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viernes, 29 de enero de 2016

El Manglar Tajamar, el Santo Padre y la iglesia Luis Hernández Montalvo

El Manglar Tajamar, el Santo Padre y la iglesia Luis Hernández Montalvo


“…a partir de su capital religioso positivo, estas religiones pueden llegar a convergencias más allá de las diferencias y ayudar a enfrentarse a la nueva era del antropoceno (el ser humano como un meteoro rasante amenazador) y la sexta extinción masiva que ya está en curso desde hace mucho tiempo y se acelera cada vez más”. Leonardo Boff
Luis Hernández Montalvo

¿Solo rezar y pedir perdón? ¿No hace falta algo más para impedir que los intereses económicos globales continúen con su carrera de depredación de la naturaleza y de nuestros ya exiguos recursos naturales en tierras mexicanas?

El 25 de enero, mi vista ya cansada mira con asombro la respuesta de una parte inteligente del pueblo cancunense que se reúne para protestar por la destrucción del Manglar Tajamar ante la complicidad de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales –Semarnat- y la intervención directa de los recursos económicos del Fondo Nacional de Fomento al Turismo –Fonatur- proveniente del capital europeo para desarrollar treinta proyectos de construcción colocando en el centro de tanta destrucción y muerte, una gran basílica católica.

Por la tarde del 25 de enero en medio de sahumerios de copal e incienso los habitantes de Cancún, cantaron, rezaron y claman al cielo para defender el Manglar Tajamar devastado por las máquinas. La vegetación derribada es sepultada con sus habitantes, toda clase de aves silvestres, cocodrilos, peces   mamíferos y especies amenazadas por la codicia de los llamados desarrolladores. Después del sábado 16 de enero, solo quedan devastación y muerte, y las leyes y funcionarios omisos en su misión por resguardar las múltiples especies de flora y fauna catalogadas bajo protección de la Semarnat, hacen más que evidente su complicidad en lo que se refiere a la protección de la vida silvestre a los que se agregan el cangrejo azul e iguanas y toda clase de reptiles y roedores destruidos.

En las próximas horas el Papa de Roma seguramente sobrevolará estas tierras y un motivo concreto tendrá para dirigirse a su Iglesia que parece ser sorda ante su llamado en la encíclica dedicada al medio ambiente llamada "Laudato Si, Sobre el Cuidado de la Casa Común". El Santo Padre tiene que mover las viejas estructuras eclesiales –hacer lío en México- para que puedan avanzar en sus propósitos de salvar “la casa común”, abandonar el silencio e iniciar una nueva era de esperanza por la vida.

Los ruegos de los cancunenses y la indignación de miles de mexicanos debieran ser atendidos por todos aquellos que se interesan por el destino del planeta. A propósito, la Encíclica papal inicia sus primeras líneas con una referencia a Francisco de Asís:

1. Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba ». 1 2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura. 1 Cántico de las criaturas: Fonti Francescane (FF) 263. 1.  


Ahora que empezamos a conocer cómo piensa el Papa ¿No resulta una bofetada de las grandes corporaciones de desarrolladores el acto de ecocidio en Tajamar? ¿No es un acto de soberbia y una abierta provocación a la presencia del Vaticano en nuestro país? La del Papa, ¿Una voz que clama en el desierto?                                                                   ,             

La presencia del Papa en el vecino estado de Chiapas es una oportunidad para reflexionar profundamente sobre la destrucción de la naturaleza en México y junto a las voces de los ambientalistas sumemos nuestro reclamo y nuestra esperanza por un mundo mejor para todos los seres vivos que habitamos el planeta y a la vez, demandemos el castigo de empresas extranjeras como la italiana BI&DI responsable de este atentado a la vida.  

Los maestros y estudiantes no podemos seguir indiferentes desde nuestra cátedra, desde el confort de los pupitres que nos inmoviliza y hace inútil nuestro conocimiento y nuestro trabajo. Desde nuestro discurso de protección del medio ambiente, es necesario elevar nuestra protesta desde las aulas, en las academias y en la calle.

O tal vez como lo señala Leonardo Boff en su artículo de este fin de semana:
“…ayudar a enfrentarse a la nueva era del antropoceno (el ser humano como un meteoro rasante amenazador) y la sexta extinción masiva que ya está en curso desde hace mucho tiempo y se acelera cada vez más”. Leonardo Boff. (30 enero 2016).

hernandez_luis21@yahoo.com.mx

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