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sábado, 19 de mayo de 2012

PRONUNCIAMIENTO ÉTICO DE LAS IGLESIAS, ORGANIZACIONES Y PERSONAS DE FE Observatorio Eclesial

PRONUNCIAMIENTO ÉTICO DE IGLESIAS, ORGANIZACIONES Y PERSONAS DE FE
Frente al Proceso Electoral 2012

Nuestra nación atraviesa momentos de dolor y desesperanza ante la inseguridad y la violencia que
padecemos  quienes  habitamos  en  ella.  Ante  esta  situación,  declaramos  que  México  vive  una
situación de emergencia nacional  marcada  por  la  pobreza  extrema,  las  muertes,  desapariciones
forzadas, feminicidios, la violación sistemática a los derechos humanos, la corrupción e impunidad
de las autoridades y la falta de garantías de  acceso a la justicia.
Es  imperativo  que  todas  y  todos  reconozcamos  esta  alarmante  situación,  y  de  manera  especial
quienes  hoy  aspiran  a  gobernar  el  país,  para  que  asuman  junto  con  toda  la  sociedad  mexicana su
responsabilidad en la necesaria reconstrucción de la paz y la justicia social.
Por ello, con la fe y esperanza que nos animan en este momento de dolor, hacemos un llamado a
las  y  los  candidatos  a  ocupar  los  poderes  ejecutivo  y  legislativo  de  los  tres  niveles  de  gobierno
(federal,  estatal  y  municipal)  a  que,  asumiendo  un  proceso  electoral  transparente,  participativo  y
democrático, se comprometan a: 
1.  Proteger,  respetar  y  garantizar  la  vida  digna  de  las  ciudadanas  y  ciudadanos  mexicanos,
generando las máximas condiciones para el ejercicio de los derechos humanos integrales desde
principios éticos que posibiliten vivir una vida con altura humana y poniendo un especial acento
en  la  escucha,  reconocimiento  y  atención  a  las  demandas  de  las  víctimas  de  la  injusticia,  la
violencia, la exclusión y la discriminación en todas sus modalidades. 
2.  Promover  una  política  de  Estado  que  garantice  la  progresividad  de  los  derechos  humanos,
generando  las  condiciones  necesarias  para  establecer  un  nuevo  pacto  social  fundado  en  la
justicia,  la  equidad,  la  solidaridad  y  la  paz,  mediante  la  reforma  estructural  de  las  instituciones
del Estado. 
3.  Fortalecer  y  garantizar  la  laicidad  del  Estado  como  principio  fundamental  que  establece  las
condiciones  de  un  trato  igualitario  a  las  personas  indistintamente  de  sus  creencias,
convicciones, sexo, raza, género u orientación sexual. La dignidad humana exige que se respete
por igual la libertad de conciencia y la libertad de toda persona a tomar sus propias decisiones, y
el  Estado  laico,  desde  un  espacio  imparcial,  posibilita  el  ejercicio  pleno  de  estos  derechos.  La
laicidad  al  reconocer  y  respetar  la  diversidad  y  pluralidad  política,  social  y  religiosa  que  se  vive
en nuestro país, sienta las bases para la convivencia pacífica en armonía y sin discriminación.
4.  Reforzar  mecanismos  efectivos  de  promoción  de  la  participación,  acceso  a  los  espacios  de
poder  y  decisión  de  todas  las  mujeres  y  en  particular  aquellas  sistemáticamente  excluidas.
Promover  políticas  públicas  desde  una  perspectiva  de  género  y  de  derechos  humanos  que
garanticen el pluralismo y la diversidad, particularmente en lo concerniente a la salud de todas 
las mujeres.
5.  Garantizar  el  acceso  y  permanencia  de  una  educación  integral,  gratuita  y  de  calidad,  científica,
laica,  que  no  refuerce  la  discriminación  ni  la  violencia  en  especial  hacía  grupos  excluidos:
mujeres,  indígenas,  de  la  diversidad  sexual,  minorías  religiosas;  que  genere  oportunidades
reales  de  desarrollo  y  que  respete  y  promueva  valores  democráticos  tales  como  el  respeto,  la
fraternidad, la corresponsabilidad, la justicia social, la paz, la tolerancia y la inclusión. 
6.  Implementar  un  nuevo  modelo  de  desarrollo  que  fomente  transformaciones  socioculturales  y
productivas  tendientes  a  erradicar  los  rezagos  sociales  manifestados  en  el  desempleo,  bajos
salarios,  carestía,  abandono  del  campo,  despojo  de  tierras,  devastación  ambiental,  pérdida  de
soberanía alimentaria y migración forzada. 
7.  Hacer  cambios  radicales  en  la  equivocada  política  de  gobierno  que  ha  militarizado  el  país  y
generado  un  clima  de  violencia  extrema.  Establecer  con  especial  urgencia,  las  medidas
necesarias  para  la  paulatina  desmilitarización  del  país  y  su  reconstrucción  desde  una  paz  con
justicia,  para  que  se  resuelva  y  esclarezca  esta  situación  de  violencia  que  en  sus  múltiples
manifestaciones  vive  el  país,  yendo  a  las  raíces  estructurales  de  índole  económica,  política,
social, cultural que la generan. 

Como iglesias, organizaciones y personas de fe manifestamos nuestro firme compromiso de vigilar
y  coadyuvar  el  cumplimiento  de  estas  inaplazables  demandas  éticas  y  convocamos  a  toda  la
sociedad a que se sumen a esta tarea para un cambio de rumbo inaplazable para nuestro país.
FIRMAS Luis Hernández Montalovo,

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