sábado, 20 de agosto de 2011
"La Educación es el Camino"
Luis Hernández Montalvo
Los ideólogos y pedagogos pretendidamente modernizadores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación –SNTE-, han convocado al 5º. Congreso Nacional de Educación bajo el lema mediático: “La Educación es el Camino.”
“La Educación es el Camino”, es una frase lapidaria para inscribirla en el mausoleo de la maestra Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, que pretende pasar a la historia de la educación de México como la educadora del siglo XXI.
Es muy probable que esta frase mediática, en la lógica del mercado, no proponga un mensaje adecuado, que convoque a los profesores –en primer lugar- y a la comunidad educativa nacional y a la sociedad, a buscar un nuevo acompañamiento de los profesores con sus alumnos, que elimine la vieja cultura autoritaria imperante en los modelos de formación docente, y que tienen su origen en la cultura del presidencialismo, que dominó en el siglo XX mexicano, pero también en la cultura corporativa entronizado en las relaciones laborales del magisterio con la SEP.
La frase “La Educación es el Camino”, no es una expresión creativa del grupo de asesores del SNTE, es un lugar común en los discursos de los políticos de varios países, por ejemplo: José Mújica, Presidente de Uruguay expresó en 2010: “La educación es el camino, una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que significa lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo”.
La frase es tan común que en las páginas de Internet podemos encontrarla en miles de referencias, incluyendo el nombre de varios Blogs como el de “La educación es el camino y la meta”, incluso, esta frase designa a grupos en las redes sociales como la página de Facebook: “La educación es el camino para el progreso” o tal vez, los líderes del SNTE se la plagiaron del título del libro de Claudio Sapelli: “La educación es el camino a una sociedad más equitativa.”
El 5º. Congreso Nacional de Educación está rezagado, camina a la cola de los acontecimientos de la vida escolar y educativa del país, mientras los organizadores del máximo evento del sindicato aún no se deciden a iniciar las actividades que pongan en movimiento a un magisterio confrontado internamente por la disputa de los espacios de poder, castrado en su capacidad de propuesta, conculcados sus derechos y a la libertad para expresarse democráticamente, un magisterio incapaz de tomar decisiones para transformar sus prácticas.
Los líderes del SNTE mantienen los controles sobre los trabajadores de la educación, pero de manera particular con los profesores de educación básica, a los que no se les permite que vivan nuevas actitudes docentes, me refiero de manera general, pero también hay que reconocer que en los últimos años, grupos de profesores se han tenido que organizar al margen de su sindicato, creando Colegios y Asociaciones que les permitan desarrollar sus inquietudes profesionales, al margen de los controles corporativos.
Es entonces desde esta realidad muy concreta que debemos responder a los cuestionamientos sobre el tipo de personas que estamos educando, sin dejar de lado que hay mucho más mundo que los esquemas rígidos que se imponen a partir del presente ciclo escolar, sin consultar al magisterio, sin una capacitación previa y al margen de las reformas que se pretenden impulsar en las escuelas normales.
El SNTE ha convocado a un congreso de educación, pero los profesores sabemos que la organización no es un espacio de socialización de nuestras inquietudes profesionales y por otra parte, hay barreras insalvables entre la casta dirigente y el maestro de escuela que sobre vive de un salario miserable, que ya es una limitante para experimentar y vivir otras experiencias de formación para servir mejor a los niños y jóvenes.
Estamos también frente a un magisterio humillado y ridiculizado en los medios de comunicación al que responsabilizan de todas las desgracias nacionales, y señaladamente del fracaso educativo y por eso se ajustan los mecanismos de control mediante modelos de evaluación tanto para justificar su ingreso y permanencia en las escuelas como para mejorar sus salarios a través de la Carrera Magisterial, con lo cual se busca desterrar la mística docente que se empezó a construir desde el siglo XIX y en las primeras tres décadas del siglo XX.
Vamos al 5º Congreso Nacional de Educación con un magisterio controlado, con delegados a modo de los líderes del SNTE, un magisterio decepcionado, emocional y profesionalmente con frustraciones, un magisterio entristecido que tiene que buscar otras alternativas de trabajo para llevar el sustento de su familia, un magisterio insatisfecho y sin orgullo por su trabajo, pero también encolerizado en varios momentos de su historia gremial.
La agenda del SNTE es demasiado extensa, sin embargo, llama la atención el punto cuatro del temario del Congreso Nacional de Educación: “El maestro Mexicano ante los retos de los nuevos alumnos y la Sociedad del Conocimiento".
El Congreso debe responder a los cuestionamientos ¿Cuáles deben ser las competencias profesionales del maestro mexicano? Para contestar, no se requieren mayores esfuerzos pues ya la política educativa impuesta los ha modelado conforme a los dictados de los organismos internacionales.
También el Congreso se cuestiona sobre ¿Cómo desarrollar y fortalecer el liderazgo académico de directivos y supervisores para una gestión escolar innovadora?
En este terreno se han gastado millones de pesos en cursos, diplomados y posgrado, sin embargo, el problema no es solo de conocimiento, sino una cuestión cultural que sostiene un control burocrático, piramidal y antidemocrático sobre los maestros y a las escuelas desde la década de los cuarenta, y los discursos y la retórica modernizadora se estrella, una y otra vez en las leyes y reglamentos vigentes, que defienden tanto los intereses burocráticos de la administración como los pretendidos derechos sindicales a controlar el escalafón de mandos, al igual que lo hacen con el escalafón horizontal también llamado “Carrera Magisterial” con lo cual se promueven a los leales al SNTE a los amigos, a los incondicionales que hacen posible una entramada red de complicidades en la escala del poder casi absoluto de su presidenta nacional.
¿Para qué plantearse la capacidad innovadora de los directivos y supervisores, cuando es la burocracia la que piensa e impone sus reformas a la Escuela Pública, sin el concurso y la opinión de los que deben implementarla en las aulas? ¿Cómo se pretende que directivos y supervisores puedan ejercer liderazgo académico cuando se han formado con los métodos de control sindical?
Los operadores políticos del Congreso Nacional de Educación se preguntan:
¿Cuáles deben ser las cualidades del normalismo del siglo XXI? Sobre el particular, la Maestra Elba Esther Gordillo Morales, presidente del SNTE ya determinó cerrar a las que considera “no patito sino verdaderos monstruos”, pero la maestra puede llevarse una sorpresa, en amplios sectores de lo que se ha dado en llamar “normalismo”, se escuchan voces en desacuerdo, como las que se expresan en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, en la también centenaria Escuela Nacional de Maestros.
Otro de los interrogantes del congreso y que se supone deben responder los maestros, y demás convocados, está en ¿Cómo garantizar y fortalecer la calidad y pertinencia de la formación continua y superación profesional de los docentes y directivos en servicio?
Sobre el particular, es un tema recurrente en los modelos educativos del país en los últimos cuarenta años, sin resultados positivos, aunque habría que reconocer la contribución del Instituto Nacional de Capacitación del Magisterio –IFCM- a más de 60 años de su fundación en beneficio de la profesionalización de miles de profesores y que las políticas modernizadoras, destruyeron o las condenaron a una vida académica precaria, con presupuestos insuficientes y en este mismo renglón, debemos revisar el papel que ha jugado la Universidad Pedagógica Nacional –UPN-, y antes las Escuelas Normales Rurales, Las Casas del Pueblo y las Misiones Culturales.
El 5º Congreso debe revisar sus resolutivos anteriores y valorar la importancia de sus convocatorias, su impacto en las políticas públicas y revisar las trabas que impiden que la educación pública pueda remontar sus rezagos y los mecanismos del SNTE y la SEP en los procesos de simulación, si los maestros no le dan contenido a este congreso, si solo se confía en los asesores a sueldo, si no se garantiza la libertad de los educadores, la frase “La Educación es el Camino”, no pasará de ser una frase de mercado, pero que carecerá de un público consumidor que se acerque a los aparadores sin miedo, un congreso que le restituya la confianza y la autoestima para enfrentar los retos que no son pocos y mucho más los obstáculos burocráticos de los que imponen su ley y que lucran con su buena voluntad.
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