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viernes, 5 de julio de 2013

Escuelas de tiempo completo y equidad Luis Hernández Montalvo


Escuelas de tiempo completo y equidad

Luis Hernández Montalvo


Los maestros de México se han ido incorporando a ese fenómeno de la política educativa llamada: Programa Nacional de Escuelas de Tiempo Completo. Apenas en el ciclo escolar 2007-2008 se inició el Programa con una cobertura de 500 escuelas en catorce entidades del país  y el Distrito Federal. El Programa contaba con un presupuesto de cien millones de pesos que eran distribuidos entre las entidades incorporadas al Programa.

En solo cinco años; el Programa alcanzó la cobertura de seis mil Escuelas de Educación Básica; y en opinión del Secretario de Educación Pública, el señor Emilio Chuayffet; se pretende que su número tenga un crecimiento extraordinario en el primer año del actual gobierno, al abrir o mejor dicho transformar a otras ocho mil Escuelas de Tiempo Completo, como si se tratara de una competencia entre el gobierno del sexenio anterior y el actual.

El veinte de marzo, el señor Secretario de Educación Pública compareció en una Reunión de Trabajo con la Comisión de Educación Pública y Asuntos Educativos de la Honorable Cámara de Diputados; en esa ocasión, así se refirió al Programa de Escuelas de Tiempo Completo:

“Y si decimos que tenemos cuatro horas y media de jornada diaria, la calidad se ve mermada”.

“¿Para qué queremos más tiempo? Para la lectura. Aquí voy a platicar otra anécdota. Ya me estoy alargando, no quería alargarme, pero hay una ley maravillosa de educación en México, hermosísima, y para quienes somos juaristas todavía es más bella. La Ley de Instrucción Pública del Distrito Federal de 1861. En ella el presidente Juárez señala que son cuatro las asignaturas básicas del educando en primaria: lectura, para comunicarse, matemáticas, para aprender el razonamiento lógico, historia y civismo, para sociabilizarse y educación artística, para sensibilizarse”.

“¿Y saben que ya no tenemos educación cívica ni educación artística? Tenemos que regresarlas. No puede ser que desperdiciemos el tiempo en otras cosas y que no capacitemos a nuestros maestros para llevar a cabo esta inclusión de disciplinas que son fundamentales para la formación de los alumnos”.

Si atendemos lo dicho por el señor Secretario, le recordaremos que el Programa distribuye el tiempo de manera muy arbitraria. Por ejemplo para los grados de primero y segundo; el tiempo dedicado a la enseñanza de las Matemáticas es de seis horas a la semana; la materia de Español, abarca las nueve horas semanales; el Conocimiento del Medio, tres horas; Educación Física tiene un tiempo de apenas dos horas y media; la Educación Artística, apenas se le dedica un tiempo de tres horas; el Apoyo a las Tareas, dos horas y media.

En el horario de clases, se dedican una hora y media a la “Convivencia” entre maestros y alumnos; y a la enseñanza de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, apenas una hora y media a la semana, tiempo igual se dedica a la enseñanza del Inglés con apenas dos horas con diez minutos; dos horas y media de recreo distribuido en dos tiempos al día; cinco horas para las comidas, y después de ocho horas de trabajo escolar; los maestros deben quedarse una hora diaria más en la escuela para la “Planeación y Organización Docente”; sumando un total de nueve horas de Trabajo Docente; lo que suponemos que es violatoria de las Leyes del Trabajo que establece jornadas laborales de ocho horas.

Ahora bien, el horario de tercero a sexto grados cambia sensiblemente: para la enseñanza de las Matemáticas, disminuye el tiempo en una hora a la semana; pero en Español la disminución del tiempo es de tres horas a la semana, pasando de nueve horas a solo seis horas semanales. El tiempo destinado a las Ciencias Naturales es de apenas tres horas a la semana; una hora y media para la enseñanza de la Historia; una hora cuarenta y cinco minutos para la Educación Artística; una hora y media para Geografía, una hora de Educación Cívica; una hora con cuarenta y cinco minutos para Educación Física; una hora cuarenta y cinco minutos a la enseñanza de las TIC, igual tiempo para la Convivencia, 90 minutos a la semana para la enseñanza del Inglés, recreo, alimentación y apoyo a las tareas. Frente a lo anterior, el señor Emilio Chuayffet insiste:

“Las escuelas de tiempo completo que el presidente comprometió para su sexenio son 40 mil, más seis mil que existen. Que no quede duda: no son 40 mil en total, no, son las seis mil que existen más 40 mil, es decir, llegaremos a un número de 46 mil”.

“La maestra Alba me dice (Alba Martínez Olivé, Subsecretaria de Educación Básica) —aquí digo me dice para comprometerla frente a ustedes— que este año consolidaremos las seis mil y vamos a crear ocho mil. Yo espero que así sea. Pero le platiqué de una inquietud: calidad pero con equidad. Y Convinimos ella y yo que sean los 400 municipios con mayor pobreza los lugares donde se instalen primero las escuelas de tiempo completo”.

“Tenemos que reparar la injusticia a la que hemos condenado a miles de niños que arrastran con la pobreza la pena de ser excluidos de un sistema educativo de calidad. Estas escuelas van a tener alimentos. Éste es otro asunto que también ha sido muy debatido. ¿Y quién va a dar los alimentos? ¿Va a haber cocinas en las escuelas? Evidentemente no. El transitorio dice que estará a cargo el proporcionar el alimento de microempresas locales, siempre y cuando —y mañana tengo una reunión con la Secretaría de Salud— estos alimentos estén debidamente autorizados por las autoridades de salud en el país”.

“No nos hagamos muchas ilusiones. El niño va a comer, pero yo no sé si con esto vamos a evitar la obesidad y los problemas de hipertensión, hiperlipidemia, diabetes que tienen los niños mal alimentados”.

“Porque nos falta el último tema con el que quiero cerrar mi intervención y agradecerles la atención para someterme a sus preguntas. Nos falta la educación para padres. Vamos a explorar un programa piloto de abrir por las tardes las escuelas y traer a los padres. No hay obligación, pero vamos a tratar de traerlos a la escuela para que el padre sirva para exponenciar lo que el maestro y el alumno hacen por la mañana. Un padre que aprenda a darle de comer a sus hijos cierra el ciclo; no habrá niño obeso, no habrá niño con colesterol, no habrá niño hipertenso, no habrá niño con diabetes  no habrá niño hipertenso, no habrá niño con diabetes y además del ahorro humano, que es el más importante que tendremos, tendremos ahorros en materia económica para destinarlos al combate de otro tipo de enfermedades. México lamentablemente en este renglón está entre los 10 primeros países con este gravísimo problema”.

Las ocurrencias de los “educadores sexenales” no parecen tener límite, pregunto: ¿Quiénes y en que horario los maestros van a atender la “Escuela de Padres” que propone el señor Secretario para las Escuelas de Tiempo Completo?

Ya lo sabremos en su oportunidad; sin embargo, el “principio de equidad” del que hace alarde el funcionario que ocupa el escritorio de José Vasconcelos tiene sus problemas; en primer lugar, las Escuelas Unitarias, las Escuelas Multigrado, las Escuelas de Doble Turno no podrán convertirse en Escuelas de tiempo completo. Tampoco lo podrán hacer, las escuelas que no cuenten con infraestructura física mínima de salones, espacios para comedor, áreas de cómputo, espacio para las actividades deportivas y artísticas y los servicios básicos de agua potable, luz, drenaje y sanitarios o las poblaciones que no cuenten con “microempresas locales” para la distribución de los alimentos.

“Tenemos que reparar la injusticia a la que hemos condenado a miles de niños que arrastran con la pobreza la pena de ser excluidos de un sistema educativo de calidad” ¿Cómo?.

En 1993 una reforma al Artículo 3º Constitucional creó la Escuela de Educación Básica; de entonces a la fecha, se le ha ido parchando con programas y ocurrencias, pero sin discutir el modelo de lo que debe ser la Escuela de Educación Básica que por ahora, no ha pasado de ser la suma de los seis años de la escuela primaria y los tres años de la educación secundaria más un año o tres de educación preescolar, sin articulación, sin una concepción clara de lo que queremos hacer con la Educación Básica a la que no se le puede reformar desde hace ya medio siglo de intentos y fracasos por modernizar nuestra educación y encontrar su calidad tan ansiada. (05-07-2013)



 

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