mientras no tengamos la posibilidad de administrarlo como se debe y que realmente sea una enseñanza para los estudiantes, no es conveniente darles la lección de saquear su propia escuela”.

Las mujeres normalistas
Con el supuesto de promover el turismo y la artesanía, el gobernador panista también entregó del erario estatal 12 millones de pesos para la telenovela Las tontas no van al cielo a principios de este año.

Los argumentos que dio el gobernador para justificar el gasto millonario fueron: “Yo no he dicho que voy a aparecer en escena. Vamos a hacer publicidad del estado, de su turismo, de sus artesanías. No estoy violando nada, no violo el Cofipe (Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales). Tenemos derecho a promocionar el estado”.

Itzel, estudiante del primer año de la licenciatura en educación primaria, es originaria del municipio Tomatlán, ubicado en la costa jalisciense. Su madre es artesana y no recibe ningún apoyo gubernamental para la educación de su hija.

También es delegada del Comité Central de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, la organización estudiantil más vieja del país. Dice que su mamá es la única que solventa el pago de sus estudios, pues es madre soltera. “Aquí, las mujeres (que representan 191 lugares en las aulas) no tienen derecho para ocupar algún espacio en al área asistencial ni el comedor, y tenemos que pagar renta”.

La joven, que apenas inició la licenciatura de educación primaria, tiene que esperar a que acabe el primer año de estudios para comenzar a recibir su beca, de 420 pesos mensuales.

Mientras, renta un cuarto en una de las casas aledañas y paga la alimentación del mes en 1 mil 200 pesos. “Yo no puedo regresar a mi casa como lo hacen algunas de mis compañeras, porque son nueve horas de traslado. Hace poco llevamos como propuesta a la SEJ que se nos habilite un área asistencial, pero aún no hay respuesta”.

El profesor Alejandro Cáceres explica que las normales rurales son resultado del movimiento posrevolucionario de 1921, en el que se plantea la justicia social. “Estas instituciones ofrecen educación a gente de bajos recursos, porque la economía de este país es muy difícil. Sin embargo, desde que llegaron los tecnócratas al poder, esto se acabó”.

Expone que desde el 18 de marzo de 1992, “con la firma del Acuerdo para la Educación Básica, el gobierno federal se desapega de la educación y pasa todas las responsabilidades a los estados. A partir de entonces se entregan todos los recursos y la Secretaría de Educación Pública se deslinda, excepto de los planes de estudio. Hoy en día, no tenemos supervisión; éste es uno de los grandes problemas que reflejan el abandono”.

Sin embargo, el director del plantel Camilo Acebo Gutiérrez señala: “Qué lamentable sería que sólo fuera escuela para los más pobres, aquí ocupamos gente que tiene vocación de servicio”.

La represión
El viernes 13 de junio fue un día violento para los normalistas de Atequiza. Lo que inició como una manifestación a las afueras de la SEJ en Guadalajara, terminó con la detención de cinco alumnos acusados de robo de vehículos y daños a las patrullas de la Procuraduría de Justicia del Estado.

Y es que luego de la firma de la llamada “alianza por la modernización educativa” –pactada entre el secretario de Educación de Jalisco, Miguel Ángel Martínez Espinosa y la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo–, en la que se pretende que egresados de escuelas y universidades privadas tengan acceso a las plazas oficiales, los alumnos de Atequiza salieron a las calles a manifestarse.

Hersos, estudiante de la Normal Miguel Hidalgo, asegura que salieron en forma pacífica a solicitar una audiencia con el secretario de Educación, porque “queremos saber cuáles son las plazas que vamos a tener”.

Sin embargo, dice, “gente ajena a nosotros comenzó a provocar a los elementos de seguridad pública y comenzó la trifulca, en la que resultaron detenidos Luis Antonio Bravo, Omar García Gómez, José Alberto Díaz García, Francisco Javier López Vera y Martín Camacho Buenrostro”.

Alicia, encargada de la lavandería de la normal desde hace 22 años, dice que los alumnos de esta escuela siempre han estado en la mira de las autoridades policiacas. “Yo he sido testigo de la represión que ejerce el estado contra ellos”.

Agrega que “las autoridades siempre han tenido la intención de desaparecer la escuela. Ahora los aspirantes tienen menos oportunidad de entrar a la normal porque se ha reducido el número de admisión; cuando entré (a trabajar aquí, hace 42 años) habían 700 lugares, y les van quitando las becas aunque los muchachos de estas escuelas son hijos de campesinos y obreros”.

Relata que ella brindó refugio a los estudiantes de Atequiza en 1988, cuando la policía antimotines quiso disolver una manifestación. “Tuvimos que esconder algunos en mi casa, porque los muchachos eran golpeados y arrestados; ahí llegaron como unos 50”, recuerda.

“Los tiraban al piso en fila, bocabajo, al pie de los pinos repletos de hormigas, luego saltaban encima de ellos para contarlos y pasaban de un lado a otro. Esta represión sigue ocurriendo, hace falta que los muchachos vayan en grupo para que la policía se abalance sobre ellos. Los golpean para dispersar la bola”, relata la mujer que sigue siendo vecina de esta escuela y no ha dejado de ver acciones como ésta.

Alejandra Javier Jacuinde, directora general de Normales de la SEJ, niega la represión gubernamental. “Ellos iniciaron la agresión a los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública. No quieren que esté seguridad, porque si van a secuestrar camiones les estorban. Detrás de todo esto hay un grupo de maestros que los azuzan, esto ha sido por los últimos 74 años que tiene la escuela”.

La encargada de atender a las 10 escuelas normales que hay en la entidad acepta que previa firma de la “alianza por la modernización educativa”, se había reunido con los alumnos de Atequiza, “por el asunto de las plazas, que es su gran preocupación”.

No obstante, los encuentros cesaron con el pacto de Martínez Espinosa y Gordillo Morales. Ahora, dice, tendrán que presentar un examen abierto para la asignación de plazas laborales. Sin embargo, no cree que logren espacios de trabajo, pues “el año pasado concursaron, por 150 plazas, 1 mil egresados de cuatro escuelas normales del estado; Atequiza sólo gano una.

“Pareciera que somos nosotros los que queremos acabar con ella (la ENR), pero la verdadera amenaza son los alumnos y profesores, no hay un académico que quiera irse a ese nido de problemas. Tenemos que educar y si para hacerlo tenemos que restringir, lo haremos”, sentencia Alejandra Javier Jacuinde.

Atequiza
Nombre: Escuela Normal Rural Miguel Hidalgo
Año de creación: 1934
Presupuesto anual: 6.5 millones de pesos
Total de alumnos: 530
Mujeres: 191
Hombres: 339
Egresados por año: más de 100
Beca de alimentación por estudiante: 420 pesos al mes
Actividades productivas: ninguna

Los donativos del gobierno de Emilio González Márquez

• 79.2 millones a Televisa: 67.2 millones de pesos para la organización del encuentro estudiantil Espacio 2007, en Guadalajara; 12 millones de pesos para la telenovela Las tontas no van al cielo a principios de este año, para “promover el turismo y la artesanía” del estado.

•30 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires, devuelto al erario el 19 de junio pasado

•Presupuesto anual de la ENR Miguel Hidalgo: 6.5 millones de pesos

Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: 15 de agosto de 2008 | Año 7 | No. 108

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