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martes, 11 de agosto de 2015

Profesores jubilados del municipio de Francisco I. Madero Hidalgo Marina Escamilla Velázquez



Un pequeño grupo de maestros(as) jubilados de Francisco. I. Madero, nunca imaginamos que alguna vez, recorrer un camino tendría importancia,  si podríamos abrir las puertas de nuestro corazón y alma… y así recordar  todo lo oculto, los buenos y malos momentos de nuestra vida profesional con la misma serenidad y aceptación.

Decidimos escribir, sin tener claridad de cómo hacerlo, redactar algunas páginas de nuestra vida profesional, en dónde algunas hojas se quedaran  incompletas por no completarlas con algunas líneas de todos los sentimientos que deseamos expresar, o tal vez borrar… porque algunas veces es inevitable que las emociones afloren con fuerza, revivir al recordar el largo camino que transitamos al compartir enseñanzas.

Ahora que nuestras cabezas se encuentran llenas de cabellos blancos,  dejan ver que nos han sorprendido los años y al paso de ellos, con decisiva manía y  espíritu luchador hemos enfrentado triunfos, fracasos, pérdidas, pero también logros, al no permitir que nuestra alma se llene de telarañas y nos asomamos entre bambalinas  del teatro de la vida, que nos ha mostrado la crudeza, pero también su dulzura, amar y disfrutar a cada nuevo amanecer, dar sin esperar nada a cambio.

Por eso hoy decidimos iniciar con la escritura, redactar una breve parte de nuestra historia de vida, de nuestra experiencia profesional, para sentirnos fortalecidos, para no dejarnos sorprender por la rutina  o el pesimismo que nos aprisiona a cada nuevo día, y nos quiere llevar irremediablemente al abandono, a la indiferencia, a la apatía, no podemos permitirlo, porque guardamos nuestra libertad interior,  nuestra dignidad como seres humanos, al conferir a nuestra existencia una intención y un sentido, estamos convencidos que  el verdadero heroísmo persiste más de un momento cuando todo parece perdido.

Los maestros(as) jubilados siempre hemos creído que educar ha permitido avanzar hacia la libertad y hacia la igualdad, haber dejado huella durante nuestra trayecto educativo no fue tarea fácil, tantas horas de nuestra vida pasadas en las aulas, alumnos, padres de familia, docentes con los que compartimos experiencias y crecimos profesionalmente, estamos convencidos(as),  que la profesión más noble y valiosa es ser maestro(a)… sin olvidar que compartimos en nuestra trayectoria, un lado sombrío y un lado brillante,  el lado sombrío, la pobreza, las desigualdades sociales. Pero el lado brillante nos estimuló a dar nuestro mejor esfuerzo  “una flor”, “un abrazo”, “un gracias maestro”, nos permitieron disfrutar, sin duda  “el milagro de los que aprenden”.

Reconocemos en la vida un proceso a través del cual podemos encontrar nuestro sentido personal en este largo recorrido de ser maestro(a), hallamos obstáculos racionales y emocionales que no fueron impedimento para concretar nuestras metas, emprender y alcanzar el relativo éxito de la estabilidad, porque las posibilidades de crecer no tienen fin. Sin duda ser maestro(a), nos ha llenado a lo largo del tiempo de momentos inolvidables, de atención, aprendizaje, de lecciones de vida, por eso deseamos dejar nuestros relatos, anécdotas, experiencias de enseñanza-aprendizaje… escritos en renglones de la historia. Desde la humildad de nuestra vida, uno nace desnudo, modesta y nítidamente, no arriba para existir y después extinguirse sin estela ni mérito, sino para atreverse a dar, a compartir, a ¡vivir!, despertarnos de la utopía, para mostrarnos como seres que vivimos en una realidad concebida a partir de nuestros propios pasos.

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