En días pasados se llevó a cabo
un taller denominado “Habilidades lógico-matemáticas”. El nombre es importante
puesto que puede significar cosas distintas para los dos tipos de profesores
que impartimos a nivel bachillerato, a saber, los que provienen de las
universidades y los que provienen de escuelas normales. Así que el tema se
trató desde dos aspectos iniciales: el significado del término, y las
implicaciones de esto en un salón de clases.
Respecto
del significado del término
Existen palabras que tienen
múltiples significados, se les dice polisémicas. Es el caso del término
“Habilidades lógico matemáticas” ya que un ingeniero al escuchar el termino las
relacionará con la lógica matemática y un profesor de extracción normalista las
relacionará con las habilidades espaciales y numéricas que devienen de las
investigaciones de Jean Piaget.
En un caso tendremos una
disciplina matemática y en el otro un concepto emanado de la psicología del
aprendizaje humano.
"El pensamiento
lógico matemático se divide en cinco tipos de pensamiento propuesto por los
lineamientos curriculares: el numérico, el espacial, el métrico o de medida, el
aleatorio o probabilístico y el variacional.
Contexto del aprendizaje
de matemáticas: es el lugar desde donde se construye el sentido y significado
para las actividades y contenidos matemáticos. (Contexto inmediato o de aula,
contexto escolar o institucional y contexto extraescolar.)
" http://youtu.be/jMVg31Sc1Ec "Habilidades mentales a partir del
desarrollo del pensamiento lógico matemático." consultado el 16 de enero
de 2012
Implicaciones
en el aula
En un lado tendremos la enseñanza
de las matemáticas con miras hacia la formación profesional, hacia la
preparación para el ingreso a la universidad. Lo llamaré conocimiento
disciplinar, por su relación con la disciplina científica. Por el otro lado
tendremos la enseñanza de las matemáticas como una preparación de ciudadanos,
esto es, utilizar las habilidades del razonamiento matemático para comprender
el mundo moderno: gráficos, tablas, porcentajes que están en la información que
recibimos y que debemos procesar para poder entender, valorar e inferir cosas
en este mundo, tomar nuestras propias decisiones.
Aún más, se relaciona con la
disyuntiva entre la formación en competencias para la vida y la formación en
competencias profesionales.
Philippe
Perrenaud, un conocidísimo teórico en este campo escribe al respecto:
“Desde que el colegio existe,
este busca su camino entre dos visiones del currículum: la primera consiste en
recorrer el campo del conocimiento más amplio posible, sin preocuparse de su
movilización en situación, lo que vuelve, de manera más o menos abierta, a
confiar en la formación profesional o en la vida para asegurar la creación de
competencias.
La segunda acepta limitar en
forma drástica la cantidad de conocimientos enseñados y exigidos, para ejercer
de manera intensa, en el marco escolar,
su movilización en una situación compleja.” (Perrenoud, 2011, pág. 12)
Hasta aquí parece que la
disyuntiva se da entre conocimientos contra competencias, aunque el conflicto
no es tal. Debemos procurar los conocimientos básicos que permitan al alumno
conocer las partes esenciales del concepto mediante la utilización de problemas
basados en la realidad cotidiana.
“A fin de cuentas, los
conocimientos y las competencias se complementan estrechamente, pero puede
existir entre ellos un conflicto de prioridad particularmente con respecto a la
repartición del tiempo de trabajo en clase.” (Perrenoud, 2011, pág. 11)
Esto ha creado la vieja
disyuntiva de las “cabezas bien hechas o
bien llenas”. ¿Cuál es la
respuesta a esta cuestión?
AMBAS.
Trabajos citados
Perrenoud,
P. (2011). Construir competencias: Desde la escuela. México: J.C.
Sáez.2da reimpresión.
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