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sábado, 16 de noviembre de 2013

Nuevo Sindicalismo en el SNTE ¿Para qué? Luis Hernández Montalvo


Nuevo Sindicalismo en el SNTE ¿Para qué?

Luis Hernández Montalvo

A la distancia de 24 años; profesores de diversos niveles educativos y de por lo menos 20 entidades federativas, después de haber fundado el denominado  Movimiento Democrático Nuevo Sindicalismo del SNTE, el 9 de diciembre de 1989, han decidido reencontrarse para hacer un balance de sus experiencias sindicales, de sus aciertos y de los aprendizajes de sus errores.

Hay cierta similitud entre una fecha y otra. Hace 24 años; había caído uno de los cacicazgos más estructurados que surgió de un golpe del gobierno del entonces presidente de la República Luis Echeverría Álvarez en contra del líder Jesús Robles Martínez.

 Así llegó Carlos Jonguitud Barrios al poder central del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; el 22 de septiembre de 1972, el pistolerismo sindical inauguraba el liderazgo vitalicio de un poder personal y faccioso a través de la creación del grupo Vanguardia Revolucionaria del SNTE, alentado en un imaginario ideológico a través del Movimiento 22 de septiembre. Durante los siguientes 17 años, el grupo “Vanguardia” suplantó los órganos de representación sindical, creando una ideología y un himno que marcaron la ruptura de la unidad interna y despojaron al Sindicato de su carácter de organización plural, de frente amplio.

 Será otro golpe político, quien lo destituya para dar paso al cacicazgo –también- casi vitalicio de la señora Elba Esther Gordillo Morales; quien asumió la Secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional en los últimos días de 1989;  y apenas unos meses después, en el marco del 2º. Congreso Nacional Extraordinario, buscaba ya, su primer reelección al cargo con el apoyo de los delegados más incondicionales y sus aliados asistentes;  cargo que dejó después de su encarcelamiento, en febrero del presente año, mediante la intervención del Ejecutivo Federal, para instaurar una nueva dirección sindical, sin el menor respeto por la legalidad interna y como en las anteriores ocasiones, los grandes electores, lo han sido los operadores políticos de Secretaría de Gobernación y no los trabajadores.

La destitución de la Presidente del CEN del SNTE también tiene muchos puntos convergentes con la destitución de Jonguitud Barrios en 1989. En aquellos días, el gobierno de Carlos Salinas se preparaba para desencadenar una reforma educativa que no llegó a tener el aliento suficiente para “modernizar la educación pública”. La descentralización educativa mediante un discurso pretendidamente federalista, tampoco avanzó de manera importante, las políticas siguieron centralizadas, los presupuestos siguieron siendo federales y en más de dos décadas, se creó una enorme burocracia en las entidades federativas, tan enorme como su ineficacia y tan grande como sus mecanismos de corrupción en el desvío de los presupuestos que siempre fueron insuficientes para justificar plantillas de comisionados en los congresos locales, ayuntamientos y secretarias de estado; pasando por los Institutos electorales locales.

En este periodo de ya una larga duración de más de dos décadas, se han ensayado sin avances significativos los intentos por mejorar nuestro sistema educativo, se ha tenido que buscar la revisión a fondo de su estructura y de los métodos que lo sustentan y a diferencia de 1972, ahora el discurso federalista apunta a una recuperación del modelo centralista, fundamentalmente, en lo que se refiere al presupuesto para el pago de los salarios del magisterio federal.

Ahora bien; el encarcelamiento de la señora Elba Esther Gordillo ha provocado un marcado proceso de descomposición sindical; al grado que, los nuevos líderes postizos del SNTE, vienen apoyando acríticamente las reformas que seguramente afectarán sensiblemente las relaciones laborales y la vigencia del sindicato como representante de los intereses comunes de los trabajadores. La élite del SNTE, se disputa el control del Partido Nueva Alianza; que se construyó con el poder acumulado por la presidente del sindicato; que sin medir la violación a nuestras leyes electorales, logró el registro de un partido-sindicato o de un sindicato que evolucionó a partido político, abandonando la legalidad interna, la voluntad de los trabajadores y la vida sindical en las delegaciones y secciones sindicales.

No ha transcurrido el año y la hija y también senadora de la Repúblicas Mónica Arreola, ha sido destituida del Partido Nueva Alianza, acusada de apoyar a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE. Las ambiciones entre los miembros de la cúpula sindical y partidaria hacen evidente la descomposición y la degradación de los restos del sindicalismo corporativo y por otra parte, el movimiento sindical liderado por la CNTE, está entrando en un callejón sin salida, en un movimiento que en algunos momentos muestra rasgos de agotamiento ante la ausencia de un proyecto sindical de largo aliento que convoque a los trabajadores a construir un nuevo sindicalismo para la nueva realidad.

Es en este punto en que debemos detenernos para construir la nuevas relaciones laborales y sindicales, es aquí donde debemos revisar nuestra visión del sindicato y de las prácticas sindicales nuevas, entender que el sindicato se localiza en cada uno de los trabajadores en su complejidad y diversidad; en cada aula y en cada centro de trabajo y por lo tanto, el salto conceptual es como entendemos al sindicato, y no permanecer anclados en los viejos moldes del sindicalismo corporativos o en los nuevos que intentan imponer los burócratas del Estado, en donde advierten que el mejor modelo sindical es el sindicalismo automático, el sindicalismo que transita del sindicalismo corporativo al sindicalismo blanco; es probable que estemos ante la necesidad de darle el poder a los trabajadores que busquen las respuestas a los problemas en cada escuela, en cada una de las instancias donde deben actuar como los Consejos Técnicos Escolares y en la construcción de una nueva cultura sindical, educativa y pedagógica de la nueva escuela y la nueva educación pública.

El nuevo sindicalismo no debe ser un modelo sino un movimiento que diseñe y rediseñe la vida social de los trabajadores en cada uno de los espacios donde se desarrollan los trabajadores; que revise tanto lo que se refiere a las vieja tradición sindical der finales del siglo XIX y principios del siglo XX como lo que refiere a la construcción de un nuevo sindicalismo para los trabajadores y no para las costras burocráticas que frente al Estado, ya se vio, son muy frágiles cuando intentan ser los únicos interlocutores con el gobierno en turno.

No podemos construir un nuevo sindicalismo si no vamos a los orígenes, si no nos proponemos cambiar los paradigmas del sindicalismo –caras de una misma moneda- del sindicalismo corporativo paralizado, del sindicalismo sin capacidad de reacción y del sindicalismo que se pierde en el inmediatismo, en el movimiento sin fin; ambos sindicalismos, tratando de defender viejos privilegios burocráticos que se pierden en los pliegues de la corrupción más descarnada y que finalmente, dejan a los trabajadores abandonados a su suerte y a los caprichos de los gobiernos en  turno.        

Hay muchos cuestionamientos hacia los maestros y trabajadores que se proclaman por un nuevo sindicalismo para el SNTE, y por eso, estaremos pendientes del desarrollo de sus trabajos, de sus reflexiones y sobre todo de su proyecto sindical para el nuevo siglo. (16- 11- 2013)

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