Por una pedagogía de la simlificación en Puebla Luis Hernández Montalvo

Por una pedagogía de la simplificación en Puebla

Luis Hernández Montalvo

Un grito liberador se dejó escuchar en miles de aulas el jueves 29 de marzo; ante el anuncio del adelanto de las vacaciones a partir de ese día, lo que contrastó con el acto oficial del 5º. Congreso Nacional de Educación en el estado de Puebla.

Esto ocurría, mientras los líderes de las Secciones 23 y 51 del SNTE; deletreaban un discurso vacío de contenido, en donde los delegados no fueron capaces de convocar a los maestros en sus centros de trabajo para construir una plataforma de propuestas que permita enfrentar los retos de un cambio de gobierno, pero que también buscara respuesta a los múltiples cuestionamientos de la sociedad y de los grupos de poder que hacen responsables a los maestros de tanto fracaso escolar y educativo.

Ahí estaban los incondicionales, recibiendo el rosario de propuestas maquiladas desde las oficinas centrales de la ciudad de México; encargadas de elaborar la propuesta del sindicato y que llevaron en una camioneta desde la ciudad de México distribuidas apenas unos minutos antes del evento político, presidido por los candidatos del Partido Nueva Alianza –Panal- al Congreso de la Unión.

Ahí  repetían sin aliento y sin mayor explicación la creación de la “escuela de tiempo completo” entre otras baratijas de la retórica de los líderes sindicales y dirigentes del Partido Nueva Alianza, que sin mayor respeto por la pluralidad del sindicato como frente amplio, se presentaban como los candidatos del SNTE, un evento desairado por las autoridades –Secretario de educación y subsecretarios-.

Pero todavía resultó más grotesca la presentación de personajes de larga trayectoria priista ahora defendiendo otros intereses y otras prácticas que en mucho se parecen a las de su pasado inmediato, solo que ahora lo hacen desde la oposición al PRI; pero dejemos de lado la política de un sindicato que no logra despertar el mínimo interés de la sociedad y de los agremiados a los que representa. Dejemos el aislamiento de los líderes, incluso del poco interés de la prensa local y de las instituciones educativas en la entidad para intentar explicar el júbilo estudiantil ante las vacaciones adelantadas, así sea por un día.

Por fin los alumnos y estudiantes de las escuelas de educación básica y los de educación media superior se sentían liberados de los rituales de la escuela y de la rutina impuesta como destino futuro de su trabajo en las fábricas y oficinas. Un horario tan inflexible como el de la fábrica.

Por fin se sentían libres de la terquedad de los pedagogos de la actual administración, que ante los evidentes fracasos en la resolución de los exámenes de Enlace y Pisa, intentaron “capacitar a maestros y estudiantes en la resolución de cuestionarios de manera mecánica”, olvidándose de los postulados elementales de lo que son “competencias y habilidades” o como dice el manual: Formación humana. Enfoque por competencias genéricas y disciplinares; que en el caso de los bachilleratos generales de Puebla –y supongo que para el resto de los bachilleratos del país-, se cuentan en número de once, pero que a su vez se subdividen en 45 atributos, -en total 56 objetivos generales-sin contar con las Competencias disciplinares básicas –objetivos particulares-, todas redactadas en forma de objetivos generales y súmele a lo anterior otro número indeterminado de lo que los jesuitas llaman “niveles de conciencia”, del esquema de formación pastoral del teólogo canadiense Lonergan, redactados en forma de” objetivos específicos”, que luego se convierte en un galimatías con los” horizontes de búsqueda”, los niveles de operación de la actividad consciente intencional…

¿Cómo articular coherentemente tantos propósitos, sin que se conviertan en un despropósito monumental?

Y en este discurso modernizador de las prácticas de los maestros poblanos, ya no entiende uno por dónde anda la hebra de la madeja.

Resulta que el programa que ya es muy pesado para el tiempo de un curso de 40 horas semestrales -habría que descontarle los 10 minutos del cambio de horario, la hora que se convierte en un tiempo de 50 minutos, pero a la que también hay que descontar el derecho de los alumnos a llegar 10 minutos tarde, por lo que el tiempo se reduce a 40 minutos, menos el tiempo dedicado al pase de lista, reuniones de información imprevistas, suspensiones de clases por todos los motivos imaginables, como el adelanto de las vacaciones, los puentes y días festivos, suspensiones por motivos sindicales, al infinito y más allá.

En el caso de los bachilleratos, una buena parte de los profesores no han tenido una formación pedagógica previa y de manera improvisada, en los días que corren, se ha intentado “capacitar a los profesores de los bachilleratos” en las otras relaciones de la disciplina con las otras disciplinas –relación interdisciplinar-  y la relación transdisciplinar y para ello, han señalado que para que esto ocurra, es necesario trabajar a través del “Método de proyectos”, implementado por la escuela norteamericana e introducida a nuestro país en los años veinte del siglo pasado,  los centros de interés del Doctor Decroly de la experiencia educativa de Bruselas de finales del siglo XIX y principio del siglo XX.

En este enredo que hacen los que modelan los planes y programas de estudio, convierten en una loza pesada para el trabajo de maestros y estudiantes, en donde los contenidos no están determinados por las disciplinas, sino por los intereses políticos de los grupos de poder y en no pocos casos -como en Puebla-, por intereses religiosos.

¿Y las evaluaciones buscan los mismos objetivos de los que dice ofrecer el plan de estudios? Me parece que no. Por un lado, la evaluación internacional de PISA, busca la aplicación de “las competencias”, en tanto que la evaluación de la prueba Enlace, busca evaluar las “habilidades” y por último la prueba de ingreso a la BUAP, evalúa contenidos disciplinares.

Una pedagogía burocrática y autoritaria como la señalada superficialmente en estas notas, es apenas el motivo de tanto fracaso escolar, en donde los profesores se apropian de algunas frases de la política educativa, basada fundamentalmente en burocracia, papeleo y tecnicismos que nadie entiende y mucho menos comprende, desde el maestro de grupo, el apoyo técnico pedagógico, los directores y supervisores que se pierden en sus propias redes burocráticas, cuando de lo que se requiere, es de construir una pedagogía de la simplificación, tanto para el trabajo escolar, como para la administración educativa en el estado de Puebla.

hernandez_luis21@yahoo.com.mx

 @luishernandezmo