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domingo, 3 de enero de 2016

Evaluación docente ni objetiva, ni justiciera José Luis Coronado Alvarado


Desde los escritorios de la SEP, donde un tal Aurelio Nuño, se enseñorea contra los educadores de nuestro país, mismos que siguen representando un obstáculo serio para las pretensiones economicistas de los organismos financieros internacionales y nacionales coludidos con el Gobierno de Peña, empeñados en atentar contra la educación publica de la nación  a través de esa permanente campaña de desprestigio contra los educadores mexicanos.
Y la punta de lanza de ese fracaso que tiene estancada la reforma” más importante” de Peña lo sigue siendo la evaluación, punitiva que ya demostró su falta de objetividad, su perversidad e inoperancia y por lo mismo es una tendencia hacia el absurdo, simplemente injusta.
Y como ya hemos venido dando cuenta en este espacio, los que si le entienden al aspecto educativo, los investigadores serios y objetivos y los propios educadores han venido reclamando la reorientación de la brújula educativa para no nos alcance un futuro de fatales consecuencias, de seguir el Ejecutivo Federal empeñado en llevar adelante medidas que ya han demostrado su fracaso.
Sin duda el horno no esta para bollos y la situación de este año se torna mas complicada aun, por lo que el Gobierno de la República y sus corifeos en los estados debieran mostrar sensatez en las medidas que impulsen y una manera de liberar presión social para que no estalle la olla express del descontento, es por lo menos la revisión seria, objetiva y sin medias tintas del escenario educativo, dado que son muchos los retos que enfrente se tienen y sin duda si son tomados en cuenta la mayoría del los actores que inciden en la tarea educativa mas ligera será la carga y se podrán tomar mejores decisiones, al menos eso es lo que creemos.
Por ello plantea Lucía Rivera Ferreiro, académica de La Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Ajusco,  que la evaluación educativa, como actividad práctica que afecta a grupos y personas involucradas en los procesos de este tipo, trasciende la dimensión meramente técnica y adquiere su verdadero valor cuando se conduce bajo principios éticos claros, por lo que los términos objetividad y justicia no son sinónimos  y confundirlos conlleva el riesgo de simplificar las decisiones y eximir de responsabilidades a quienes evalúan, quienes, pueden plantear  una prueba técnicamente impecable pero muy injusta.
La implementación de la evaluación educativa ha incurrido en este error,  por el propio INEE, dado que en el Programa de mediano plazo para la evaluación del Servicio Profesional Docente 2015-2020 dice que son cinco los principios que orientan su actuación: la mejora escolar, la equidad, el reconocimiento y atención a la diversidad, la participación y la evaluación justa.
Sobre esta última señala que busca respetar “en todo momento, los derechos de las personas, lo que se logrará en la medida en que las evaluaciones sean técnicamente sólidas, imparciales, objetivas, transparentes y pertinentes, situaciones que a la fecha no han ocurrido
Los responsables de la evaluación docente han faltado a todos los principios que dicen defender pues la lista de yerros cada día es más larga con lo cual se borra cualquier vestigio de justicia que se quiera respetar .y lo único que han  generado es gastos excesivos en publicidad para denostar,, promesas que no se cumplen, fechas de aplicación que se han prorrogado hasta en cinco ocasiones, militarización de las acciones, atentados contra la integridad física de los educadores, con el uso irracional de la fuerza publica, borrando de un plumazo cualquier vestigio de justicia, dejando en claro esa frase lapidaria de la prestigiada académica de la UPN: “La evaluación docente, irremediablemente injusta”
 Pero aun campean el territorio nacional, voces sensatas de la investigación educativa que invitan al gobierno de Peña y a su ñoño secretario de educación a reorientar el camino, para no caer en lo que expone Carlos Brown Solà, maestro   en Economía por El Colegio de México, sobre que México lleva 30 años transformando su marco de políticas económicas para poner en el centro del modelo al comercio exterior y a la recepción de inversión extranjera directa, el desempeño económico del país ha sido por demás “mediocre”.
 Y con ello se reafirma el sentido de que la economía  es importante, pero, por si sola no resuelve los problemas de la sociedad y la búsqueda de la justicia social no tiene que ver solo con el plato de lentejas, sino con la manera de distribuirlo justamente.
Ciertamente necesitamos incrementar la producción y de ahí pasar a darle sentido social a la nación eliminando la ley del garrote que ha venido profundizando el gobierno peñista contra los educadores pues seguimos defendiendo la tesis de que la educación debe seguir siendo un medio que sirva de palanca a la movilidad social ¿Usted que opina! ¡Hasta la próxima!




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