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martes, 23 de octubre de 2012

Vitalicia hasta la muerte San Juana Martínez

El escenario era espectacular: un hermoso patio con piscina que se fundía con el agua clara de un lago en donde había un yate. En uno de los extremos, una gran cantina muy bien surtida con cuatro sillas altas, tras la barra.
“¿A quién busca?”, me preguntó un señor bien vestido. “A la maestra”, le dije luego de entrar por un pasillo abierto sin cita previa. “Pásele, la está esperando”, me contestó. Supuse que evidentemente Elba Esther Gordillo esperaba a otra mujer. Y agradecía la confusión fortuita.
A continuación, el señor educado me llevó a un amplio salón. La casa, de estilo minimalista, tiene paredes de mármol, un cuidado piso de duela y puertas de cristal con barandales de acero inoxidable.
De pronto, por la escalera, bajó una mujer bajita en pants y tenis, sin maquillar. Se sorprendió: “¿Quién es usted?”, me interpeló de manera inmediata. Me identifiqué verbalmente; nunca he usado una credencial de periodista. Inmediatamente después se puso a la defensiva: “No voy a hablar, no quiero dar entrevistas”, dijo en tono molesto.
La casa está ubicada en el Green Turtle Village, una urbanización de lujo exclusiva de Coronado Cays en San Diego, California. Hace 30 años, le costó 1 millón 700 mil dólares. Tiene seis habitaciones y siete baños, según cuenta ella misma al justificar la ostentación: “Dicen que de dónde he sacado esta casa. Es mi patrimonio. Pase usted, no tengo nada que ocultar. ¿Cuál lujo?”.
La entrevista duró cuatro horas. Era antes de las elecciones del 2006 y la maestra llevaba año y medio en Estados Unidos atendiéndose de un virus. En ese momento, no se sabía a cual de los tres candidatos elegiría para darle el respaldo del magisterio mexicano en las urnas. Ya conocemos la forma en que utiliza esos votos para negociar su poder y el de los maestros que la apoyan: “Me va a mover el compromiso. Primero es México, luego mi gremio. Soy maestra”.
Fue una entrevista de antología, ahora incluida en un libro de recopilación titulado Periodismo incómodo, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León: “Soy Zen, todavía no alcanzo del todo la paz interior, pero ya me puedo meter en mi, ya voy llegando… Medito, pienso en la situación del mundo, en la naturaleza…”.
Elba Esther Gordillo vive en una doble dimensión, en un mundo paralelo que no es el de todos. Su discurso forma parte de otra realidad: “En el SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) no caben los líderes vitalicios”, dice la maestra que lleva 23 años al frente del poderoso sindicato sin darse por aludida.
De manera esperpéntica, su planilla “Innovación”, fue la única que participó en el VI Congreso Nacional Extraordinario que la eligió por otros seis años. La “democracia” de pantomima del SNTE emitió su voto nominal y secreto. Más de 3,000 delegados decidieron votar por la única candidata. Y obviamente la maestra se quedará más vitalicia que nunca.
Son muchos los maestros vergonzosamente beneficiados con la eternidad de la maestra. La mancha de la corrupción en el SNTE se ha ido extendido a lo largo de los últimos 22 años, comprando voluntades y lealtades.
Lo peor de todo es la imagen que proporciona el sindicato de maestros, el sindicato que se supone está compuesto por gente más pensante, personas intelectuales, académicas, maestros que finalmente se someten al régimen autoritario y dictatorial de una vetusta dirigente. Peor aún, que se presten a todo tipo de irregularidades, como el hecho de haber cambiado el congreso de lugar para evitar las protestas de los maestros disidentes.
Y es que, afortunadamente, no todos los maestros forman parte del adefesio sindical Gordillo. El Comité Ejecutivo Nacional Democrático, encabezado por Artemio Ortiz Hurtado está convencido de que la lucha contra el fin de la dictadura de la maestra continuará reforzada cada día con más y más maestros.
Son a estos profesionales de la educación a los que hay que felicitar por oponerse a una líder sindical corrupta. Los que apoyan a Gordillo, en cambio, son simples peones, serviles esbirros que han decidido sumir a la educación en México en las tinieblas a cambio de privilegios y seguramente mucho dinero.
Que esto siga sucediendo en nuestro país en pleno siglo XXI habla de la subcultura de la trampa, la simulación y la actitud delincuencial de los líderes charros enriquecidos a manos llenas durante décadas. Con la eminente llegada del PRI a Los Pinos, también se refuerzan los líderes morales, líderes vitalicios hasta la muerte, como Carlos Romero Deschamps reelegido como líder del sindicato petrolero igualmente hasta el 2018 a pesar de padecer un grave cáncer de colon.
Pero Elba Esther Gordillo no consumó sola su permanencia vitalicia en el sindicato. Le ayudaron los panistas con Vicente Fox y Felipe Calderón. Ahora aliada de Enrique Peña Nieto, su mandato tendrá carta ancha para seguir expoliando a los trabajadores y a México.
¿Cuántos maestros se benefician ilegalmente de la vitalicia y vetusta Gordillo? ¿Vale la pena anteponer los intereses propios al bienestar de México? ¿Es válido hundir la educación con la excusa de enriquecerse? ¿Les importan los niños a estos maestros paleros?
Pobre México, entre más Gordillos y Deschamps tenga, menos democracia tendrá y cada día el sueño de un cambio será más lejano.

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