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lunes, 21 de abril de 2014

Educación y petroleo en las contrarreformas neoliberales J.Delfino Teutli Colorado

“Que los enemigos nos venzan y nos roben,
si tal es nuestro destino: pero nosotros no debemos legalizar
un atentado entregándoles voluntariamente
lo que nos exigen por la fuerza” (Benito Juárez)

La educación, como proceso social, representa
también, en esencia, un campo de batalla de carácter
ideológico; una arena política que proyecta
la lucha de clases en la cual se promueve la liberación
o, en su defecto, la manipulación de conciencias,
la enajenación y la dominación.

Haciendo gala de nuestra memoria histórica,
evocamos la acción valiente y patriota del General
Lázaro Cárdenas, que lo llevó a consumar lo que,
en su momento, fue la expropiación de las empresas
petroleras extranjeras, aquel memorable 18 de
marzo de 1938. Ahora, no se trata de un acto más,
sino de un acto cívico-político y moral en favor de
nuestra patria.

Petróleo y educación parecen ser los elementos
de la mayor importancia para quienes, desde el
poder, vienen apurando la desnacionalización.

En términos de “dominación ideológica”, el panismo
logró que la educación en México fuera
modificada en su esencia orientándola más hacia
una preparación técnica que dé como resultado
seres pasivos y sin conciencia crítica, a fin de nutrir
ejércitos de mano de obra barata y dispuesta
a sujetarse a procesos de explotación intensiva,
configurando así un micro mundo que ofrezca
gente rentable.

Para esto, se dejó de lado el estudio de la historia,
de las artes y de las humanidades; sobre todo,
de cuestiones relacionadas con la filosofía, porque
éstas hacen pensar.

Es obligado recordar que en el último día de un
periodo ordinario de sesiones de la Cámara de
Diputados se aprobaron modificaciones al artículo
tercero constitucional que vulneraron la educación
pública y representaron un golpe histórico a la nación,
pues las adiciones –publicadas en la Gaceta
Parlamentaria del 11 de diciembre de 2008– legalizaron
la educación por competencias, el cobro de
cuotas a padres de familia y se ideó la evaluación
universal punitiva de los maestros señalándolos
como únicos responsables del fracaso educativo.

Más política que educativa, la Alianza por la
Calidad de la Educación (ACE) se impuso de este
modo, desde entonces.

Resulta ético denunciar hoy, que en la educación
básica promovida por la derecha panista, se
dejó ver el desprecio y la perversa distorsión de la
historia y su enseñanza, y por tanto la obstrucción
de formar para una cultura democrática.

El 17 de enero de 2006, se publicó en el Diario
Oficial una modificación a la Ley Federal del Trabajo
que implicaba cambios en los días que se ha
dado en llamar, de descanso obligatorio. De entonces
a la fecha, se insiste en borrar del calendario
cívico y de la memoria colectiva el 21 de marzo,
aniversario del nacimiento de Benito Juárez; el 5
de febrero, aniversario de la Constitución de 1857
y de la de 1917 aún vigente y el 20 de noviembre,
aniversario de la Revolución Mexicana; tres
fechas históricas, que en vez de recordarse en su
momento, se da lugar al asueto de un día lunes
cercano a las mismas, convirtiendo así estas fechas
conmemorativas trascendentes, en “puentes”
de promoción turística que benefician obviamente
a la clase empresarial. Todo esto, porque desde la
perspectiva de los modernizadores, significan ya,
un anclaje ideológico con el pasado. No obstante,
cabe destacar que este lunes 17 de marzo, en oposición
a esta maniobra, 14 mil maestros de la sección
22 de Oaxaca, acudieron a clases, a pesar de
estar considerado como día de asueto nacional en
el calendario oficial de la Secretaria de Educación
Pública.

Es necesario recordar también que, en 2008,
de manera coincidente, se presentó una reforma
energética por parte de Calderón, que no tuvo el
alcance esperado gracias a una importante lucha
por la defensa del petróleo. La intención en aquel
año, era la de permitir la inversión privada en explotación,
refinación y transporte de hidrocarburos.

Sin embargo, en 2013, el gobierno priísta ya sin
sus principios doctrinarios y por tanto identificado
ideológicamente con los panistas, emprendieron
juntos, en un pacto que prácticamente anuló al
poder legislativo, lo que algunos analistas ya han
denominado el asalto a la nación, y en franco continuismo,
profundizan, imponen y llevan a rango
constitucional, las mismas reformas que dejó incompletas
el gobierno de Felipe Calderón.

La reforma administrativa-laboral en materia
educativa, no solo elevó a rango constitucional la
visión educativa que subyace en la ACE, sino incorporó
de plano el discurso y la visión empresarial
de lo educativo. Mucho se ha escrito y debatido
al respecto, como mucho también ha sido el descontento,
el coraje y la frustración que genera el
estado de indefensión en que quedan los profesores,
a quienes se puso contra la pared en términos
de su estabilidad laboral, sus derechos sociales y
su dignidad profesional. Hasta hoy, miles de ellos
mantienen su lucha contra dicha reforma en los
planos jurídico, político y pedagógico.

Es obvio que las tres leyes secundarias derivadas
de los cambios a los artículos 3° y 73 constitucionales,
representan un asalto empresarial a
la educación pública por la injerencia y la demostración
del poder de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos, así como
Mexicanos Primero, ésta presidida por Claudio X
González Guajardo, cofundador y ex presidente
de Fundación Televisa y representante de una élite
manipuladora, el mismo que, con aires de patrón,
se dio el lujo de exhibir y recriminar a las autoridades
educativas de Veracruz por el supuesto o real
desvío de 6 mil 178 millones de pesos. Queda claro
así, que la rectoría de la educación, no está en manos
del Estado.

Respecto de la reforma energética, aquella
expectativa de desarrollo que se dio, cuando se
nacionalizó la industria petrolera, hoy se torna en
desilusión y coraje porque socialmente representa
un retroceso y una traición a la patria; al quedar
los recursos petroleros en manos de la inversión
privada nacional y extranjera como en tiempos del
porfirismo, se anula el régimen de propiedad de la
nación sobre sus bienes primordiales poniendo en
grave riesgo, no sólo el desarrollo nacional, sino
nuestra propia soberanía.

Para el colmo, esta conmemoración se da en el
contexto del descubrimiento reciente de una pequeña
muestra de la corrupción y los fraudes millonarios
que ocurrieron en el escandaloso caso
Oceanografía.

Ante la demagogia, la mentira, la resignación
y el fatalismo promovidos por la oligarquía, urge
renovar el optimismo y la esperanza; hace falta
reconceptualizar y reinventar la acción política con
principios y valores. Hoy tenemos que insistir, con
Luis Villoro, que “la izquierda es una actitud que
rechaza la dominación y la opresión, que enfrenta
todo tipo de imposición”. Y que, sin reservas, ya es
tiempo de organizar y construir desde la sociedad
y con la sociedad, sin mezquindades ni sectarismos,
las amplias avenidas que permitan llevar, en
2015, a la cámara de diputados, a los hombres y a
las mujeres que, leales a los intereses del pueblo,
hagan posible la derogación de las contra reformas
neoliberales.
*El autor es profesor normalista jubilado. Palabras
pronunciadas en el acto cívico llevado a cabo el 18
de marzo de 2014, en la Plaza Lerdo de la ciudad de
Xalapa, Veracruz. México.

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