Cuando te instalas en tu zona de confort, estás tomando una
cerveza bien fría o un buen café, cuando el arco iris de la placidez te
envuelve y de pronto llega un chavo, de ésos que viven en la calle, desnutrido,
mugroso, con sarna, los ojos enrojecidos por la droga, se acerca a ti con su
olor repulsivo y te pide para un taco ¿Cómo reaccionas? ¿Te alejas? ¿Le dices
de mal modo que se vaya? ¿Te conmueve hasta la lágrima y le compras una
torta? ¿Te prometes, convencido, que
organizarás a tus amigos para llevar comida caliente a los niños de la calle,
los domingos? Hay una gama de reacciones que oscilan del exterminio a la
caridad. Según mis experiencias, ninguna reacción positiva puede causar en
ellos un cambio importante, si no va incluido en el paquete, el afecto.
Participé en un
programa que duró cuatro años llamado Niños en Riesgo de Callejerismo, dirigido
por Gabriela Scherer. Fuera de las conclusiones formales registradas en el
libro Los Hijos de la Calle, puedo decir: los muchachos que, de alguna manera,
pudimos rescatar, tenían un antecedente común: alguien había dejado una huella
de afecto en ellos. No fueron muchos, por cierto. Cuando los niños están en riesgo
de huir de sus casas y no hay alguien, un amigo, la vecina, que les dé el
cobijo del afecto, la escuela representa la última oportunidad para
protegerlos. Después de la familia, una escuela que atienda el aspecto
afectivo, el fortalecimiento de la
voluntad y la formación de los sentimientos morales en los niños, es primordial
en el combate al delito y la indigencia.
Por eso es importante valorar las relaciones
amistosas que se dan entre el profesor y sus alumnos, en la práctica docente.
Esto quiere decir que unos padres amorosos o profesores atentos al mundo
afectivo de sus alumnos, pueden convertirse en guía, aún en ausencia; pero el
ingrediente explosivo que determina la expulsión de niños o adolescentes hacia
la calle, es la pobreza, con todo lo que esto significa.
Comunidades de pequeños
o medianos productores del campo, campesinos, ejidatarios o comuneros, expuestos
al despojo de sus tierras, la contaminación del
ambiente y el acaparamiento del agua, para megaproyectos empresariales,
resulta ser el pan de cada día en gran cantidad de poblaciones del país. Esa
situación los empuja hacia los cinturones de miseria que rodean las ciudades.
Cuando la pobreza ya no sólo nos golpea con su aspecto deplorable, en un café o
un centro recreativo, sino va más allá y arremete con un asalto, secuestro,
cobro de piso, la trata de personas, la tortura, el asesinato y te grita que
tiene billete, que ya no es pobreza sino delincuencia organizada, comprendemos que
para esos muchachos que pudimos formar en la familia o en la escuela, ya no hay
vuelta atrás; pero nosotros estamos obligados a hacer algo, si no es por convicción,
porque aparentar no saber nada, que es asunto de otros, es permitir que los
cinturones de miseria engrosen, se pudran de droga, de violencia y en cualquier
momento aparezcan en tu casa. Es mejor prevenir, que lamentar.
A medida que de verdad
se avance en el combate a la pobreza, avanzaremos en educación, seguridad,
salud. ¿Cómo hacerlo? No lo sé, pero conozco la fortaleza que puede tener una
población productora de alimentos para su propio consumo, porque no está sujeta
a los vaivenes del dinero y el mercado; sí, y sólo sí, la tierra, el agua, la
siembra, la cosecha, están protegidas de la contaminación y el despojo. Es
importante apoyarlos, no como una cuestión de caridad, no sólo por respeto a la
tradición o a las culturas originarias, también es un asunto de mirarnos
cordialmente en ellos, somos la misma imagen en el espejo de la sobrevivencia.
El gobierno ha abierto
las puertas a los grandes capitales financieros y los apoya, así tenga que ser
con la policía y el ejército al frente. Se aprobó la Reforma Energética y con
eso, la técnica del fracking. Los contratos firmados permiten a las empresas
petroleras y gaseras acceder a tierras privadas, ejidos y comunidades, para
fracturar el suelo, inclusive, si los dueños de la tierra se oponen.
Las manifestaciones
para detener la fractura hidráulica en las comunidades de la sierra de Puebla y
Veracruz que se extendió a varios estados y la formación de la Alianza Mexicana
contra el Fracking, integrada por quince organismos civiles y la actividad
visible de Senadores como Encinas y Corral, más la postura firme de Morena,
forzaron la situación para que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos
Naturales alertara sobre esta técnica nociva; por el uso intensivo del agua,
que requiere de 9 a 29 millones de litros de agua para cada pozo, lo necesario
para cubrir el consumo doméstico de entre 4.9 y 15.9 millones de personas en un
año, porque el líquido resulta contaminado por el uso de compuestos químicos
que dañan el entorno, el agua, la salud y los derechos humanos. Se ha expuesto
y debatido sobre el caso, aún así, según el Periódico Digital, en el estado de
Puebla han abierto 233 pozos, en Veracruz 348, en Nuevo León 182, Tamaulipas
100 y siguen otros estados como Tabasco. Las organizaciones mexicanas contra el
fracking han unido su protesta a los ambientalistas de más de treinta países y
pueden aumentar su fuerza con más y más voces, que están deteniendo esa
barbaridad que ya apuntaba hacia estados norteños como Chihuahua.
Y nos hablaron de la
energía eólica ¡una maravilla! Energía limpia. Basta de contaminar el ambiente
nos dijeron y estuvimos de acuerdo. ¡Se ven tan inocentes los aerogeneradores,
blancos, sin brillo, seres esbeltos, silbantes, mueven tímidamente sus delgados
brazos para hacerle cosquillas al viento. ¡Que bonitos se ven desde la
carretera! También nos dijeron que beneficiaría
a los propietarios de las tierras del Istmo, que obtendrían sus títulos de
propiedad, contratos de arrendamiento, que se respetaría la agricultura y la
ganadería. Según Alfredo Bravo, Académico de la UNAM, ese programa no ha
significado una fuente de empleo para la población, los que existen son
temporales y sólo de peón. Tampoco hay capacitación para dar mantenimiento a
las torres ni se fabrican en México. Según Bettina Cruz, vocera de la Asamblea
de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la tierra y el
Territorio, para las comunidades ese proceso ha representado el despojo de sus
tierras, la pérdida de la comunidad, de sus formas de subsistencia, de sus
costumbres y sus creencias, por lo que han optado por una organización
independiente de partidos políticos que acusan, han recibido dinero por parte
de las empresas para garantizar la entrega de las tierras. Las comunidades de
San Dionisio del Mar se han declarado autónomas, desconocen a toda figura
política hasta que no se entable un diálogo y una consulta. La presencia de
policía ha aumentado, tanto de elementos que resguardan los parques eólicos,
como de grupos paramilitares.
Y el último botón: Las
empresas que desarrollan proyectos para el impulso al turismo en las Barrancas
del Cobre, han sido denunciadas de despojo, por las comunidades indígenas del
municipio de Urique, en Chihuahua.
Si le rascamos un
poquito encontraremos más ejemplos de despojo y contaminación del medio
ambiente. Estos casos seguramente son
apenas un atisbo de lo que sucede en el campo.
Apoyar a los pequeños y
medianos productores y defender el medio ambiente, es cuestión de justicia, de
combatir el delito, de conservar la salud, sobre todo es un asunto de
prevención; el agua, el sol, el aire, la tierra, son recursos de energía para
el futuro y lo sabemos, son vitales.
Entre las megaempresas
y las comunidades rurales el gobierno debería cumplir el papel de árbitro, ja,
suena a broma, sabemos que el gobierno habla mucho de equidad pero no lo
demuestra en los hechos, está seguro que en las elecciones, esas personas
votarán para que, dizque haciéndoles un favor, los enlisten en la cruzada
nacional contra el hambre, que cansados de la corrupción, la injusticia, el
fraude, no quieran saber nada de elecciones, eso también es bueno para ellos. O
cuando hartos de la miseria se vayan a las filas del narco y puedan negociar
con ellos si se convierten, o no, en los jefes de los jefes.
Por eso digo:
¡Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo! ¿Mejorar la
educación? ¡Fácil!
Empecemos por combatir la miseria, pero en serio.
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