¿Qué sigue después del
Censo de Escuelas?
Luis Hernández Montalvo
El Censo de Escuelas, Maestros y
Alumnos de Educación Básica y Especial –CEMABE-; que se inició el 26 de
septiembre y que debió haber concluido el pasado 29 de noviembre, se ha visto
obstruido apenas por algunos incidentes a pesar de la profusa información en
los medios y en las redes sociales para que fuera rechazado.
EL Censo ahora tendrá una prorroga hasta el 15
de diciembre. En las imprecisiones se dice, que debieron censarse 273 mil
centros escolares en todo el país; de los cuales, en poco más de 30 mil centros
escolares, -el 11.5 por ciento- negó total o parcialmente la información
solicitada para el censo.
Si la información preliminar proporcionada
por los funcionarios en cuestión es real y confiable; entonces estamos ante una
realidad compleja, tanto para la institución encuestadora; como para la
institución que pagó “poco más de 500 millones de pesos”, para un trabajo que
parecía imposible ante la reacción del magisterio en sus distintas
manifestaciones políticas e ideológicas.
Si los números son reales,
entonces ¿Es de ese tamaño la fuerza del magisterio que está en contra de las
reformas a los artículos 3º y 73º y las posteriores leyes reglamentarias? Esto puede
ser aparente, no puede ser de entrada una conclusión que pueda aceptar la
Secretaría de Educación Pública, si no quiere equivocarse en lo que sigue una
vez que concluya el proceso del censo y de las encuestas a estudiantes y padres
de familia.
Llama nuestra atención la información preliminar
de los censistas en sentido que de las 273 mil escuelas susceptibles a ser
censadas; 10 mil centros de trabajo no se localizaron o no estuvieron en las
direcciones domiciliadas por la SEP; lo que representa un 4 por ciento del total de
centros escolares que debieron censarse. Lo sorprendente es que fueron las
dependencias de la SEP en las entidades federativas las que proporcionaron las
direcciones domiciliadas. La primera explicación que debemos exigir es que nos digan
qué pasó con más de 10 mil escuelas fantasma o inexistentes y que tampoco
fueron censadas o encuestadas. Las escuelas no localizadas, no solo son
edificios, también son plantillas de trabajadores, estadísticas escolares y
presupuestos que deben explicar los funcionarios de manera puntual.
La prolongación de la fecha de la
aplicación de las encuestas y el censo hasta el 15 de diciembre; se debe a que
hasta ahora, los estados de Chiapas, Michoacán, Quintana Roo, Veracruz, Yucatán
y Oaxaca, no ha sido posible censar a los trabajadores.
¿En dónde están los profesores y
trabajadores de Educación Básica? El INEGI dice que participaron 13, 510
censistas en todo el país; los cuales, recorrieron 63 mil 667 localidades para
censar a 273 mil centros de trabajo. El censo tiene una cobertura equivale al
88.5 por ciento del total de centros que debieron haberse censado y que
contempla entre otros edificios a escuelas, oficinas de supervisión, ámbitos de
apoyo a la educación especial, centros de maestros, bibliotecas, oficinas
administrativas, entre otras dependencias del Sistema Educativo Nacional. Dicen
los números del censo que fueron censados 1.9 millones de personas, entre
escuelas públicas y privadas y a 23.4 millones de estudiantes de educación
básica y especial.
Aunque el plazo para entregar la
información de los resultados del censo está previsto entre los meses de
marzo-abril de 2014; ya se han empezado a filtrar algunos datos; por ejemplo,
en el estado de Puebla, existen más del 50 por ciento de profesores que ejercen
la docencia sin contar con título profesional, por lo que a todos los
profesores que no tengan título profesional, les darán un plazo no mayor a los
seis meses para que se regularicen en su historial académico. Ya se detectaron
también maestros y trabajadores con documentos falsos. ¿Qué harán ahora los
funcionarios y líderes sindicales?
Se comenta en los pasillos de la
SEP poblana que hay cientos de escuelas con más alumnos que profesores y otras
con sobre población de estudiantes y con plantillas de docentes muy escasa o
inferior para atender la demanda estudiantil. El censo; suponemos, vendrá a
corregir estas desproporciones que retratan hasta qué grado la -SEP y el SNTE -,
corrompieron a la escuela pública y sus procesos administrativos.
Lo que sigue, después del Censo
de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial; -creo yo-,
corresponde una profunda reestructuración de los sistemas educativos estatales
para depurar los a los cientos y miles de profesores que trabajan en docencia
sin tener un título profesional o no reúnen los requisitos de perfil
profesional.
Viene también, una reestructuración de los
maestros en cada una de las escuelas para corregir la sobrepoblación de
maestros en las zonas urbanas, en detrimento de las zonas rurales, vendrá una
reestructuración de las cargas de trabajo ahí donde sean necesarios los
servicios o la renuncia a las plazas.
Más del 50 por ciento de los
maestros trabajan sin un título profesional en estados como el de Puebla, pero seguramente
que la proporción será mayor en otras entidades como Oaxaca, Guerrero, Michoacán,
o Chiapas, lo que hace evidente la corrupción de los sindicatos y las
administraciones locales. Tanto el Censo como las encuestas, por las preguntas
planteadas, se van a encontrar con el desarraigo laboral de maestros y
trabajadores; pero también de los estudiantes, que asisten a escuelas muy lejanas
de sus lugares de origen y de vivienda.
El problema es de dimensiones
colosales y solo debemos esperar transparencia en el manejo de la información y
las medidas que se deban implementar para cerrar las llaves del despilfarro
burocrático y sindical; de todos los sindicatos, movimientos sindicales, de “los
charros y de los democráticos”; de izquierda y de derecha. ¿El SNTE podrá
reaccionar en defensa de sus privilegios y de su base de sustentación social?
Al tiempo, al tiempo. (15-12-2013).
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