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miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿Podemos fundar un mundo distinto? Adán Morgan


¿Podemos fundar un mundo distinto? ¿Es posible establecer nuevas relaciones que promuevan la ayuda mutua, la solidaridad, la hospitalidad? ¿Es posible romper con los vicios humanos que han provocado guerra, caos, destrucción? 



Hace uno días escuche las palabras de Gustavo Esteba quien de manera puntual planteaba que esos cambios son posibles, siempre y cuando podamos iniciar con nosotros mismos, desde nuestros pequeños espacios, con nuestros actos, con cada acto de humanidad que rompa con las relaciones asimétricas en un mundo de desigualdades. Gustavo apuntaba que es necesario “rescatar las incontables pequeñas acciones que la gente común hace, eso es lo único que puede generar los grandes cambios”, por muy pequeñas que parezcan nuestras acciones hacen tambalear cualquier sistema, hacen tambalear a quienes sólo se dejan llevar por los intereses mezquinos que produce el dinero, el poder y cuanto vicio hemos inventado sobre nuestra humanidad.



Es posible que estas pequeñas acciones parezcan invisibles, que se esfumen tan pronto como lleguen, lo cierto es, que cada acción funda, posibilita otros modos, deja la espinita para su continuidad, y es que, el cambio no es inmediato, más bien se trata de una sucesión infinita de presentes que rompen con lo que se establece como normalidad, lo invisible se hace visible cuando incomoda a quienes viven del poder, de la destrucción, del robo, de la humillación.



Resistir es una forma de contraponerse al sistema de miseria impuesta sobre nuestra humanidad, pero será mejor nuestra resistencia si la acompañamos de imaginación. La imaginación nos permite buscar alternativas, accionar otras formas de relación, decidir sobre aquello que nos afecta, que nos daña, que lastima, que genera desigualdad, injusticia. Voltear a ver a otro lado, hacer como que si no importara, o utilizar expresiones como “a mi no me afecta”, es como cerrar lo ojos, es aunque no lo creamos una forma de suicidar nuestra humanidad.



Cualquiera que sea tu idea, cualquiera que sea tu condición social, profesional, étnica o cultural no puedes cruzarte de brazos y hacer como si nada pasará, no puedes ignorar a quién extiende las manos en las esquinas, a los niños que piden dinero en las calles, a quiénes están destinados a dormir en los corredores de los parques, a los millones de personas que mueren de hambre, a las injusticias que viven millones de seres humanos por ser extranjeros, a millones de huérfanos de guerra, a miles y miles de mujeres y hombres que en estos momentos que tu lees éste escrito están siendo asesinados por el narcotráfico.


Por eso, creo que éste presente es un regalo, porque es lo único que nos toca para luchar, porque la lucha hoy más que nunca tiene sentido, porque por encima de todo poder, imposición, discriminación está nuestra dignidad.
Morgan 2015

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